~CAPITULO 47~

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Fue como caerme un balde de agua fría, de esos que me dijieron que me despierte y deje de negar lo inevitable. Fue estallar en mil pedacitos y de la manera más cruel. Depertar de ese precioso Edén que me cree sin importarme pensar que podía caer y sería un fuerte golpe. Y lo sentí todo en unos miserables segundos.

Porque en ese exacto momento, confirme que yo, Kayla, estaba profundamente... enamorada de Samuel Johnson. Y él me decepcionó sin importarle mi sentir.

Se besaba con Maia y sabía que paso darían luego, el verlo sin camiseta y como lo tocaba esa nauseabunda mujer sólo me provocó romperle la madre.

Las lágrimas bajan y con ellas el dolor que tengo, notan mi presencia y él se separa rápidamente anonadado.

— Kayli...

— Dime cual será tu excusa.— Le interrumpo y me acerco más a ellos cruzando mis brazos.

— Te puedo explicar, Kayli. Maia vete—le ordena a la canalla que tiene al lado y antes de irse le susurra—. Juro que te arrepentirás.

No dice nada y se va, sé que ella era la que lo buscaba simplemente porque lo predijo una vez en la oficina pero el maldito estupido cayó en su red.

— Siéntate, necesito explicarte.— Trata de tomar mi brazo pero me aparto rápido.

— Estoy bien así, ahora habla. ¿Qué mentira me dirás?

— No ha pasado nada con ella, sólo lo que viste. Vine a cambiarme porque debo salir a un junta y no se como obtuvo mi tarjeta que pudo entrar. Llegó y comenzó a decir estupidas declaraciones, como quise que se largase se lanzó a mí para besarme. Y no quise, te juro, que no quise seguirle el beso, sólo que mi cerebro creo que te imagino a ti...

Claro, que bien que me recuerda. Linda forma.

— Fue suficiente, me diste tu explicación y no la creo. Puedo soportar lo que sea pero esto es demasiado y me juré jamás perdonar una infidelidad.

— Kayli, no espera, no puedes creerle a ella y no a mí. Se interpretó todo mal. Kayli...— Se quiere acercar pero yo retrocedo.

—¡No me llames así!—chillo—¡¿Qué se interpretó mal las cosas?!— Saco las fotos de mi mochila y se las tiro a su pecho—¿Desde hace cuánto me engañas?

— Esto está truchado—dice mientras las mira con su seño fruncido—. Son fotos que se interpretan mal y tienen su explicación cada una de ellas.

— No me interesa.— Respiro y suspiro mientras giro y camino a la ventana.

La infidelidad no se puede justificar con nada del mundo y yo no seré una cornuda consciente. Ya he tenido demasiado humillaciones en mi vida.

— Quiero el divorcio— Me giro a él y lo miro muy decidida—. Esto acaba aquí.

—¡¿En serio le creerás a esa imbécil?!

— Creo en los que mis ojos me dicen. Esta todo más que obvio.

— No puede ser... en serio no puedo.— Pasa sus manos desordenando su cabello.

— Pues créelo, lo digo muy en serio. No seré una cornuda consciente.

—¡Me parece increíble que no me creas ni tan sólo una pizca!

— Creo que es obvio el por qué— Me acerco un poco mirandolo—. Mañana empezaré con el divorcio y podrás hacer tu vida como quieras...

— No entiendes que lo que quiero es estar contigo y...

— No, pues déjame decirte que se nota mucho—digo sarcástica.

—¡Joder! ¡¿Cómo siquiera puedes no darme el beneficio de la duda?!

—¡Porque no me creo tu excusa y tal vez, sí, ella armo todo esto pero tú caíste como un gran imbécil!— Se queda callado y eso me lo confirma.

Suspiro y tomo mi mochila para irme.

—¡Carajos!—grita provocando que me asuste y luego me mira— Te creía más inteligente y que tenías algo de confianza en mí.

— Tú me hiciste perderla— Bajo la mirada y parpadeo para que no se me nuble mi vista por las lágrimas retenidas en mis ojos—. Gracias por brindarme cosas hermosas y haber hecho que perdiera mi miedo.

Lo miro por última vez y salgo lo más rápido de ahí. Al subir al ascensor cedo a mi llanto que estaba atorado en mi garganta.

Lloro porque ya sé que pueden humillarme y dañarme como se les de en gana, lloro porque estúpidamente me enamoré de ese hombre y soñé con tener una familia a su lado y lloro porque nunca estaré en paz como desearía tenerla para toda la vida.

Se abren las puertas y salgo con la mirada baja.

Camino para encontrar un taxi y suena mi móvil apareciendo el nombre de mi mejor amiga en pantalla. No quiero contestar pero es muy insistente, así que tomo su llamado.

— Hola, amiga.— Trato de aparentar estar bien, le contaré cuando llegue.

— Kay...— Se escucha que solloza.

— Sabri, ¿qué sucede?— Sólo escucho llantos y sollozos—¡¿Sabrina dime que pasa?!

— Kay...— Absorbe su nariz—¿dónde estás?

— Luego te digo, ahora respóndeme —le digo alterada.

— Ella se fue...— Solloza y luego suspira—Kay, mamá... murió.

¿Qué mierda dijo?

—¿Qué?

Debo apoyarme en la pared que tengo a mi lado, el llanto me invade y ya no me importa que la gente me mire.

— Necesito que vengas, Kay.— Ni me acordé que sigo en llamada.

— Voy para allá.

Camino como zombi, como si camimara en nubes.

Esto no puede estar pasándome a mí. Ella no pudo haberse ido, ella no estaba tan mal y además mañana tenía cita. Debe haber un error, sí, debe ser eso.

El taxi me deja en donde esta el jet y subo en el. Luego de unas horas llego a New York. Tomo el primer taxi que me pidió el señor Brahim y le indico la casa de mi madre.

Llego y le pago al taxista todavía en un trance, me encamino a su casa y al entrar me confirma que no hay ningún error.

Mi tía y Sabrina están abrazadas en el sillón. Me ven y corren las dos a mí para abrazarnos y llorar como unas magdalenas.







Holisss
¿Se lo esperaban?
El final esta a solo pasos.
Gracias por votar y darme su apoyo.
Besotes💕

Contrato de la Felicidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora