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Kagome tiraba su cabeza de lado disfrutando de ese momento... Sesshomaru bajaba la esponja por su espalda. Se acercó a su mujer y depositó un beso en su cuello. Ella tiró su cabeza hacia atrás apoyándola contra su pecho y...
- Amo bonitoooo!
El rostro de Sesshomaru se contrajo.
- Imterrumpo algo?... preguntó la cosa verde.
Kagome tomó una piedra y se la aventó a Jaken  haciendo que este cayera patas arriba.
- Pervertido! Sal de aquí.
El pequeño Yokai se levantó sobándose la cabeza.

- Para tu información humana, he visto hembras Yokai más hermosas que tu. De hecho recuerdo cuando era un poco más joven me enamoré de una Yokai, se llamaba Jakena y tenía...
Pero antes de proseguir Sesshomaru le había dado un puño.
- Ahora me darás una razón para no matarte Jaken, y tiene que ser una muy importante de lo contrario...

- Amo... se trata de Satoru!
Sesshomaru se detuvo y dejó caer a Jaken al suelo. El Yokai seguía desnudo.
- Amo bonito, usted es magnífico pero me siento perturbado en este momento.
Sesshomaru ignoró a Jaken...
- Habla, qué hay con Satoru?
Jaken tenía la cabeza gacha, estaba a la altura de las partes nobles de Sesshomaru.
- Verá amo... alguien lo ha visto merodear cerca del monte asama, pero el maldito es muy astuto. Lo perdieron de vista.

- Jaken... cuando hables conmigo mírame! no escuché nada de lo que dijiste.
Jaken tragó gordo, si alzaba la cabeza se encontraría con esa cosa gigante frente a su cara.
~ Qué hago el amo me matará!
Jaken levantó lo cabeza pero mantuvo los ojos cerrados.
Entonces habló a toda velocidad... - Satoru merodeaba cerca del monte Asama pero lo perdieron de vista...
Sesshomaru tomó sus ropas para irse pero en un movimiento su miembro golpeó a Jaken en la cara.
Kagome cubrió su boca con sus manos, quería estallar en carcajadas.
- Necesitaré terapia... dijo el pequeño Yokai mientras uno de sus ojos le temblaba.
Jaken miró a Kagome que mantenía sus manos sobre su boca y sus ojos a punto de salir de sus cuencas.
- Acaso te ríes de mi?
Kagome apretó sus labios y negó con la cabeza.
- Yo que tú no reiría tanto. Muy pronto el amo Sesshomaru entrará en celo. Ya viste las dimensiones del amo? Te deseo suerte... dijo Jaken en tono burlón.
- Jaken! Espera!
- Ahora qué quieres mujer?
- A qué te refieres con la época de celo?

Jaken entrecerró los ojos con malicia.
- Realmente no lo sabes?
Ella negó con la cabeza.
- Ujujujuuu... se burló  Jaken sacudiendo su mano.
- Te destrozará, te partirá en dos, te dejará como shish kebab, te dará como a cajón que no cierra.
- Jaken... me asustas.
- Deberías estarlo.
- Puedo hacerte una pregunta?
- Desde cuando tantas confianzas mujer?
- Deja de hacerte el difícil. Además... tú conoces al amo mejor que nadie.
Jaken se hinchó de orgullo e hizo un gesto presuntuoso.
- Por supuesto que lo conozco mejor que nadie, llevo siglos acompañando a mi amo.

- Sesshomaru ha tenido muchas hembras?
Jaken se detuvo a pensar un momento.
Nunca le había puesto atención a ese detalle. Pero cuando llegaba la época de celo, muchas hembras desfilaban por el pasillo que daba a su habitación, una por cada día que pasaba, en ocasiones dos.
- Pues en su época de celo, cada día tomaba una hembra diferente, ninguna resistía más de un día el ritmo del amo.
- Y cuánto tiempo dura la época de celo?
- Alrededor de diez días.
Kagome quiso hacer un cálculo aproximado de cuantas hembras había tomado. Pero pensó que habrían podido ser cientos o miles de ellas.
La sacerdotisa tragó gordo.
- Haces bien en preocuparte. En esos días nadie puede acercarse al amo, su bestia toma el control por completo, serás  tu y el nada más.

Kagome sumergió en el agua mitad de su rostro, solo sus ojos violetas quedaron a la vista. Su preocupación era notable. Además, se sentía celosa de saber que Sesshomaru había tenido varías hembras o mejor dicho: muchas!
Un soldado de Sesshomaru lo esperaba afuera de su despacho.
- Dime todo lo que sepas Katashi.
- Amo... vine lo más rápido que pude. Usted me dejó encargado de los territorios del monte Asama y aledaños. Hice una ronda de inspección cerca de una aldea, ya había oscurecido así que decidí alejarme un poco para descansar cuando escuché ruido de alguien que pisaba las hojas en el camino; pensé que era algún humano que pasaba por ahí por lo que no le di importancia, además no pude sentir su aura demoníaca. Cerré mis ojos pero los pasos de acercaban más entonces los abrí y lo vi acercarse a mi con malas intenciones así que decidí atacarlo, pero el maldito es muy veloz, usted sabe, los de su clan su raza es muy ágil, los linces se escabullen fácilmente. Intenté seguirlo pero se escapó. Fue difícil rastrearlo, también su olor desapareció junto con su aura. Ordené a algunos soldados que rastreen la zona y a otros que se mantengan en guardia y vine lo ante que pude para avisarle.

ERES MI MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora