Capitulo 35

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Apoyé mi mejilla contra mi puño mientras esperaba pacientemente a que Anya terminara de pensar lo que sea que estuviera pensando.

-No quiero estar aquí-Informó Mason.

Estábamos sentados en una cafetería, ellos dos sentados uno junto al otro y yo frente a ellos. Sabia porque estábamos aquí, por lo que también podía comprender porque Mason no quería estar presente en esta conversación.

Me hubiera gustado añadir que a mí tampoco me apetecía estar aquí, pero no creía que el comentario fuese a ser bien recibido.

-Cállate-Reclamó Anya-, estoy tratando de averiguar qué pregunta hacer primero.

Estuve a punto de rodar los ojos. En el gran esquema de las cosas cualquiera pensaría que ella debería estar siendo carcomida por un montón de preguntas sobre ángeles, almas y demonios, quien sabe, tal vez incluso Dios...en lugar de eso estaba preocupada sobre cómo había sido mi primera vez.

Bueno, técnicamente sobre mi primera vez como humana...Dios, en serio esperaba que no me preguntara también por mi primera vez de verdad.

-Y yo no quiero saber-Recalcó Mason.

-Si te vas va a irse-Señaló Anya.

-Por favor, Anya, eres como un perro con un hueso, no hay forma de que huya-Corrigió Mason.

¿Por qué tenía la pequeña sensación de que habían olvidado momentáneamente que estaba presente?

Por otra parte, Mason tenía razón, de hecho, me sorprendía que hubiera aguantado dos días completos antes de acorralarme en los pasillos y arrastrarme antes de que pudiera huir. Y aunque hubiera preferido no tener que preocuparme de que viera alguna...evidencia del tema que tanto le atraía...bueno, Dian había dado a conocer claramente su punto de vista sobre no dejar alguna marca. Al menos no las dejaba en lugares a simple vista.

-Puedo esperar en el baño-Sugirió Mason.

-Vamos, Mason, crece, sólo es sexo-Determinó Anya.

Estuve casi segura de que escuché a Mason gemir.

-Sí, con una de ustedes involucradas, razón demás para no querer escuchar esto, especialmente porque conociéndote vas a pedir cada detalle, desde tamaño hasta duración.

Oh, Dios santo.

Me aclaré la garganta, llamando la atención de ambos. Eran tan adorables que incluso pudieron conseguir algunas manchas rosa claro espolvoreadas en sus mejillas.

-Mason tiene razón-Indiqué-, no voy a tratar de huir, así que libra a uno de los dos de la tortura.

En cualquier otro momento me habría reído de la expresión de alivio y agradecimiento en el rostro del chico, pero no creo que Anya lo apreciara.

-Bien-Refunfuñó por fin.

Mason murmuró un "gracias" al cielo y negué con la cabeza. Supongo que ahora era más sencillo hacerlo ya que tenía la convicción de que sí era escuchado. Se levantó tan rápido que me sorprendí de que no tropezara con sus propios pies y lanzó un son sonoro beso en mi dirección antes de culminar su huida.

Con un profundo suspiro fije mi mirada en Anya, quien parecía por fin haber decidido por qué pregunta iniciar.

Que los cielos me ayudaran.

***

Golpeé el pecho de Dian con fuerza en un intento de que dejara de reír, pero no sirvió de mucho.

-No es gracioso-Me quejé.

Había cometido el grave error de hablarle a Dian sobre el millón de preguntas que había hecho Anya y no había parado de reír desde entonces.

La Sombra del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora