Podía sentir la fría madera del piso contra mi espalda desnuda, la sensación contrastaba a la perfección con mi cuerpo caliente.
Gemí mientras miraba al culpable de mi situación actual, pero Dian estaba demasiado ocupado mordisqueando y besando su camino por mi abdomen.
No importaba donde sus manos y boca tocaran, dejaban un rastro de piel ardiente a su paso.
No se suponía que estuviéramos haciendo esto en este momento.
-Dian-Jadeé.
-Hum...
-Creo que hay que...parar...ahora.
Él no dijo nada y en cambio su boca llegó a la parte más baja de mi estómago.
-Hablo en serio-Gemí.
Él levantó la mirada y ese par de ojos color plata se fijaron en los míos con un toque de diversión.
-También yo-Murmuró contra mi piel.
Antes de que pudiera decir algo al respecto sus manos acariciaron mis muslos. Tenía mi falda enrollada alrededor de mis caderas y mis piernas estaban siendo colocadas sobre cada uno de sus hombros.
-Dian-Me quejé.
-Silencio, ojos dulces-Ordenó con suavidad antes de llevar su boca hasta la cara interna de mi muslo derecho.
Suspiré y traté de retomar una respiración tranquila, pero pesada y constante parecía ser lo mejor que podía obtener.
-Dian-Repetí.
Lo sentí gruñir y al momento siguiente su pecho desnudo estaba en contra del mío, mis piernas alrededor de sus caderas y su boca sobre la mía.
Sus dientes mordisquearon mis labios y cuando mi boca se abrió su lengua entró. Gemí ante el violento saqueo y mis dedos se enterraron en sus costados.
-¿Ves? Callada es mejor-Susurró cuando se alejó con esa sonrisa arrogante en sus labios.
Le dirigí una mirada molesta por un segundo antes de estirarme hacia él y tomar su labio inferior entre los míos. Dian lo profundizó volviéndolo un beso real y sentí su pelvis presionarse contra la mía.
Sus labios dejaron los míos y se movieron a mi barbilla, a mi cuello, luego a mi clavícula y luego más hacia el sur...justo en ese momento...desperté.
Mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho y una ligera capa de sudor cubría mi cuerpo.
Normalmente no recordaba ninguno de mis sueños, así que este era en realidad el primer sueño erótico que recordaba haber tenido alguna vez.
Que fuera Dian no me sorprendía, pero eso tampoco me hacía sentir mejor.
En este momento realmente agradecía que él no estuviera aquí. Nunca había agradecido tanto su odio a responder a mis preguntas. Esta misma tarde, cuando me había encontrado con el niño fantasma en brazos, sólo me había mirado como si estuviera loca por haberlo hecho, me había quitado al niño de los brazos y luego había desaparecido. No había vuelto a aparecer desde entonces.
Me senté en la cama y emití un pequeño suspiro.
Creo que este enamoramiento platónico estaba llegando a un nuevo nivel. ¿Lo estaba? ¿No? ¿Sí? ¿Por qué estaba pensando tanto al respecto? No es como si todo el mundo lo pensara demasiado, ¿verdad?, sólo un sueño y nada más que eso.
Sí, sólo eso.
***
-¿Por qué estás sonrojada?-Preguntó Mason con el ceño fruncido.
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La Sombra del Ángel
FantasySiara está acostumbrada a los fantasmas, ha sido capaz de verlos desde antes de poder recordar...aún así, ¿qué son esas sombras que la acechan? y ¿qué ocurre con Dian, su ángel de la muerte particular?