17

1.1K 112 6
                                    

La mañana siguiente Kagome despertó antes que Sesshomaru. Se dirigió a la cocina con la intención de preparar todo lo necesario para el picnic. Cuando los sirvientes la vieron trataron de impedirle el acceso a la cocina ya que ella por ser la señora del palacio no podía rebajarse a estar en las zonas de la servidumbre.

- Señora, si usted desea algo solo debe comunicárnoslo, usted no debería estar aquí. Nosotros estamos a su servicio a toda hora.
- Reiko, muchachos, porfavor... no se preocupen. Hay algo que ustedes no saben de mi y es que cocinar es una de mis pasiones, soy muy buena cocinera.
Los sirvientes abrieron los ojos con asombro. Jamás habían sabido de una demonesa, o señora de algún imperio o palacio que cocinara. Mucho menos que los tratara con amabilidad y educación.  En cambio ella era dulce y a la mano. Ahora entendían porque su amo la había llevado al palacio y la había tomado como mujer.

La humana se puso manos a la obra.
- Bien muchachos necesitaré de se ayuda. Me sirven algunos ingredientes.
Los sirvientes ayudaron en todo a su señora mientras ella preparaba los alimentos para poder pasar un día agradable junto a Rin y el Yokai. Cuando hubo terminado los sirvientes no podían creer cuantas delicias había preparado la mujer de su amo. Decir que estaban maravillados era poco.
- Entonces que les parece?
- Mi señora, es usted sorprendente!... dijo Hitoshi en un cumplido y al mismo tiempo haciendo una reverencia.
- Bueno. Pongan una parte en una cesta, junto con las bebidas. Preparé en abundancia así también ustedes pueden comer.
- De verdad podemos mi señora?... preguntó una de las sirvientas.
- Por supuesto. Adelante... prueben un poco... tienen que darme el visto bueno. Necesito saber cómo quedó.
Con un poco de pena, los sirvientes probaron lo que Kagome había preparado. Al saborearlo quedaron en éxtasis. Nunca había probado algo así en su vida.

En la habitación, Sesshomaru había despertado encontrándose solo. Su mujer no estaba a su lado. Donde había ido? Se levantó y salió de la habitación encontrándose con ella en uno de los pasillos.  Ella caminaba distraída sumergida en sus pensamientos.
- Mujer!
Kagome se asustó un poco, la tomó por sorpresa. Ella se sonrojó al recordar lo que había sucedido la noche anterior.
- Dónde estabas? Desperté y no te vi.
- Ammm... si es que desperté temprano.
- Hmp... tengo unos asuntos que atender. Habla con Jaken para que organice todo lo necesario para hoy.
- Mjm... respondió la azabache.

Antes de seguir con su camino Sesshomaru se acercó para darle un lento y romántico beso. Se alejó de ella y se marchó.
Kagome abrió sus ojos y suspiró.

~ No dejan de ser raros sus modos, pero creo que me estoy acostumbrando, estoy aprendiendo a conocerlo. Su expresión es la misma, pero puedo ver en su mirada cuando está sorprendido, o cuando algo lo inquieta. También puedo ver la ternura. Pensaba para si misma.

Kagome fue en busca de Jaken, hasta que lo encontró.
- Jaken!
El pequeño monstruo saltó del susto! Se escondió detrás de una base pues no sabía si la humana le propinaría una paliza.
- Qué hice esta vez? Déjame en paz humana! No eres de mi agrado.
- Tu tampoco lo eres pero tendrás que acostumbrarte a mi al igual que yo.
Jaken tenía los ojos entrecerrados mientras miraba a la humana.
- No sé qué le has hecho a mi amo pero seguro no es algo bueno, el ha cambiado a causa tuya!
- Jaken... hace cuánto Sesshomaru no te da un puño? O un pisotón?
El pequeño sapo verde se quedó pensativo.
- Ahí tienes la respuesta... y todo gracias a mi Jaken.
- Sí pero al menos antes me tomaba más en cuenta! En cambio, desde que tu llegaste... decía con los ojos llenos de lágrimas... es como si ya no me necesita.
- Awww pobre Jaken... estás celoso?
- Mira humana, yo llevo siglos al lado de mi amo bonito. Tu? Unas cuantas semanas? Y piensas en reemplazarme?
Kagome se estaba divirtiendo con los celos de Jaken, no podía esconderlos. Pero no quería seguirlo importunando.
- Oh por supuesto que no Jaken! Jamás podría hacer algo como eso... de hecho he venido porque tu amo necesita que hagas algo.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora