ERES MI MUJER

31

La madre de Kagome la abrazó fuertemente, ella conocía a su hija y sabía que su semblante y su llanto era de dolor.
Su abuelo y Sota se lanzaban miradas interrogativas. Sota se encogía de hombros y negaba con la cabeza. Su abuelo la miraba y miraba a Sota de nuevo.
- Esa es mi nieta Kagome?... porqué luce diferente?
- No lo sé abuelo... y pensar que la hallé atractiva... pensé que era una de sus amigas... guácala!
- Ven... terminemos de entrar, te prepararé un té y me contarás todo... pero solo cuando quieras o estés lista.

Kagome entró però se detuvo un momento y fue a abrazar a su abuelo e hizo lo mismo con Sota.
- Kagome! Porqué luces tan cambiada?
- Yo pensé que eras alguna de tus amigas... dijo Sota con cara de disgusto por haber pensado que la halló atractiva.
- Es una larga historia.
- Ah por eso no hay problema... no tenemos nada que hacer.
- Ya papá deja de presionarla... nos contará todo cuando esté lista y solo si quiere hacerlo... dijo su madre con comprensión.
- Oye Kagome, te hiciste un tatuaje en la frente?... preguntó Sota con curiosidad tocando su luna menguante con el índice.
- Ah... no... es parte de la historia también... respondió  con un poco de nervios.
Pero por ahora solo quiero cambiarme y ponerme ropa cómoda.
Mamá, podrías no decirle a nadie que estoy de regreso? Ni a mis amigas ni a nuestros parientes.
- No te preocupes, he dicho que has hecho un largo viaje después de tu graduación.
- Bien... iré a cambiarme.

Kagome estaba agradecida de tener una madre como la que le tocó. Era peculiar. Todas las cosas que ella había vivido, las experiencias, el haber conocido a Inuyasha, todo lo había tomado con naturalidad, como si se tratase de cosas de la vida diaria. Y esta vez no sería la excepción estaba segura de eso.
Kagome bajó las escaleras y se sentó en la sala. Tomó su té y miró un poco la televisión.
Su abuelo estaba expectante. Estaba sentado en la posición de flor de loto con sus brazos cruzados, mientras daba golpecitos sobre uno de sus brazos con el índice, se notaba la impaciencia por saberlo todo.
Por otro lado Sota jugaba con su celular pero de vez en cuando la miraba por encima de su celular. Pero su abuelo se desesperó y no pudo más.

- Kagome... ella lo miró con serenidad.
Lo dirás en algún momento?
La madre de Kagome se tiró hacia atrás... su padre era todo un personaje. Era un caso perdido.
Kagome dejó escapar una risita nerviosa.
- Está bien... y suspiro profundamente.
Comenzó a contar todo desde el inicio.
- Entonces no estabas enamorada del hermano Inuyasha?.. preguntó Sota.
- Si... bueno, al menos es lo que creía.
- Entonces su hermano Sesshomaru estuvo aquí?
- Si, eso fue cuando...
- Y cómo es Sesshomaru?...la interrumpió Sota
- Ya déjenla hablar!... exclamó la madre de Kagome.
Kagome pensó por un momento... como es Sesshomaru?

- Sesshomaru es fuerte... mucho más fuerte que Inuyasha. También se parecen, pero Sesshomaru es un demonio completo... y comenzó a describirlo físicamente... lleva dos espadas consigo, una es muy potente, Bakusaiga, es poderosa y capaz de crear estragos, y la otra es colmillo sagrado. Es capaz de revivir las personas, pero solo una vez.
Los ojos y la boca de Sota estaban abiertos. El abuelo de Kagome seguía sentado en la misma posición pero sus manos estaban apoyadas sobre sus rodillas y su cabeza estaba por despegarse de su cuello, cada vez estiraba más su cuello hacia adelante al escuchar lo que su nieta relataba.
Kagome prosiguió con el relato, omitiendo algunas partes, eran demasiado candentes como para entrar en detalles.

- Entonces el día que sellamos nuestra unión con Sesshomaru como marido y mujer fue cuando se formó la luna menguante en mi frente.
La madre de Kagome estaba fascinada de escuchar todas las proezas de Sesshomaru. Pero un gesto sombrío se dibujó en su rostro.
Kagome supo de lo que se trataba.
- Mamá... su madre la miró con los ojos aguados... crees que no debí hacerlo?
- Esa no importa Kagome... se trata del amor. Uno por amor hace tantas cosas. Locuras, estupideces y cosas que jamás te creerías capaz de hacerlas, pero descubres que eres más fuerte de lo que pensabas. Además de todas formas me habrías visto morir, eso habría sucedido tarde o temprano, también a mi... dijo su abuelo... Sota bajó su cabeza...- Pero si me presentas una hermosa Yokai podría ir a vivir contigo en el Sengoku... dijo con gracia el jovencito...
- Veremos que se puede hacer... dijo Kagome riendo... la sacerdotisa siguió con su relato hasta el momento en que saltó dentro de pozo... - Y eso fue lo qué pasó.