Capitulo 39

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Emití un pequeño suspiro con los ojos cerrados mientras las manos de Dian repartían pequeñas caricias sobre mi estómago. Realmente me estaba costando trabajo mantenerme despierta, pero era como si todos los acontecimientos de los últimos meses por fin me estuvieran pasando la cuenta.

Por esa misma razón agradecí en el fondo de mi cabeza el tener a Dian junto a mí para evitar que lo hiciera.

-Ojos dulces-Llamó-, no puedes seguir durmiendo.

Gimoteé al mismo tiempo que me reacomodaba contra su pecho. Eso decía, pero para empezar era él quien me colocaba en perfectas posiciones para hacerlo, como ahora mismo estábamos en mi cama, con él apoyado contra el cabecero mientras que yo había encontrado uno de mis lugares favoritos en el espacio entre sus piernas.

-¿Qué quieres que haga?-Cuestioné-Tengo sueño y la mitad de eso es tu culpa.

No tuve que voltearme a verlo para saber que el muy tonto había puesto los ojos en blanco. Y sí, sabía que en verdad no podía echarle toda la culpa a él considerando que la mitad de las veces era yo la que iniciaba todos los actos que terminaban con nosotros desnudos y sudorosos, pero por otra parte se supone que el que tenía autocontrol en esta relación era él, no yo, por lo que él tendría que ser quien me hiciera entrar en razón y me rescatara de las hormonas y la lujuria.

-Si sigues durmiendo así, tus padres de verdad te llevaran a hacer ese montón de exámenes médicos que tanto detestas-Señaló.

Bufé, pero consiguió lo que quería y abrí mis ojos con todo el esfuerzo que era capaz de reunir.

-Te aprovechas de que odio los hospitales y que me tomen muestras de sangre-Me quejé.

-Estás durmiendo mucho-Indicó-, incluso yo estoy empezando a preocuparme de que algo ande mal.

Esta vez fue mi turno de rodar los ojos.

-No estoy durmiendo tanto, idiota, sólo resulta que tengo las horas de sueño cambiadas porque alguien me mantiene despierta casi todas las noches como hasta las cuatro de la mañana-Aclaré-. Pero sí estoy cansada, lo que creo que es justificable considerando todo con lo que hay que lidiar.

-¿Ah sí? ¿Qué cosas? Además de tu hermano imbécil y tus exámenes finales.

Casi gruñí. Malditos exámenes, casi los había olvidado de no ser porque Anya y Mason me habían recordado su existencia.

-Debería haber una regla en algún lugar del universo donde nos protejan a los seres que tenemos que lidiar con experiencias sobrenaturales de tener que lidiar, además, con los exámenes.

Una pequeña risa vibró en su pecho, consiguiendo que le propinara un codazo en su estómago.

-No me maltrates-Se quejó, aunque aún podía escuchar la risa en su voz-. He sido un buen novio e incluso te he ayudado a estudiar.

No pude hacer otra cosa además de bufar. Su gran aporte había sido ayudarme a estudiar biología, y lo que se suponía que tenía que ser un estudio sobre neuronas y sistema nervioso había terminado convirtiéndose en una clase de anatomía de la que en verdad esperaba no acordarme en medio del examen a menos que quisiera que todo el mundo me viera roja como un jodido tomate.

-Sólo déjame dormir un rato-Pedí, acurrucándome un poco mejor en su pecho-, puedes despertarme luego.

Dian lo pensó un poco antes de que finalmente suspirara y dejara un pequeño beso en un costado de mi cabeza.

-De acuerdo, ojos dulces-Concedió-, pero después tú y yo hablaremos seriamente, ¿escuchaste?

Hice un sonido de aceptación desde el fondo de la garganta y cerré mis ojos. Dian era mi lugar seguro, y en este momento ese parecía ser el único sitio donde podía dormir tranquila. Una suerte para mí que siempre estuviera cerca.

La Sombra del ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora