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Mientras tanto en el sengoku Sesshomaru se dirigía a la frontera del país. Inuyasha y su grupo lo seguían.  No permitirían que una guerra inútil se desatara por una causa perdida. Que Satoru pretendiera arrebatarle a Kagome a Sesshomaru era una causa perdida, eso no sucedería jamás. Gente inocente no debería pagar por un capricho.

Sesshomaru llegó primero. Ocultó su aura y se detuvo a una distancia prudente para decidir cómo atacaría.  Esperó a Inuyasha y a su ejército. 
- De qué manera procederás Sesshomaru?
- Llegaré por la montaña, Satoru no debe tener tiempo para escapar. De esa forma todos estarán descuidados y tú y el ejército podrán atacar y de una vez acabar con todo. Todo acabará en unos momentos. Después tendré que enfrentarme a Takemikazuchi. Espera mi señal... decía Sesshomaru mientras se iba...
- Cual señal? Preguntó Inuyasha.
- Lo sabrás Inuyasha, Sesshomaru te mostrará una gran señal... dijo Miroku.

Sesshomaru rodeó la montaña y sin que nadie lo esperara causó una gran explosión con Bakusaiga haciendo que parte de la montaña se derribara y gran parte de ella cayera sobre el campamento que Satoru había montado.
- Ahí está tu señal Inuyasha.. dijo Miroku.
Inuyasha comenzó a correr a toda velocidad seguido del ejército de Sesshomaru bajo su mando. Sesshomaru comenzó a eliminar demonios con su látigo venenoso, los eliminaba por montones de cada latigazo. Hasta que llegó donde se encontraba Satoru... el Yokai era veloz, pero no más veloz que Sesshomaru.

- No tienes escapatoria. Quieres acabar conmigo? Hazlo. No seas cobarde.
Satoru no decía una sola palabra pero comenzó a reír a carcajadas, lo que hizo que Sesshomaru se enfureciera. Sus ojos se inyectaron de rojo. Y en un abrir y cerrar de ojos, a la velocidad de la luz había enterado sus garras en el pecho del Yokai, estrujando su corazón lo suficiente para tenerlo con vida hasta que él decidiera lo contrario.
- Te dije que lavaría el suelo con tu sangre. Pero no lo haré, tú sagre inmunda no llegara a tocar el suelo de mis dominios. Y Kagome... jamás será tuya. Kagome es  y será solo mía, es mi mujer! Será la madre de mi descendiente.
Sesshomaru estrujó con más fuerza el corazón de Satoru pulverizándose entre sus dedos en instantes. El viento se llevó las cenizas de lo que una vez fue su cuerpo.

El ejército que había reunido Satoru tembló e intentó huir...
- Inuyasha!!!! Que no escape ninguno.  Todos deben morir.  Sesshomaru había perdido la cordura, estaba dominando por la ira. Sus ojos estaban rojos, sus marcas se habían deformado y sus colmillos habían crecido al doble.
Inuyasha y el ejército de Sesshomaru habían subyugado al ejército de Satoru, habían quedado muy pocos. Unos intentaban huir y otros se rendían con la esperanza de ser perdonados, pero eran purificados por Kikyo y Miroku.

- Takemikazuchi! Sal! Donde sea que estés.
Al parecer tenemos cuentas pendientes.
Takemikazuchi se materializó. Llevaba una armadura antigua japonesa. Un Do que era su armadura de pecho con placas de acero y cuero y su respectivo Kazasuri para proteger su espalda como el Do inferior para proteger sus piernas, el Kote que eran sus guantes blindados y su Kabuto junto con su shikoro para proteger cabeza y su cuello. Parecía una fortaleza impenetrable.
- Me llamaste Sesshomaru? Debes estar muy loco, o ser muy fuerte para enfrentarte a mi.
Hoy saldaremos cuentas, te llevaste algo que le pertenecía a uno de mis ancestros un recuerdo de familia.

- No me hagas reír, no tengo sentido del humor. Defiendes una abuela que no conociste porque tu padre Kagatsuchi la mató al salir de su vientre causándole quemaduras mortales, tu abuela la que prefirió el inframundo? De ella hablas? Hablas de tu abuelo quien mató a tu padre? Qué familia tan bizarra... dijo Sesshomaru burlándose.
- Has cometido un gran error Sesshomaru Taisho...
- Ya cállate y combate. Me aburren las personas que hablan demasiado... decía Sesshomaru con un tono firme y un gesto relajado. Su rostro no se inmutaba.
Takemikazuchi lanzó su ataque Fudo Kensaku reduciendo las habilidades evasivas de Sesshomaru.
Sin duda alguna era un adversario muy poderoso. Su única debilidad era su baja defensa pero ésta era compensada con su gran poder de ataque. Era inmortal, no podía morir. Se regeneraba con facilidad. Y sus técnicas de ataque eran innumerables.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora