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- Narumi, podrías mostrarme donde está el baño?
- Por su puesto señorita Kagome, acompáñeme.
Ambas se dirigieron donde se encontraba el baño. Se dirigieron a otra zona del palacio donde Narumi abrió un shoji que daba a una piscina natural, con un corredor de madera y gradas que permitían el acceso a las aguas termales.  A sus alrededores habían muchas plantas ornamentales y un pequeño jardín. Ya había oscurecido y todo estaba iluminado por lámparas, haciendo que su luz se reflejara en el agua. Habían luciérnagas que volaban por encima del agua y que también se iluminaban en ella.

- Gracias Narumi.
La sirvienta se quedó de pie esperando que Kagome se desvistiera para ayudarla con el baño.
- Narumi, puedes retirarte.
- Oh no señorita Kagome, esto es parte de mi trabajo.
Kagome sonrió pues no comprendía a qué se refería.
- No comprendo Narumi. Debes hacerme compañía?
- Aparte de eso, mi trabajo es ayudarla con el baño.

Kagome abrió sus ojos immensamente. Pensó que eso solía hacerlo su madre cuando era pequeña no le gustaba la idea que alguien intercediera por ella en un momento tan privado como el baño.

- Narumi, de donde yo vengo las costumbres son diferentes, por favor podrías dejarme sola? Siempre lo he hecho sola, así que no te preocupes.
- Pero señorita Kagome, el amo se enojará mucho si yo desobedezco sus órdenes.
- No te preocupes Narumi, si se entera dile que así lo decidí yo.
- Como usted guste señorita Kagome.

Narumi se retiró atemorizada, entró al palacio y caminó en dirección a la cocina. En el camino se encontró con su amo e hizo una reverencia, Sesshomaru siguió caminando pero de repente se detuvo.

- Narumi.... Debes avisar a Kagome de la cena.
- Si amo, lo haré en cuanto termine con su baño.
- Rieko está con ella?
Hubo silencio.
- Narumi te hice una pregunta?
Sesshomaru se estaba poniendo furioso.
- Amo... yo insistí, le dije que era mi deber. Pero ella se rehusó. Dijo que esas no eran sus costumbres, también le dije que a usted no le agradaría pero dijo que le refiriera que así lo decidió ella.

Sesshomaru dio la vuelta y cambió dirección. Estaba furioso por la impertinencia de la azabache.
Cuando llegó se detuvo frente al shoji. Pudo sentir el aroma de Kagome. Cerró sus ojos y llenó sus pulmones de ella.

~ Sigues molesto con nuestra compañera?
La tomarás esta noche?
- No lo sé Yako.
Sesshomaru abrió el Shoji y se encontró a Kagome que salía del agua completamente desnuda. La observó de pies a cabeza.
Kagome no había notado su presencia hasta que levantó la vista llevándose tremendo susto.
De inmediato se cubrió con una manta y arremetió contra Sesshomaru, estaba enfurecida.

- Tu! Sabes tocar a la puerta? Conoces algo llamado privacidad?
- No debo anunciarme en mi propia casa.
- A mi no me interesa, este es un momento privado, es personal y debes respetar.
- Entonces tú también debes respetar las reglas de este lugar.  Las sirvientas están aquí por una razón no para cumplir tus caprichos.
- Pues yo puedo bañarme sola, no es parte de mis costumbres y no permitiré que alguien más toque mi cuerpo en algo que yo sé hacer muy bien sola.
Sesshomaru dio un paso acercándose un poco más a Kagome.
- Preferirías si lo hiciera yo?
- Te has vuelto loco, qué te hace pensar que yo quiero eso?
Sesshomaru sonrió de forma ladina.
- Puedes engañar a los demás pero a mi no.

Su mirada dorada se había clavado en sus labios.  Kagome se sintió inquieta y comenzó a sentirse vulnerable ante Sesshomaru, no sabía cómo o porqué se sentía de esa forma cada vez que estaba cerca de el. El último periodo soñaba con el, sueños donde los dos se ponían muy íntimos, o cuando estaban frente a frente en situaciones extrañas, sentía como un escalofrío recorría todo su cuerpo.
Sesshomaru no llevaba su armadura puesta. Comenzó a desvestirse hasta descubrir la parte superior de su cuerpo.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora