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Sesshomaru se convirtió en esfera de luz y se dirigió a la aldea de Inuyasha. Se detuvo en el aire y observó todo cuánto había bajo sus pies. Descendió en el bosque y comenzó a caminar en dirección a la aldea.
Aún era temprano, solo algunos estaban despiertos. Inuyasha percibió él aura demoniaca de Sesshomaru.

- Qué?... qué es esa peste que siento?
Inuyasha salió de la su cabaña y fue al encuentro de Sesshomaru. Al ver que este venía solo se preocupó.
- A que has venido Sesshomaru? Donde está Kagome?... hay algo que no cuadra aquí.
- Tenemos que hablar Inuyasha.
- No Sesshomaru... tú tienes que hablar. Comienza a hacerlo.
- Se trata de Kagome.
- Maldito! Lo sabía! Qué le hiciste que le pasó?... dijo Inuyasha muy alterado desenvainando su espada.
- Calmate híbrido... Kagome está bien. Demasiado bien diría.
Se trata de algo relacionado con ella.
- Habla de una vez!... exigió el hanyo.

- Uno de mis subidos se ha infatuado de ella.
- Ja!... es normal, Kagome es una bella mujer no es cualquiera... y me imagino que tú estás celoso.
Sesshomaru contrajo sus mandíbulas pero siguió hablando.
- Debido a su comportamiento inaceptable y las confianzas que se tomó con ella decidí acabar con él. Pero ella intervino impidiéndome que lo hiciera.
- Ja! Típico de Kagome... me recuerda una vieja historia.... Inuyasha se refería a Kouga.
- Debido a su insistencia accedí a su petición y no lo maté así que decidí desterrarlo, le prometí que si volvía a aparecer en mis territorios o si nos cruzábamos en el camino acabaría con el. Pero este tipo, es conocido por su fama de enamoradizo.

Primero atacó algunos de mis soldados matando a algunos y dejando mal heridos a otros amenazando con acabar con mi soberanía y mi reino.
- Qué pasa Sesshomaru tienes miedo?
- Inuyasha... no juegues con mi paciencia.
Luego lastimó a Rin.
El semblante de Inuyasha cambio y prestó más atención, lo que escuchó no le agradó, sabía que se trataba de algo serio.
- Lastimó a Rin con un conjuro, sino hubiese sido por la intervención de Kagome Rin habría muerto, y lo último: intentó atacar a mis soldados, sin dejar rastro de su olor o su aura.
Su objetivo es Kagome. Yo podría buscarlo solo, pero eso implicaría dejar a Kagome desprotegida y no quiero que eso pase, no quiero dejarla sola.
Sesshomaru se detuvo, lo que estaba por hacer no era fácil... pedirle ayuda a Inuyasha... él no necesitaba de la ayuda de nadie, pero su preciosa mujer lo valía todo.
- Entonces necesitas mi ayuda. Que es lo que necesitas precisamente?
Inuyasha le ahorró la humillación de pedirle ayuda.

- Tengo que reconocer tus habilidades de sabueso, lograste descubrir donde se escondía Naraku con la ayuda de tus amigos. Tengo que proteger a Kagome de ese maldito. Se cuales son sus intenciones, desea llevársela.
- Grrrr......Inuyasha gruñó
- Cuando Rin estuvo bajo el maleficio, deliraba y decía cosas sin sentido. Dice de haber soñado con un hombre al cual no pudo ver su rostro que se llevaba a Kagome y jamás la volvíamos a ver.

- Entonces me estás pidiendo que busque a ese tipo? Y cómo sabré que es él sino lo conozco, si además logra esconder su aura y su olor?
- No...
~ No puedo creer que esté por hacer lo que voy a hacer... pensó Sesshomaru.
- Necesito que vengas al palacio por un tiempo. El palacio es una fortaleza, Kagome está al seguro, pero si yo no estoy, no importa cuán seguro sea, corre peligro. Se que el infeliz de Satoru no la lastimaría, pero no permitiré que se acerque a ella. El único que puede cuidar de ella aparte de mi... eres tú.
Me cuesta reconocerlo, pero lo hiciste durante tres años y se que lo harías de nuevo.

- Tsk! Yo en tu palacio? Acaso te has vuelto loco?
- Qué hay de malo en ello Inuyasha, preguntó Kikyo... quien había escuchado la conversación.
- Kikyo siempre escuchas las conversaciones ajenas?
- Siempre hablas gritando frente a todos Inuyasha? Sería difícil que no me enterara.
- Inuyasha... se trata de Kagome... dijo la anciana Kaede.
- Tu también anciana?
- Kagome siempre estuvo dispuesta a ayudar aunque esta no fuera su guerra, ahora te toca devolverle el favor.
Inuyasha gruñía como un perro molesto.
- Puedes venir con tu mujer si así lo deseas. El palacio es grande no tendremos que encontrarnos siquiera.
- La única manera que yo acepte es que todos nosotros vayamos. Solo así podré tolerar la idea de tener que estar contigo bajo el mismo techo.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora