Capitulo 12

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Antes de que pudiera emitir algún sonido para preguntar qué rayos había ocurrido sentí el cálido abrazo de Dian envolviéndome.

-No mires-Murmuró con una voz clara que no dejaba espacio a réplica.

-¿Qué ocurre?-Pregunté contra su pecho.

-Hay un accidente en la calle siguiente-Explicó-. Será mejor si no miras ahora.

Tardé un segundo en entender sus palabras.

Una relación simple y resumida sería: accidente implica muertos (muchas veces), muertos implican fantasmas confundidos (siempre), fantasmas confundidos implican una situación sumamente... incómoda para mí.

Sin embargo esa no era una excusa.

-¿No deberías ir?-Pregunté con un poco de dudas.

Él permaneció en silencio y estuve tentada a rodar los ojos.

-Estaré bien-Informé con tanta confianza como podía.

A pesar de eso podía sentir como Dian era reacio a dejarme ir, por lo que coloqué mis manos en su estómago y lo empujé suavemente; no era la fuerza suficiente para alejarlo (en verdad, aunque lo intentara con todas mis fuerzas, dudaba seriamente tener más fuerza bruta que él), por lo que cuando se alejó podía asumir que finalmente había aceptado.

-¿Te quedaras aquí?-Preguntó con preocupación.

Casi me puse a reír.

-¿A dónde se supone que vaya?-Pregunté de regreso.

Honestamente esperaba que él se pusiera a reír o dijera algún comentario inteligente (y sarcástico), pero en lugar de eso me dedicó una mirada extraña antes de tomar mis manos y dirigirme hacia la cama para sentarme sobre ella. Colocó sus palmas calientes en mis hombros y fijó sus ojos penetrantes en los míos.

-No te acerques a la ventana-Dijo, en un tono que no sabía si me lo estaba pidiendo u ordenando.

Pero de todas formas asentí.

Dian me dedicó una último mirada antes de enderezarse y en cuestión de dos segundos ya había desaparecido de la habitación.

Me quedé quieta por algunos largos segundos, mirando el lugar en donde Dian había estado anteriormente, entonces levanté mis piernas para colocarlas sobre la cama y atraje mis rodillas hacia mi pecho.

Había algo sobre mí que no sabía y que Dian sí, y estaba desesperado por mantenerlo de esa manera, ahora la única pregunta era: ¿por qué?

***

-¿Qué demonios estás leyendo?-Preguntó Anya mientras se sentaba junto a mí en la mesa de la cafetería.

Levanté mi mirada por un segundo de la página que estaba leyendo para verla. Honestamente no sabía cómo explicar esto así que sólo me limité a encogerme de hombros.

-Siara, ¿desde cuando lees libros sobre psicología?-Insistió.

-Son interesantes-Mentí en un susurro.

La verdad es que no tenía intención de leer esto en la escuela, pero era el único lugar donde Dian me dejaba más o menos fuera de supervisión, y dado que sentía que él iba a poder ver a través de mí y mi repentino interés sobre todo lo relacionado con la psique humana...bueno, digamos que explicar mi cambio de gustos a mis amigos me parecía menos complicado.

Podía ser un poco idiota cuando se refería a Dian, pero incluso yo sabía que si se daba cuenta de que quería averiguar lo que fuera que me estaba ocultando no limitaría a algo tan sencillo como dejarme estar y ya.

Pude notar como Anya me dedicaba una mirada escéptica, pero agradecí que no preguntara más allá.

También agradecí que estuviera tan acostumbrada a mí y mi estado cuando leía, ya que ella se limitó a comer su almuerzo en silencio mientras yo continuaba con mi lectura. Estábamos en eso cuando Mason llegó con su bandeja.

Él también estaba acostumbrado a mí leyendo, por lo que en lugar de hablarme a mí, se dirigió a Anya.

-¿Por qué está leyendo eso?-Preguntó confundido.

Anya no respondió, pero Mason no hizo más preguntas, por lo que supuse que ella se encogió de hombros. Era su manera tácita de indicarse que no tenían ni idea y que era mejor no preguntar.

Tenía unos buenos mejores amigos. Eso ayudó a aligerar mi mal humor cuando me di cuenta que en realidad toda mi "investigación" no estaba sirviendo de nada. Nuevamente había encontrado causas por las que la gente bloqueaba inconscientemente sus recuerdos y también maneras de revertirlo, pero honestamente no era nada que no hubiera encontrado ya en internet.

Contuve un suspiro y cerré el libro de golpe para dejarlo sobre la mesa. Podía notar las miradas de Mason y Anya como si quisieran interrogarme, pero supongo que no tenía un muy buen semblante, porque ambos evitaron el tema, lo que me llevaba a preguntarme qué tipo de expresión tenía en este momento.

***

De acuerdo, lo admitía: estaba muy cerca de la desesperación.

Esa era la única razón coherente de porque estaría aquí.

Tomé una respiración profunda y luego otra mientras miraba fijamente el edificio frente a mí. Esta biblioteca pública en particular no era mi lugar favorito para visitar. No me malentiendan, no tenía nada que ver sobre la gente que trabajaba allí o con cualquier cosa relacionada con la construcción...era más bien la persona en ese lugar que se negaba a irse.

Pero como ya había dicho: estaba casi tan desesperada como podía. Y prefería hacer esto que preguntarle a Dian (tenía la ligera sensación de que él no me iba a ayudar mucho en eso).

Contuve un gemido y obligué a mis pies a dirigirme al interior. Gracias al cielo el lugar no estaba muy lleno a esta hora del día y la poca gente que había no se preocupó mucho por mi intrusión.

Caminé por los pasillos en silencio e intentando ignorar mis ganas de dar media vuelta y largarme. Tristemente (¿creo?) para mí estaba demasiado preocupada por esto como para ceder ante la tentación.

El lugar que buscaba era, por suerte para mí (supongo), uno de los más alejados y vacíos de la biblioteca.

Bueno, supongo que "vacío" era un concepto subjetivo en este caso.

Era técnicamente una esquina abandonada en el edificio (aunque suponía que esa no era una coincidencia), con estanterías llenas de libros, en mi opinión (y la de mucha gente, al parecer), aburridos cerca, y allí, acomodado en medio, había un viejo diván purpura que definitivamente había visto tiempos mejores.

Y recostado en el diván estaba...

-Ha pasado un tiempo, hübsches mädchen*-Saludó el hombre en el diván sin alejar su mirada del libro entre sus manos.                  [*Niña bonita en alemán]

Logré contener un suspiro y me recordé a mí misma que esto era verdaderamente necesario antes de hablar.

-Hola, Johann.

Y sí, el suspiro se escapó de todas formas.

¿Crees que un psiquiatra es irritante? Imagínate lo que te puede hacer un psiquiatra fantasma con mucho tiempo libre.

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Hola! aqui el nuevo capitulo, espero que les guste ^^ porfavor perdonen las faltas ortograficas, voten, comenten o lo que quieran ;3

Saludos XD


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