(Tholna, Principado de Balaton, agosto 873)
— No llegan — se escuchó la voz de Athan, quien estaba recargado en el muro junto a una ventana —. Quizás erraron el camino.
— Llegarán — le respondió Nivia sin abrir sus ojos —. No te preocupes.
Haydee, quien estaba sentada en la mesa frente a Nivia, se talló los ojos con su mano y luego habló también asumiendo una postura no tan optimista.
— Han pasado dos semanas. Creo que es tiempo de aceptar que estamos solos en esto.
Athan echó una mirada a la guerrera y decidió no responder a su pesimismo, simplemente se asombró de nuevo por lo extraño de la situación. Se había imaginado muchas veces aquel momento pero en su mente no era Haydee su compañera de aventura, sino su amigo Lance.
— ¿Cómo fue que llegamos a esto? — preguntó el griego y la guerrera le dirigió una mirada penetrante para luego responder con su clásico tono de burla.
— Son las ironías del destino. Siempre me imagine peleando esta batalla del lado de los guerreros, no de las mascotas.
— Bueno, alégrate al menos de saber que estas del lado vencedor.
La mujer sonrió con ironía y negó con la cabeza.
— Que curioso, no te conocía ese lado optimista Athan.
— Bueno, todos vamos a morir muy pronto, así que es mejor ser optimistas y pensar que nuestras muertes servirán de algo.
— ¿Sabes que la hermandad de los Assasiyin se compone por casi cinco mil guerreros altamente entrenados, los cuales estaban repartidos estratégicamente por todo el mundo?
— ¿A qué viene eso? — preguntó el arquero y Haydee no lo hizo esperar con su respuestas.
— Nimrood los mandó llamar a todos y ahora están en el campamento de los Balcanes, esperando ir a la guerra contra el sacro imperio. Imagínate cinco mil hombres entrenados en todas las artes bélicas. Todos dispuestos a dar la vida por su misión, o a quitársela a quien se interponga en su camino.
— Haydee — la interrumpió Athan —. Tú descubriste el engaño de Nimrood y le diste la espalda. Supongo que esos cinco mil soldados de los que hablas le darán la espalda también cuando les digas la verdad.
— No te engañes, eso no los convertirá en tus amigos.
— No me importa. Mientras Nimrood resulte muerto.
Haydee tomó mucho aire y se armó de paciencia para revelar lo que el griego al parecer estaba pasando por alto.
— Athan, morir siempre ha sido parte el plan de Nimrood. Su muerte no garantiza la victoria ni tu venganza.
— Ya no estoy aquí por venganza.
— ¿Qué haces aquí entonces? Tu mundo se extinguió y tus seres queridos murieron. Eres solo un fantasma del pasado, igual que yo, e igual que el druida.
— Fantasmas o no, vamos a evitar el apocalipsis.
Haydee negó un poco con la cabeza y dejó atrás todo tono de burla y de sarcasmo para mostrarse como realmente se sentía; devastada y abatida por culpa de un descubrimiento que había derrumbado todo su mundo y toda su ideología.
— Lance solo vio escenas horribles en el futuro — dijo ella con voz cargada de dolor —. Guerras atroces, enfermedades y maldad. Me pregunto cómo es posible que conservara las ganas de salvar este mundo tan podrido.
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El Imperio sagrado III: Los malditos
FantasyTERCER LIBRO (ULTIMO DE TRES) Antes de llegar al final del primer milenio después de Cristo, existió un imperio surgido del esplendor del oscurantismo que se proclamó defensor del cristianismo y en nombre Dios cometió todo tipo de atrocidades en co...