La guerrera y Novael corrieron de nuevo al palacio y tuvieron que rodear a los dos inconscientes hombres que ellos mismos habían golpeado unos instantes antes. Entraron en la nave principal y llegaron, en unos cuantos segundos, hasta la sala de pasos perdidos, la cual fungía también como vestíbulo del palacio. Ahí se separaron sus caminos.
— Déjame subir primero — dijo Novael —. Asterio está haciendo guardia y no quiero que lo enfrentes. Solo dame un minuto y yo lo distraeré.
Haydee asintió y entonces el demonio del desierto subió a pasos veloces hasta el último nivel del palacio, donde se encontraba haciendo guardia el minotauro y dese donde se desprendía también la escalera angosta en espiral que subía hasta la torre.
— ¡Ey! amiguito — le llamó Novael —. ¿Ha venido Némesis por aquí?
El coloso negó con la cabeza y se aferró a su martillo de batalla, como si la simple presencia de su hermano ya lo hubiera puesto en alerta. Novael volvió a hablar.
— ¿Sabes? Ella está actuando muy raro, tocó la puerta de mi casa a media noche y me dijo algunas cosas acerca de que el maestro nos está engañando. Temo que alguien la esté controlando.
Asterio gruñó y en un segundo sus ojos se tintaron de negro y se tornaron siniestros. Sus ojos ya eran antinaturales de antemano, con un enorme iris color café y una orientación que más de humano parecían los ojos de un toro. Su nariz era un poco plana y el puente en medio de sus ojos era demasiado ancho, de modo que era capaz de causar terror entre la gente con su sola presencia y eso sin estar furioso.
— Alertaré al maestro — le dijo Novael mientras se daba la vuelta —. Tú vigila bien esta puerta. Si ella aparece no la vayas a dejar pasar.
El beduino se alejó y se dirigió a los aposentos de Nimrood pero nunca llegó, pues aprovechó la oscuridad de la noche para acercarse a una ventana y con gran agilidad salió al exterior para moverse por los muros exteriores.
El palacio era un gigantesco edificio cilíndrico construido en terreno inclinado, el cual parecía una enorme roca negra emergiendo del interior de la montaña. El cuerpo principal estaba formado por tres plantas y cada una de ellas tenía un radio menor que el nivel inferior, ello creaba un sistema de cubiertas cónicas que bien podrían parecer los niveles de un pastel. Sus siete esbeltas torres perimetrales, más la torre central, lucían como gigantescos menhires circundando un altar celta. Era verdaderamente una maravilla adelantada a su tiempo y oculta del mundo detrás de la primera hilera de montañas que conformaban los Balcanes.
Asterio se encontraba en el tercer nivel, justo en el arranque de la torre central y no muy lejos de él estaban las habitaciones que Nimrood había reservado para sí mismo. Habitaciones a las cuales nadie tenía permitido ingresar. Estaba el minotauro listo con su martillo de batalla cuando escuchó ruidos en la azotea, que bien podrían ser los pasos de alguien que intentaba llegar a la cima sin permiso. El coloso gruñó pero no quiso despegarse de su puesto. Entonces los pasos se hicieron fuertes y se encaminaron hacia la torre para después desaparecer. Asterio no supo qué hacer y finalmente se decidió a abandonar momentáneamente su lugar para ir al vano más cercano y subir a ver que estaba sucediendo en la azotea. Entonces Haydee tuvo el camino libre y velozmente ingresó en la torre para subir por las escaleras a gran velocidad.
La guerrera logró llegar hasta la cima de la torre y abrió el candado de la puerta con suma facilidad. Entró en la habitación y sus ojos enseguida distinguieron (en medio de aquella oscuridad tan abrumadora) a la princesa, la cual estaba escondida detrás de un mueble. No había muchos lugares donde esconderse ya que el lugar no era muy grande. Era una habitación circular y tenía una gran cama con baldaquín al centro. En las paredes alternaban ventanas delgadas y libreros que contenían algunos objetos decorativos además de libros.
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El Imperio sagrado III: Los malditos
FantasíaTERCER LIBRO (ULTIMO DE TRES) Antes de llegar al final del primer milenio después de Cristo, existió un imperio surgido del esplendor del oscurantismo que se proclamó defensor del cristianismo y en nombre Dios cometió todo tipo de atrocidades en co...