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Cuando Sesshomaru salió del lugar Kagome se acercó a los cajones.  Dentro de ellos había toda suerte de cosas. Hermosas telas, kimonos, accesorios de belleza, aceites y todo lo necesario para el cuidado personal, por su aspecto eran cosas muy caras, pero no podía esperarse menos de Sesshomaru, era un príncipe y muy adinerado. En un principio quería rechazarlos pero luego pensó que no tenía nada más que una mochila con unas cuantas piezas que dentro de poco serían inútiles dado que se acercaba el invierno. Kagome pidió a Hitoshi que llevaran las cosas a su habitación. Poco después se preparaba para ir a dormir; comenzó a caminar por los pasillos del palacio hasta quedar entre el shoji de la habitación de Sesshomaru y el shoji de la suya.
Pero se detuvo en medio, en su mente había una duda.

~ Muy a pesar de mi, el gesto de Sesshomaru de comprar todo esas cosas fue noble.  Debería agradecerle. Pero si lo hago pensará que lo he perdonado y eso nunca sucederá. Aún llevo el aori de Satoru, jaja creo que me divertiré un poco.

Sesshomaru estaba en su habitación, estaba en su escritorio revisando un pergamino pero percibió la presencia de Kagome y su olor, cada vez era más fuerte, pero su olor estaba mezclado con el olor del desgraciado de Satoru cosa que le desagradaba mucho. Sintió que esta se detuvo fuera del shoji de su habitación. Su cabeza estaba gacha pero alzó su mirada fijándola en el shoji, estaba expectante, en su interior se había anidado la inquietud. La azabache tocó y desde adentro escuchó un Adelante!

Deslizó el shoji para entrar pero en la cara de Sesshomaru había desagrado.

- Sesshomaru yo he...
- Fuera de aquí!
Ni bien habló la mujer había sido echada fuera por Sesshomaru.
Ella lo miraba con desconcierto.
- Me estás echando?
- Sí! sal de aquí!
- Esa no es la forma de tratar a una mujer! Así que no me iré hasta que no escuches lo que tengo que decir!

Sesshomaru se levantó echo una furia y la tomó de una de sus muñecas.
- Tienes el descaro de presentarte en mis aposentos con el aori de Satoru? Impregnada de su aroma?
Fui muy claro contigo mujer! Deshazte de esas ropas y quémalas y luego date un baño y elimina toda su peste de tu cuerpo. El único olor que deberías tener es el mío pero sino quieres está bien, pero no permitiré que mi compañera lleve el olor de otro macho!!!

- Suéltame que me lastimas!
Sesshomaru aflojó su agarre y volvió a su lugar. 
Kagome enfuerecida se quitó el aori y lo lanzó entre la llamas de la chimenea que se encontraba en la habitación de Sesshomaru.

- Solo venia a darte las gracias por las cosas que trajiste para mi.
Apenas terminó de hablar y se dio la vuelta para salir de la habitación.
Sesshomaru la vio mientras se iba. Llevaba ropa demasiado reveladora poco adecuada para la temporada dejando ver todas sus formas.  En sus labios se dibujó una media sonrisa después de ver el gesto que su compañera había cumplido, lanzar entre las llamas el aori de Satoru.

Kagome se dirigió a las aguas termales no por complacer a Sesshomaru, pero era una noche fría y un baño caliente le caería muy bien.
Se sumergió en el agua y comenzó a recordar al demonio dominado por los celos.  Sin darse cuenta sonrió y sus mejillas se ruborizaron. Parecía que el Gran Lord del Oeste sí tenía una debilidad. Los celos. Pero no podía olvidar el daño que le había causado, sin embargo necesitaban hacer una tregua ya que viviría ahí y tendría que tratar con el y necesitaba llevar una vida pacífica en la medida de lo posible.
Pero no cedería hasta que Sesshomaru diera el primer paso debido al comportamiento salvaje de esa noche.

En otro lado del palacio Sesshomaru era consumido por la rabia. Fantaseaba con despellejar vivo a Satoru por su atrevimiento. Kagome llevaba su marca, aunque no era del todo visible pero también llevaba su olor. El siendo un demonio del clan de los linces debió darse cuenta gracias a su olfato.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora