Capitulo 34

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He vuelto, perdon por la ausencia u.u 

Espero que les guste el capitulo ;3 porfavor perdonen las faltas de ortografía!!

Saludos XD

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Apoyé mi mentón sobre mis rodillas mientras estudiaba a un Dian completamente tranquilo apoyado contra el respaldo de la cama. Estaba demasiado callado, y aunque verlo desnudo a excepción de las sábanas que lo cubrían hasta sus caderas era algo ridículamente bueno para la vista el silencio en él no solía ser algo bueno.

-¿Sigues molesto?-Pregunté.

Él suspiró antes de mirarme. Estaba a su lado, sólo vestida con su camiseta y mis bragas y no sabía si esa vista tuvo o no algo que ver con su segundo suspiro.

-Sigues molesto-Afirmé.

-No lo estoy-Corrigió-, ese es el problema.

Fruncí mi ceño.

-No te entiendo.

Cerró los ojos un largo minuto antes de volver a abrirlos y estirarse hasta tomar una de mis manos y tirar de mí hasta que estuve sentada a horcajadas sobre sus caderas. Descansé mis manos en sus hombros mientras que las suyas se detuvieron sobre mis muslos.

-Me dejaste-Recordó.

Sus ojos no se habían alejado de los míos en ningún momento y habría sido totalmente imposible para mí desviar la mirada lejos, no cuando me estaba mirando con esa intensidad.

-Lo lamento-Murmuré.

-¿Por qué me dejaste?

-Ya lo expliqué decenas de veces, Dian-Me quejé.

-Siara-Pidió.

Lo miré un pequeño segundo antes de suspirar. Bien, y aquí la conversación que no habíamos podido terminar hace veinte años; no era realmente complicado para mí, pero la gran pregunta era como lograba que Dian me creyera.

-No estoy enojada contigo-Informé.

-Siara...

-Arrancaste las alas de Adriel-Interrumpí-. Y todo este tiempo pensaste que me convertí en humana porque no podía soportar verte debido a ello.

Él guardó silencio y tomó todo de mí para no suspirar derrotada. Dian era fuerte, valiente y arrogante, por desgracia también tenía una alarmante facilidad para sentirse culpable.

-Rompió las reglas, Dian-Le recordé-, no había nada que tú ni nadie pudiera hacer al respecto, especialmente porque él ni siquiera se arrepentía.

-Era tu hermano, Siara-Señaló.

-Algo que él debería haber recordado. Como bien señalaste, Adriel dejó de ser el mismo que conocíamos.

-Ojos dulces...

-Se enamoró de una humana-Corté-. De una humana condenada a ser un alma perdida, pero él no fue el único en pagar las consecuencias; amaba a mi hermano, hasta el extremo de poder dar mi vida por él, pero eso no significa que vaya a justificar sus errores, mucho menos si es esos errores nos destrozaron tanto.

Él negó con la cabeza.

-¿Cómo es que eres tú quien trata de convencerme y no al revés?

-Porque soy una novia genial.

Dian me estudió un largo momento y varias veces pareció como si quisiera decirme algo, pero optó por callar y atraerme hasta que su frente estuvo apoyada contra la mía.

La Sombra del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora