Al siguiente día, Mislav fue llevado a una de las tiendas del campamento del ejército del Sacro imperio y ahí se encontró con dos rostros conocidos; Alaris y Nadejha. El rey de Gwynedd pidió que su enfermera personal atendiera a los heridos y el marqués Césaro lo permitió, sabiendo que era una carga menos para él. La sierva búlgara, Nadejha, atendió primero a Ferdianand mientras el mismo Mislav le inmovilizaba la mandíbula dislocada a Athan. Las heridas de ambos eran profundas pero no mortales. Atan podría volver a masticar en un par de días y Ferdinand podría volver a pelear aunque su recuperación sería lenta. Entonces llegó el turno de Mislav y para ello, Alaris ordenó darles un espacio privado pues sabía que había muchas palabras entre ellos que debían decirse a solas. Mislav y la sierva agradecieron el gesto y le tomaron la palabra con mucho nerviosismo, como si fueran dos adolescentes.
Nadejha intentaba coser una cruel herida en la espalda del eslavo pero no podía ser tan eficaz como en otros tiempos ya que sus manos temblaban y su corazón latía como si de repente hubiera enloquecido por tantos sentimientos que invadían sus venas y le recorrían el cuerpo entero. Intentó calmarse e intentó parar sus lágrimas pero no pudo.
— Nadja — Habló Mislav al notar el nerviosismo de la mujer y luego se volvió para tomarla de las manos e intentar tranquilizarla —. Cuando me enteré que estabas aquí no pude evitar sentirme alegre. A pesar de tantas muertes que estaban sucediendo a mi alrededor. A pesar de saber que Lance ya no está con nosotros y a pesar de saber que la vida nos ha quitado todo cuando tuvimos y cuanto fuimos. A pesar de todo yo fui feliz solo por saber que te vería de nuevo.
— La vida no se llevó lo que somos — respondió ella con un nudo en la garganta y aparentemente sin poder creer que el eslavo estaba ahí frente a ella y que podía tocarlo y sentirlo —. Yo sigo siendo la misma arpía manipuladora que fui y usted sigue siendo mi ángel guardián.
Mislav intentó sonreír un poco pero no pudo, había demasiada amargura anidando en su alma como para poder tener un gesto como ese.
— Sigues siendo la misma arpía manipuladora, hermosa, valiente y leal por la que daría la vida una y otra vez sin dudarlo. Mi único hogar y la única persona que me hace sentir real en este mundo de pesadillas.
Nadejha bajó la vista y sus lágrimas rodaron por fin hasta desprenderse de sus mejillas. Mislav la contempló y admiró como lucía más hermosa que nunca a pesar de sus muchos destierros, pérdidas y persecuciones. Ella era una verdadera rareza en aquel mundo y la única que le daba sentido y dirección a la vida de Mislav. Sin dudarlo se lo dijo, luego de haberlo callado por más de veinte años.
— Cuando estuve navegando en ese barco escolta en el mar de Irlanda, los marinos solían guiarse por la estrella del norte y se sentían desnudos cuando ésta desaparecía tras las nubes. Nadja, tú has sido mi estrella del norte desde que perdí mi hogar y jamás te lo dije porque creí que mi destino estaba atado a la misión de Lance y que no teníamos permiso ni tu ni yo para ser felices hasta no haber cumplido ese destino.
— Yo intenté pensar igual — intervino la mujer —. Pero no pude. Intenté fingir que usted era como un padre para mí pero no pude engañarme a mí misma. La única verdad es que lo ame ayer y lo sigo amando hoy con todas mis fuerzas. Lo amo más que nada en este mundo, más que a todos los demás hombres que pasaron por mi vida y eso es un gran privilegio pues fueron demasiados.
Esta vez Mislav sí logró sonreír de forma retorcida y la hizo callar inmediatamente con su mano.
— No tienes que ser tan explícita con eso.
— No hay nada de mí que usted no sepa. Sabe quién soy y quien fui. Sabe que estoy lejos de ser una dama y sabe que no merezco las cosas buenas que me pasaron. Sabe que lo amo y sabe que nunca me sentí digna de usted. Sabe que intenté ser buena, que intenté ser educada y devota pero soy lo que soy y no puedo cambiarlo. También sabe que tengo la esperanza de que esta vez usted no salga corriendo y se haga a la mar como cuando se lo dije la primera vez.
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El Imperio sagrado III: Los malditos
FantasíaTERCER LIBRO (ULTIMO DE TRES) Antes de llegar al final del primer milenio después de Cristo, existió un imperio surgido del esplendor del oscurantismo que se proclamó defensor del cristianismo y en nombre Dios cometió todo tipo de atrocidades en co...