Durante varios minutos Haydee se quedó mirando a la puerta de madera y sus ojos azules parecieron perderse en la inmensidad de sus detalles y sus letras. Curiosamente, la puerta no era algo extraordinario ni digno de causar tal admiración, la intemperie había corroído el esmalte y ahora la superficie estaba astillada y manchada y las placas de hierro estaban oxidadas. Las letras en bajo relieve apenas lograban leerse ya que en los pequeños nichos se había acumulado mucho polvo y alguna araña había anidado en ellos. Lo realmente extraordinario en aquella puerta eran los lamentos que lograban escucharse viniendo desde el interior. Era toda una sinfonía de emanaciones pero no todos podían escucharlo, había que tener una llave que mostrara la delgadez del manto y Haydee la tenía incrustada en su corazón. Era un pequeño fragmento de la armadura de un ángel, el cual fungía como símbolo de la eternidad y a la vez como pasaporte al otro mundo.
— Debemos destruir este lugar y cerrar esta entrada — dijo la guerrera —. Que nadie pueda encontrarla jamás.
La voz de Lance sonó entonces y el joven se manifestó como una silueta luminosa sentado justo a su costado.
— ¿No quieres ver lo que hay adentro?
— Se lo que hay, horribles criaturas que destruirán este mundo.
Nivia intentó calmarla diciéndole así.
— Ya estuve adentro, no hay nada peligroso en los niveles superiores. Es una gruta que posiblemente se conecta con el castillo de Nimrood y que también lleva a niveles más profundos, los cuales no pude visitar.
— Dime ¿Qué es lo que quieres de mí? — se dirigió Haydee en sollozos a Lance —. ¿Que se supone que haga con un camino que solo lleva a la perdición?
— Este camino lleva a muchas partes. La perdición no es el único destino que puedes encontrar.
— ¿Hay algo ahí por lo que valga la pena arriesgarse?
— Quizás este la salvación, la tuya y la de todos — Lance la miró con ojos piadosos y luego finalizó de esta manera —. Confía en mí.
La mujer asintió y miró al mago demostrando su aprobación para explorar la gruta. Entonces Nivia se aventuró a acercarse a la puerta y puso sus manos sobre la superficie. Aquella pesada hoja de madera y hierro no estaba asegurada y tras un gran esfuerzo, logró empujarla hasta dejarla abierta a la mitad de su abatimiento. Con sus manos formó un arrollo de aire que bajó desde lo alto y comenzó a alimentar el interior de la caverna y a sanear el aire interior.
Ese torrente de aire, aunque era invisible, era evidente pues los cabellos rubios de Nivia comenzaron a volar al igual que su túnica. Luego de hacer ese pequeño milagro con la magia, el mago explicó de esta manera.
— El aire adentro era venenoso así que lo he reemplazado por aire limpio pero será temporal. También necesitamos deshacernos de esta puerta para que nadie pueda cerrarla.
Garrod dio unos pasos al frente y palpó él mismo la hoja de madera.
— Podemos arrancarla — dijo y revolvió la vista entre sus compañeros, los cuales de inmediato se acercaron para ayudar.
No fue difícil tumbar la puerta aplicando un poco de fuerza de palanca, luego la lanzaron lejos sin mucho esfuerzo. De esta manera, la caverna quedó expuesta pero en el interior todo se volvía aún más oscuro y escarpado. Como si fuera la garganta de una criatura que exhalaba veneno además de algunos sonidos extraños.
— Haydee — habló Nivia —. Tú debes ir al frene.
Ferdinand extendió su mano y ayudó a la joven a ponerse en pie. Quitando la actitud despreocupada y cínica que siempre tenía, el español podía llegar a ser amable y muy caballeroso. De hecho, estaba acostumbrado a ser galante con las mujeres pero se reservaba esa parte con la guerrera, puesto que la sabía temperamental y letal.
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El Imperio sagrado III: Los malditos
FantasyTERCER LIBRO (ULTIMO DE TRES) Antes de llegar al final del primer milenio después de Cristo, existió un imperio surgido del esplendor del oscurantismo que se proclamó defensor del cristianismo y en nombre Dios cometió todo tipo de atrocidades en co...