Siara
Había faltado a clases.
En el gran esquema de las cosas era algo insignificante, pero para mis padres era algo casi fuera de precedentes, especialmente por no preguntar qué me ocurría más de una vez y tragarse mi primera mentira. Y ya que estaba siendo irresponsable con mis deberes mortales, ¿por qué no hacer lo mismo con los inmortales?
Con ese estúpido hilo de pensamientos es cómo había terminado convenciendo a Dian de pasar el día en la cama haciendo el amor. No me había costado mucho en realidad, él mismo parecía querer olvidarse de la realidad, y el querer hacerme la idiota no implicaba que lo fuera, aunque ahora mismo estuviera volviéndome loca con el ritmo lento y fuerte de sus caderas.
Dian estaba no sólo preparándose para decirme algo, sino que la desesperación con la que estaba moviéndose señalaba que temía que fuera a molestarme con él.
¿Debería concentrarme en eso? Probablemente.
¿Era lo más importante para mí ahora? Ni en un millón de años.
Podía ser irresponsable y estúpido, pero no quería pensar en mi hermano, ni en el desastre que estaba causando, no ahora, no mientras tenía los brazos de Dian rodeándome como si su vida dependiera de ello.
Los sonidos en la habitación empezaron a aumentar y enterré mis uñas en su espalda con tanta fuerza que debía dolerle, pero eso sólo causó que aumentara la velocidad de sus empujes.
Sólo fue cuestión de segundos antes de que mi clímax me rompiera en mil pedazos, arrastrando a Dian conmigo.
Era como si estuviéramos en alguna clase de piloto automático, felices con estar simplemente enredados, desnudos y exhaustos. Y hubiéramos seguido así todo el día si Anya no hubiera llamado avisando que pasaría por casa después de la escuela.
Sólo había estado vestida y presentable alrededor de veinte minutos antes de que el timbre sonara, cuando fui a abrir la puerta con Dian pisándome los talones me encontré con Alden cubriendo los ojos de Anya y Danna con sus manos mientras Mason lucía entre divertido y exasperado.
-Esto es ridículo-Exclamó Danna, sin notar que había abierto la puerta-, ya los he visto desnudos a ambos, no es como si tuvieran algo nue...
-Estoy vestida ahora mismo-Interrumpí.
Danna se calló y usó sus manos para alejar la de Alden de sus ojos, noté como me estudiaba de arriba abajo y conseguía esconder un poco la preocupación de su rostro antes de sonreírme...y preferí concentrarme en ello en lugar de los otros tres que ni siquiera trataron de disimular su angustia.
-Pasen-Pedí mientras daba media vuelta y volvía a la sala de estar.
Y habría dado lo que fuera por no notar la mirada que intercambiaron Dian y Alden, pero estaba demasiado cansada como para encargarme de eso ahora, ya haría eso luego, más tarde, en la noche, cuando a Dian y a mí no nos quedará más opción que hablar sobre el enorme elefante rosa en la habitación.
No miré hacia atrás en ningún momento, pero escuché como la puerta era cerrada y algunos segundos después vi como todos entraban en la sala de estar, y a pesar de que ya me había sentado en uno de los sillones me moví hasta acurrucarme entre las piernas de Dian y apoyarme contra su pecho. Todos fueron lo bastante empáticos como para no mencionar nada al respecto, aunque podía notar como a Anya y Mason les costaba un poco.
-¿Dónde está Sabas?-Preguntó Danna.
-Exiliado-Gruñó Dian-, con algo de suerte se queda así.
Rodé los ojos. Idiota celoso.
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La Sombra del Ángel
ФэнтезиSiara está acostumbrada a los fantasmas, ha sido capaz de verlos desde antes de poder recordar...aún así, ¿qué son esas sombras que la acechan? y ¿qué ocurre con Dian, su ángel de la muerte particular?