Siento un peso sobre mí y al estar boca abajo no me deja respirar bien. Abro los ojos pero la luz me encandila y debo cerrarlos nuevamente hasta que me acostumbro. Trato de darme vuelta pero Sam esta encima mío abrazandome, aunque me encantaría seguir así, se nos hará tarde.
—¿Sam?—lo hablo pero no se inmuta—. Sam, levántate, se nos hará tarde.
Lo muevo un poco para tratar de que se despierte.
— Ya me levanto—dice perezosamente.
Se levanta de la cama y al fin mis pulmones se lo agradecen.
Él se mete en el baño a bañarse, miro la hora en mi móvil y marcan las 7.00am. Me coloco una camisa blanca y una falta de tuvo azul rey con unos tacones negros. Sam sale a cambiarse y yo entro al baño para hacer mis necesidades, lavar mi rostro y dientes, y maquillarme básico.
Bajo y empiezo a preparar el desayuno.
—¿Te ayudo en algo?—pregunta él llegando a mi lado.
— No gracias, ve a sentarte.
Le dejo la taza con café enfrente suyo y yo tomo mi taza con las tostadas para sentarme también y desayunar.
Caminamos al ascensor, subimos y apreto el botón para bajar. Cuando pensaba ponerme en una esquina, Sam tira de mi brazo y me deja aprisionada entre él y la pared del elevador.
Sus labios colisionan con los míos y se mueven a un ritmo desenfrenado, su dulce lengua pide permiso y se lo concedo, así hay una guerra entre ellas. Sus manos que las tenía en mis caderas bajan a mis glúteos dándoles un apretón, gimo en su boca atrayendolo más a mí por su cuello, se apreta más a mí sintiendo su reciente erección, sentirlo hace que saque un jadeo, pero su mano izquierda va mi cuello apretandolo.
Me asusto y lo empujo.
— Sam, no hagas eso.— Reprendo.
Me mira desconcertado y luego parece entender.
Era un acto que Oliver hacía en mí para hacerme daño.
— Lo siento, cariño— Se acerca de nuevo a mí los pasos que lo aleje—. No te asustes, no te haré daño.
— Lo sé y lo siento—digo apenada.
— Te he dicho que no te disculpes, entiendo que no puedas evitarlo.— Me toma de mis mejillas y da suaves caricias en ellas.
Lo acerco a mí y uno nuestros labios.
___☆☆☆___
Llegamos a la empresa, Sam baja y me ayuda a mí. Nos adentramos, saludo a Sheila, la chica de recepción. Las puertas se abren del elevador mostrando a una Alice adormilada. La saludamos y cada uno toma su rumbo.
Me levanto para llevarle unos archivos a Sam que debe firmar, golpeo pero no recibo respuesta, abro y no hay nadie, así que decido acercarme a su escritorio y dejarlos sobre el.
— Te ves bien detrás del escritorio— comenta Sam cerrando la puerta y haciendo que me asuste.
— Gracias...
— Pero te verías mejor encima de el— comenta con picardía.
—¿Tú crees?—pregunto de la misma manera.
Estrecha los pasos que quedan y me toma de la cintura haciéndome caminar para atrás hasta topar con el escritorio. Al ser tan alto debo levantar mi cabeza para mirarlo.
— Tenlo por seguro, cariño—responde a mi pregunta susurrandome en mi oído.
Lame el lóbulo de mi oreja y muerde tirando de ella, mi corazón bombea con rapidez y mi entrepierna comienza a palpitar.
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Contrato de la Felicidad ©
Literatura FemininaSamuel Johnson: Frio, calculador, serio, decidido. Consigue todo lo que quiere, si hace falta destruir algo o alguien no tiene miedo, misterioso con un corazón roto pero con un alma "casi" indomable. Kayla Anderson: Fuerte con temperamento, timida...