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Sesshomaru mandó a preparar un remedio para el malestar de Kagome así como alimentos para que se repusiera.
El Yokai se acercó a su mujer para darle un tierno beso y abrazarla con sentimiento.
- Tengo algo que hacer... nos veremos más tarde.
Kagome lo abrazó como queriendo fundirse en ese abrazo.  Cuánto había extrado sus abrazos, sentir el calor que le transmitía. En qué momento se alejaron tanto y sufrieron el uno por otro?

Sesshomaru salió del palacio y alzó el vuelo, se dirigía al palacio de los cielos.
Al llegar su madre no se lo podía creer. Era su hijo... después de algunos años se dejaba ver nuevamente. Aunque si para ellos siete años, treinta o cincuenta años no eran nada.
- Pero qué sorpresa, si es mi cachorro que ha venido de vista.
- Irasue...
- Sesshomaru... supe que anduviste errante por un tiempo y que te aislaste del mundo exterior.
Y que también fuiste maldecido por el ser supremo. Debes estarlo pasando muy mal.

- Lo pasé muy mal. Mi mujer ha vuelto.
Irasue no pudo esconder su sorpresa.
- Y como es eso posible?
- Solo el fruto de nuestro amor podía romper la maldición.
Irasue rió divertida... - El fruto de su amor. Veo que heredaste todo de tu padre. Recuerdo que un tiempo esa palabra no existía en tu vocabulario. Desde cuando te volviste tan romántico?

Sesshomaru estaba perdiendo la paciencia.
He venido solo a decirte que tienes una nieta. Ahora que lo sabes me voy.
Irasue abrió sus ojos sin esconder su sorpresa.
- Sesshomaru!... el Yokai se detuvo. - Explícame bien cómo fue que se rompió la maldición?
- Fue gracias a mi hija, el fruto de nuestro amor. Kagome estaba en estado de gravidez cuando regresó a su época, Takemikazuchi lanzó la maldición ignorando su estado. Tampoco ella lo sabía, nuestra hija rompió la maldición atravesando el pozo combinando sus poderes sagrados y demoníacos cuando escuchó una conversación entre Kagome y su madre descubriendo sus verdaderos orígenes.
- Me estás diciendo que tu mujer ha regresado con tu hija? Eso quiere decir que tú hija tiene.... poco más de seis años? - Siete.
- Cuándo pasó eso?
- Hace tres años.

Los ojos de Irasue se tornaron color rojo. Estaba furiosa con su hijo.
- Eres un hijo ingrato Sesshomaru Taisho! Cómo pudiste? Tres años? Hace tres años tu hija está aquí y yo no lo sabía? Tengo una nieta de siete años y yo no lo sabía.
- Ya lo sabes... el Yokai se dio la vuelta y se marchó pra regresar al palacio.
Por la tarde...
- Amo!... llegaba Jaken agitado.
Su mamasita está aquí.
En el fondo Sesshomaru se lo esperaba.
Irasue entró al palacio con su porte elegante mientras ondeaba su abanico.
A su encuentro llegó Sesshomaru.

- Dónde está?... preguntó Irasue sin darle tantas vueltas al asunto.
Sesshomaru le indicó con su mirada.
Por uno de los pasillos se acercaba una niña
de cabellos plateados largos como los de su padre y su abuela, recogidos en una cola, dejando a la vista una luna menguante, unas marcas características del clan Taisho, de tez blanca y orejas puntiagudas y con dos ojos peculiares: uno violeta y uno dorado. Vestía un kimono negro con flores amarillas y con la misma elegancia y seriedad que había heredado de su padre y la belleza de su madre.

No era necesario decir que Irasue estaba fascinada con aquella criatura.
La niña se acercó y se le quedó viendo con frialdad.
- Tu debes ser Irasue... mi abuela.
Irasue sonrió de medio lado. - Estás en lo correcto. Soy tu abuela Irasue, pero puedes llamarme Irasue a secas... lo de abuela no me agrada mucho... no soy una anciana.
Sin que Irasue se lo esperara Kyomi se acercó a ella abrazándola. Irasue se sorprendió, no se lo habría esperado, no estaba acostumbrada a las muestras de afecto. Pero su corazón sintió calidez con ese abrazo. Kyomi era una mezcla de Sesshomaru y Kagome, combinación de belleza y personalidad... Era muy seria, no expresaba sus sentimientos ni emociones a menos que fuera con aquellos más allegados a ella sin necesidad de desbordarse con palabras rebuscadas o melosas. También podía ser muy fría, y gracias a la educación de Kagome podía dominar su lado demoníaco.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora