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Advertencia: les aviso que este capítulo tiene escenas de contenido sexual explícitas, aquí echan mucha pasión... Sesshomaru anda como burro en primavera y quiere darle a Kagome hasta para llevar... así que si no tienes 18 años de recomienda discreción y no me hago responsable.


- Sessh... decía Kagome pícaramente.
- Cómo me llamaste?... preguntó Sesshomaru con curiosidad.
- Sessh... es de cariño... no te gusta?
- Llámame como quieras... y tomó a Kagome por la cintura besándola apasionadamente. Acariciaba su espalda y apretaba sus nalgas.
Pero de repente gruñó.
Kagome lo miró intrigada... - Qué sucede?
- Tus ropas...me estorban... el Yokai comenzó a desatar su obi, pero se estaba desesperando.
- Y si uso mis garras? Es tedioso.
- No, no... lo haré yo.
- Desvístete para mi... pidió el Yokai.
- Que... me desvista?
- Hmp...
Ella bajó su vista al ver que éste estaba completamente desnudo no sin antes dar una veloz ojeada, pero lo suficiente para admirar sus firmes pectorales, sus definidos y esculpidos abdominales, su vientre escurrido y marcado que terminaba en una prosperosa masculinidad... entonces ella comenzó a desatar su obi... Sesshomaru se acomodó sobre el futón y se apoyó sobre sus codos, para disfrutar el espectáculo que su mujer estaba por darle.
- Cuándo te quitaste tus ropas?... preguntó Kagome; estaba boquiabierta. El había usado su rapidez de Yokai y le sonrió.
Kagome al ver su sonrisa suspiró y mordió su labio inferior al mismo tiempo que sus mejillas se ruborizaron. Simplemente su sonrisa era estupenda. Cómo podría no volverse loca por el. Al ver la reacción de su hombre Kagome comenzó a desvestirse de forma provocadora.
Sesshomaru apretaba las sábanas, su miembro comenzó a ponerse duro y pasó una de sus manos por el. La mitad Yokai levantó una ceja y pestañeó de forma coqueta.

Finalmente se había quitado todo, menos su fundoshi, y con sus cabellos escondió sus pechos.
- Dije... Todo... y no cubras tu cuerpo.
Ella se puso aún más roja y tragó en seco. Con un poco de vergüenza hizo como el le pidió. Cuando quedó completamente desnuda se las arregló para rodear sus pechos con uno de sus brazos y con el otro cubrir su feminidad mientras mordía su labio inferior.

- Arrodíllate... le ordenó Sesshomaru.
Kagome se puso roja y se sentía vulnerable, pero en ese momento lo único que pensaba es que su marido era un pervertido... pero no protestaría, conocía a Sesshomaru y estaba acostumbrada a su raro modo de ser.
Ella se arrodilló...
- Apoya tus manos sobre el suelo y acércate a mi.
Kagome sentía como su cuerpo comenzaba a arder e hizo como el le pidió.
Comenzó a acercarse a él mientras estaba apoyada sobre sus rodillas y sus manos.
Cada vez estaba más cerca, los ojos de Sesshomaru tenían un brillo distinto, como un felino que está por atacar a su presa. Cuando se acercó lo suficiente le dijo... - Deténte... súbete a mi a horcajadas.

La mitad Yokai no podía negar que había comenzado a disfrutar el lado pervertito de Sesshomaru y comenzó a excitarse y el con su desarrollado olfato lo pudo percibir. Ella se subió sobre él a horcajadas y colocó su manos sobre sus hombros.
El Yokai la vio a los ojos y comenzó a besarla con lujuria. La abrazó por la cintura mientras se besaban con necesidad. Se alejó de ella y con uno de sus brazos seguía rodeando su cintura, con su mano libre la apoyó sobre su pecho y la echó hacia atrás con delicadeza mientras ella seguía sobre el a horcajadas. De esa forma él tendría acceso a todo su cuerpo. Extendió su mano libre y acarició sus labios. Ella reaccionó a su tacto atrapando uno de sus dedos con sus labios, dando pequeñas mordidas y luego lo lamió. Sesshomaru gruñó y deslizó sus dedos por su cuello llegando a sus pechos acariciandolos y masajeándolos. Luego se acercó para besar y lamer su vientre mientras que con una de sus manos llegó a su intimidad deslizándose en su humedad.

El Yokai gruñó y llevó sus dedos a su boca saboreando los fluidos de su mujer provocados por su excitación pero continuó frotando su intimidad arrancando gemidos y jadeos de su boca.
Las palabras no hacían falta. Su cuerpo hablaba y él observaba todo lo que le comunicaba. El siguió dándole placer mientras ella estrujaba las cobijas con sus manos . El Yokai se quitó de debajo de ella y se acomodó entre sus piernas para disfrutar del sabor de su mujer, pasando su lengua húmeda y caliente por su intimidad. Introduciéndola con habilidad y arrastrándola hasta su botón... pero se detuvo, en ese momento quería estar dentro de ella, sentirse uno solo y que ella lo sintiera.

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