Capitulo 15

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Hormonas.

Las hormonas no son lindas.

Las hormonas logran que tu cabeza y el resto de tu cuerpo se vuelvan un charco de líquido difícil de identificar pero humeante.

Yo en este momento estaba haciendo todo lo posible para no convertirme en un estúpido charco inútil.

Explicación.

Lo que necesitaba era una explicación.

Una explicación serviría.

Una explicación me alejaría de Dian en este momento.

Necesitaba alejarme de Dian.

-¿Por qué no me lo dices?-Pregunté en voz baja.

Dian lamió sus labios y pude ver la lucha en sus ojos.

-Dian...

-Silencio-Ordenó.

-Pero yo...

-Por lo que más quieras, por favor, sólo guarda silencio.

-¿Por qué diantres me...?

Una de las manos de Dian dejó su lugar en el mueble y se apoyó en mi mejilla, con su pulgar sobre mis labios para evitar que siguiera hablando.

Fruncí mi ceño. A mí era a la que estaban callando, ¿por qué era él quien lucía torturado?

Tomé una respiración profunda y envolví una de mis manos en la muñeca de la mano que tenía en mi rostro.

-¿Qué está ocurriendo?-Pregunté.

-No quieres saberlo, ojos dulces-Susurró-, créeme que no quieres.

-Tú no sabes eso-Murmuré.

-Sí, lo sé-Contradijo con una convicción que me puso los pelos de punta.

-¿Por qué crees que me conoces tan bien?-Pregunté sin terminar de convencerme.

-Porque lo sé, Siara, te conozco mejor de lo que tú misma crees.

Fruncí mi ceño aún más si es que eso era posible y lo estudié por un largo momento. Para mi preocupación, él lucía realmente convencido, el muy arrogante.

Sin embargo, antes de que pudiera abrir mi boca para preguntar de dónde rayos venía tanta confianza escuché el sonido de la puerta. Sencillamente genial. Mis padres habían llegado en el peor momento.

Y, como suponía, cuando volví a mirar a Dian, él ya había desaparecido. Maldito sea.

***

Dian no volvió a casa esa noche y yo apenas pude dormir. A la mañana siguiente lucía tan mal que Mason y Anya no estaban dispuestos a dejarlo pasar.

-No dormí bien-Expliqué luego de que preguntaran varias veces lo que me ocurría.

Mason me dedicó una pequeña mirada, pero agradecí mentalmente que no dijera nada frente a Anya. Ella no me iba a dejar ir tan fácil como él, y de verdad ya no quería mentir más. Ya estaba harta de las mentiras. De las mentiras de Dian, principalmente.

-¿Ocurre algo grave?-Preguntó Anya.

-Nada que deba preocuparte-Suspiré.

Ella me observó como si quisiera decir algo más, pero finalmente guardó silencio.

La verdad, en este momento no tenía las energías suficientes como para intentar reconfortarlos para sentirme menos culpable de lo que me sentía por no poder decirles toda la verdad, pero, honestamente, no creía que ellos realmente fueran a creerme todo lo de los fantasmas, espíritus, ángeles y eso. Si yo no los viera con mis propios ojos, no lo creería...y ellos siempre habían sido algo escépticos.

La Sombra del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora