Decisiones.
A veces eran sencillas de tomar y otras no.
En este caso, cualquiera pensaría que inclinarse un par de centímetros era una decisión sumamente fácil de tomar, pero aquí estábamos, tanto Dian como yo simplemente no podíamos tomarla.
Podía sentir su corazón golpeando con fuerza bajo mi mano, además de su gran cuerpo temblando.
"¿Qué estás haciendo?". No sabía si esa pregunta se la estaba haciendo a él o a mí misma.
¿Qué se suponía que estaba haciendo? Dian era mi amor platónico, no se supone que tengas posibilidades de algo con tu amor platónico, especialmente si dicho amor platónico era un ángel de la muerte con (al menos) un par de siglos de edad.
Además, aún seguía molesta con él, porque estaba completamente segura de que me estaba ocultando más de una cosa, el hecho de que hubiera estado fingiendo que todo estaba relativamente bien antes de que nuestra relación se volviera tan ambigua fue básicamente porque un semi-espíritu había intentado asesinarme. Por lo que técnicamente estar derritiéndome contra él no era algo...sano o sensato.
Apoyé mi cabeza contra la puerta, colocando un poco más de distancia entre nosotros. Esto era una completa locura, ¿Cómo demonios habíamos terminado en este tipo de situación?
-Dian-Llamé.
Lo escuché gemir y noté como apretaba su mandíbula con tanta fuerza que temí que se hiciera daño.
-No puedo más-Murmuró por fin entre sus dientes apretados.
Apenas y podía darme cuenta de que ese tono en su voz me resultaba vagamente familiar antes de que lo viera cernirse sobre mí. Sus labios estaban casi rozando los míos cuando sentí unos golpes al otro lado de la puerta.
-Siara, cariño, ¿estás ahí?-Preguntó mi madre al otro lado de la puerta.
De todos los días, ella tenía que decidir llegar temprano justo hoy.
No sabía si quería reír o llorar.
Mis ojos se encontraron con los de Dian y no pude entender por completo la mirada en ellos, simplemente porque eran demasiadas cosas: molestia, irritación, alivio, anhelo, gratitud, algo de indiferencia al hecho de que mi madre estaba el otro lado de la puerta en la que estábamos literalmente apoyados...había tanto que por un momento temí que simplemente fuera a ignorar todo y seguir con lo que había estado a punto de hacer.
-¿Siara?-La voz de mi madre insistió.
Un suspiro tembloroso se escapó de mis labios aún más temblorosos antes de que las palabras reencontraran su camino hacia mi boca.
-Sí, mamá, espera un poco.
Decisiones.
En este momento no sabía si esa había sido la que realmente quería tomar.
***
Coloqué la última blusa en el bolso y cerré la cremallera.
-Esto es irracional-Señaló Dian.
-No, al menos no desde mi punto de vista-Contradije mientras tomaba el bolso y empezaba a caminar hacia la puerta de mi habitación.
-Siara-Llamó mientras cerraba la puerta justo antes de que pudiera pasar por ella.
Tomé una respiración profunda y miré esa cara estúpidamente hermosa.
-Es una semana de receso-Señalé-, siempre voy a la caballa de la madre de Anya en Red River para estas fechas.
-No esa parte, Siara-Señaló de mal humor-, me refiero a que es irracional que me digas que no vaya contigo.
Contuve un gruñido. De verdad, últimamente era tan difícil lidiar con él.
-Tranquilo, Dian, te conozco, sé que vas a hacer lo que se te da la gana y vas a venir de todas formas, simplemente dije que durante esta semana simplemente finjas como que no estás.
-Oh, por favor-Se quejó.
-No me quieres decir qué está pasando-Le recordé-, desde esas cosas que no recuerdo de las que no me quieres hablar, hasta por qué casi me besas en más de una ocasión la semana pasada.
De hecho, esa parte era algo primordial en mi mente de adolescente, principalmente porque el muy idiota me había estado ignorando desde que había acorralado contra la puerta.
Pero no creía que tuviera el tiempo necesario para esta conversación con Anya, su madre y Mason esperándome abajo para irnos.
-Siara...es difícil.
Sí, por supuesto que lo era.
Lo ignoré mientras abría la puerta que había cerrado y salía de la habitación con él pisándome los talones.
-¿Puedes siquiera escucharme?
-He tratado de escucharte durante meses, Dian-Indiqué-. No soy yo quien tiene problemas de comunicación.
Lo escuché murmurar algo en voz baja que no pude entender muy bien pero que sonaba sospechosamente parecido a "si supieras", pero llegué a la puerta principal antes de que pudiera voltearme y preguntarle qué demonios quería decir con eso, y llegar a la puerta principal significaba que entraba en el campo de visión de mis padres, de Anya, de su madre y de Mason. En pocas palabras: no podía darme la vuelta para gritarle al aire.
¿Qué podía decir? A veces la vida no era justa.
***
La madre de Anya se llamaba Elene Hayes y era, en una palabra, genial, pero al mismo tiempo era lo bastante responsable y confiable como para que mis padres ligeramente sobreprotectores me dejaran quedarme con ella desde que era una niña.
Además era realmente buena matando el tiempo y el silencio, por lo que las tres horas y media que tardábamos en llegar a la cabaña con Anya y Mason con sus discusiones normales y soportando la mirada molesta de Dian sobre mí fueron menos tortuosas de lo que habrían sido.
¿Por qué demonios se comportaba como si todo esto fuera mi culpa? Para empezar, nada de esto estaría sucediendo si él simplemente aprendiera esa pequeña palabra conocida como "sinceridad".
Contuve un gruñido. Ese hombre era encantador, no planeaba negarlo, pero a veces llegaba a ser tan irritante que me daban ganas de estampar algo filoso en su estúpido rostro.
Y de verdad nunca agradecí tanto ver la cabaña de dos pisos. Bajé del auto antes que todos los demás y fui a buscar mi bolso.
Dian me había estado básicamente ignorando desde el incidente en el sofá, y la situación que había ocurrido en mi habitación no había hecho nada por mejorarlo. Estar en casa no ayudaba, honestamente tampoco creía que él fuera a abrirse sólo porque habíamos cambiado de escenario, pero al menos esperaba que otro ambiente me ayudara a mí a disminuir mi nivel de estrés, especialmente porque si no lo conseguía iba a terminar de verdad golpeándolo con algo.
La cabaña tenía tres habitaciones, en una se quedaba Elene, Anya y yo en otra y Mason en otra. Además todo el lugar era lo bastante cómodo y reconfortante como para pasar las primeras semanas de mayo, quiero decir, ¿qué mejor que quedarte en un lugar cálido, con algo delicioso de comer, viendo una película en un hermoso lugar rodeado de árboles y bosques? No tenía ni idea el resto del mundo, pero a mí me encantaba.
Todo relajante y tranquilo, perfecto para tratar de aliviar todo el lío que tenía en mi cabeza.
Sólo esperaba que eso fuera suficiente, especialmente si iba a tener que soportar las miradas de Dian durante el resto de la semana.
Ahora que lo pensaba un poco más, golpearlo no sonaba tan mal, ¡era un ángel! ¿Qué le podía pasar?
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Hola! aqui el capitulo de esta semana, espero que les guste ^^ porfavor perdonen las faltas ortograficas, voten, comenten o lo que quieran ;3
Saludos XD
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La Sombra del Ángel
FantasySiara está acostumbrada a los fantasmas, ha sido capaz de verlos desde antes de poder recordar...aún así, ¿qué son esas sombras que la acechan? y ¿qué ocurre con Dian, su ángel de la muerte particular?