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- Cuánto tiempo Sesshomaru, cuánto? Porqué?
- El tiempo que sea necesario... no puedes estar aquí, corres peligro y yo... debo protegerte.
- Tu no tienes que protegerme, yo sé cuidarme sola! Porqué?!... porqué ahora que todo es perfecto entre nosotros?... dijo con su voz quebrantada.
Sesshomaru terminó con su baño y se fue sin dignarle una mirada. Prefirió hacer hacerlo así. No podía ser suave con ella en ese momento o terminaría accediendo a sus peticiones.  Ya una vez le dijo que no se puede ser siempre bondadoso sino las cosas terminan saliéndose de control. Y las cosas no estaban marchando bien desde que Satoru cruzó la línea. Ahora se había aliado con alguien poderoso. Para el no significaba un peligro. Pero no quería exponer a su mujer.

Kagome se quedó de pie en la nieve.  Sus lágrimas rodaban por sus mejillas y con sus manos estrujaba su yukata con impotencia. No podía aceptarlo. Debía buscar la manera de convencerlo. Volvió a la habitación pero Sesshomaru no estaba. Se dirigió al despacho y ahí lo encontró. 
- No lo aceptaré, no lo haré... ella ignoraba todo lo que estaba sucediendo. Todo estaba sucediendo a causa de su bondad. No sabía que una guerra podía desatarse, que podrían haber muchos muertos, personas inocentes morirían y todo por ella. Porqué otro macho Yokai la deseaba.
- Las decisión ha sido tomada... dijo Sesshomaru con frialdad.
Todo está preparado. Mañana serás escoltada hasta el pozo. Debes poder atravesarlo, tú perteneces a este mundo y al tuyo.
- Dije.... Que no... lo haré!... replicó Kagome con firmeza y con sus dientes apretados.
Sesshomaru estaba perdiendo la paciencia.
Él podía haber cambiado por ella en algunos aspectos, pero no había dejado de ser el Sesshomaru de siempre. El Yokai miraba a través de la ventana, tratando de contenerse, no quería enojarse con ella, pero el peor defecto o cualidad que su mujer tenía era la obstinación. Pero hizo como que no la escuchó.
- Vete a dormir... fueron su últimas palabras. O habrían sido sus últimas palabras.

- Acaso no escuchaste lo que dije?!... alzando la voz.
En ese momento Sesshomaru se dio la vuelta enfurecido, sus ojos estaban rojos, lo había llevado al límite, ahora ella aprendería a conocerlos.
- ACASO NO FUI CLARO CUANDO TE DIJE QUE NO INTERVINIERAS EN ASUNTOS QUE NO TE INCUMBEN? ES UNA ORDEN! TE IRAS MAÑANA Y NO VOLVERÁS HASTA QUE YO CONSIDERE QUE ES CONVENIENTE!
HAS ENTENDIDO?!
Sus marcas se habían deformado y sus colmillos habían crecido.
VETEEEEEE!!!!  ERES SOLO UN OBSTSCULO!!!  Me he reteñido de muchas cosas yendo contra mi propia naturaleza por ti.  PERO NO LO HARÉ MÁS!!! Gritó el Yokai de forma aterradora y comenzó a destrozar todo lo que había en el despacho.

Los ojos de Kagome se cristalizaron, dio un paso hacia atrás. No por miedo a que el la lastimara, porque sabía que no lo haría. Pero jamás  pensó que Sesshomaru se comportaría con ella de esa forma. Primero le hacía él amor y le decía que la amaba y luego la deschaba? Sus lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas casi al instante. Soltó un suspiro y puso una mano en su estómago, sintió náuseas.
Al parecer algunas cosas o algunas personas no cambian.  Era cierto el dicho que rezaba que el lobo pierde el pelo pero no pierde el vicio.
Entonces salió de su habitación, mientras se agarraba su estómago para no devolverlo, dando pasos torpes... llegó a su habitación y se echó sobre el futón a llorar.

En otro lado del palacio Inuyasha pudo sentir el aura demoniaca de Sesshomaru, sintió su youki que estaba muy alterado. Salió de la cabaña y se acercó lo suficiente para escuchar y saber si era necesario intervenir.
Pero escuchó todo y supo de lo que se trataba.
Estaba consciente que Kagome era muy obstinada y que no habría sido fácil para Sesshomaru deshacerse de ella.
- Has cambiado en algunos aspectos Kagome, pero sigues siendo la misma necia cabeza dura... dijo Inuyasha hablando al viento.
Dio la vuelta y regresó a la cabaña.

Sesshomaru había destrozado su despacho.  No estaba enojado con ella. Estaba furioso consigo mismo por experimentar el dolor de tener que alejarse de su mujer, no quería estar lejos de ella, pero debía hacerlo. Tampoco quiso hablarle de esa forma, pero era necesario, de otra manera se habría salido con la suya y no podía correr el riesgo de perderla.
Tampoco quería explicarle las razones. No quería hacerla sentir culpable. Se le explicaría una vez que todo acabara.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora