Fue como caerme un balde de agua fría, de esos que me dijieron que me despierte y deje de negar lo inevitable. Fue estallar en mil pedacitos y de la manera más cruel. Depertar de ese precioso Edén que me cree sin importarme pensar que podía caer y sería un fuerte golpe. Y lo sentí todo en unos miserables segundos.
Porque en ese exacto momento, confirme que yo, Kayla, estaba profundamente... enamorada de Samuel Johnson. Y él me decepcionó sin importarle mi sentir.
Se besaba con Maia y sabía que paso darían luego, el verlo sin camiseta y como lo tocaba esa nauseabunda mujer sólo me provocó romperle la madre.
Las lágrimas bajan y con ellas el dolor que tengo, notan mi presencia y él se separa rápidamente anonadado.
— Kayli...
— Dime cual será tu excusa.— Le interrumpo y me acerco más a ellos cruzando mis brazos.
— Te puedo explicar, Kayli. Maia vete—le ordena a la canalla que tiene al lado y antes de irse le susurra—. Juro que te arrepentirás.
No dice nada y se va, sé que ella era la que lo buscaba simplemente porque lo predijo una vez en la oficina pero el maldito estupido cayó en su red.
— Siéntate, necesito explicarte.— Trata de tomar mi brazo pero me aparto rápido.
— Estoy bien así, ahora habla. ¿Qué mentira me dirás?
— No ha pasado nada con ella, sólo lo que viste. Vine a cambiarme porque debo salir a un junta y no se como obtuvo mi tarjeta que pudo entrar. Llegó y comenzó a decir estupidas declaraciones, como quise que se largase se lanzó a mí para besarme. Y no quise, te juro, que no quise seguirle el beso, sólo que mi cerebro creo que te imagino a ti...
Claro, que bien que me recuerda. Linda forma.
— Fue suficiente, me diste tu explicación y no la creo. Puedo soportar lo que sea pero esto es demasiado y me juré jamás perdonar una infidelidad.
— Kayli, no espera, no puedes creerle a ella y no a mí. Se interpretó todo mal. Kayli...— Se quiere acercar pero yo retrocedo.
—¡No me llames así!—chillo—¡¿Qué se interpretó mal las cosas?!— Saco las fotos de mi mochila y se las tiro a su pecho—¿Desde hace cuánto me engañas?
— Esto está truchado—dice mientras las mira con su seño fruncido—. Son fotos que se interpretan mal y tienen su explicación cada una de ellas.
— No me interesa.— Respiro y suspiro mientras giro y camino a la ventana.
La infidelidad no se puede justificar con nada del mundo y yo no seré una cornuda consciente. Ya he tenido demasiado humillaciones en mi vida.
— Quiero el divorcio— Me giro a él y lo miro muy decidida—. Esto acaba aquí.
—¡¿En serio le creerás a esa imbécil?!
— Creo en los que mis ojos me dicen. Esta todo más que obvio.
— No puede ser... en serio no puedo.— Pasa sus manos desordenando su cabello.
— Pues créelo, lo digo muy en serio. No seré una cornuda consciente.
—¡Me parece increíble que no me creas ni tan sólo una pizca!
— Creo que es obvio el por qué— Me acerco un poco mirandolo—. Mañana empezaré con el divorcio y podrás hacer tu vida como quieras...
— No entiendes que lo que quiero es estar contigo y...
— No, pues déjame decirte que se nota mucho—digo sarcástica.
—¡Joder! ¡¿Cómo siquiera puedes no darme el beneficio de la duda?!
—¡Porque no me creo tu excusa y tal vez, sí, ella armo todo esto pero tú caíste como un gran imbécil!— Se queda callado y eso me lo confirma.
Suspiro y tomo mi mochila para irme.
—¡Carajos!—grita provocando que me asuste y luego me mira— Te creía más inteligente y que tenías algo de confianza en mí.
— Tú me hiciste perderla— Bajo la mirada y parpadeo para que no se me nuble mi vista por las lágrimas retenidas en mis ojos—. Gracias por brindarme cosas hermosas y haber hecho que perdiera mi miedo.
Lo miro por última vez y salgo lo más rápido de ahí. Al subir al ascensor cedo a mi llanto que estaba atorado en mi garganta.
Lloro porque ya sé que pueden humillarme y dañarme como se les de en gana, lloro porque estúpidamente me enamoré de ese hombre y soñé con tener una familia a su lado y lloro porque nunca estaré en paz como desearía tenerla para toda la vida.
Se abren las puertas y salgo con la mirada baja.
Camino para encontrar un taxi y suena mi móvil apareciendo el nombre de mi mejor amiga en pantalla. No quiero contestar pero es muy insistente, así que tomo su llamado.
— Hola, amiga.— Trato de aparentar estar bien, le contaré cuando llegue.
— Kay...— Se escucha que solloza.
— Sabri, ¿qué sucede?— Sólo escucho llantos y sollozos—¡¿Sabrina dime que pasa?!
— Kay...— Absorbe su nariz—¿dónde estás?
— Luego te digo, ahora respóndeme —le digo alterada.
— Ella se fue...— Solloza y luego suspira—Kay, mamá... murió.
¿Qué mierda dijo?
—¿Qué?
Debo apoyarme en la pared que tengo a mi lado, el llanto me invade y ya no me importa que la gente me mire.
— Necesito que vengas, Kay.— Ni me acordé que sigo en llamada.
— Voy para allá.
Camino como zombi, como si camimara en nubes.
Esto no puede estar pasándome a mí. Ella no pudo haberse ido, ella no estaba tan mal y además mañana tenía cita. Debe haber un error, sí, debe ser eso.
El taxi me deja en donde esta el jet y subo en el. Luego de unas horas llego a New York. Tomo el primer taxi que me pidió el señor Brahim y le indico la casa de mi madre.
Llego y le pago al taxista todavía en un trance, me encamino a su casa y al entrar me confirma que no hay ningún error.
Mi tía y Sabrina están abrazadas en el sillón. Me ven y corren las dos a mí para abrazarnos y llorar como unas magdalenas.
Holisss
¿Se lo esperaban?
El final esta a solo pasos.
Gracias por votar y darme su apoyo.
Besotes💕
ESTÁS LEYENDO
Contrato de la Felicidad ©
ChickLitSamuel Johnson: Frio, calculador, serio, decidido. Consigue todo lo que quiere, si hace falta destruir algo o alguien no tiene miedo, misterioso con un corazón roto pero con un alma "casi" indomable. Kayla Anderson: Fuerte con temperamento, timida...