ERES MI MUJER

10

- Ahora sal de mi presencia y de mi palacio!!!
Satoru salió de inmediato. Había sido humillado, estaba furioso y juró que eso no se quedaría así. Se vengaría de Sesshomaru, le causaría dolor al punto de querer morir.

Kagome observaba a Satoru mientras se marchaba, en su rostro se notaba un gesto penoso. Sentía pena por el joven Yokai.
Sesshomaru la miraba con seriedad.
Pero ella hizo para verlo y esta vez tenía un gesto duro.

- Era necesario? Ibas a matarlo por nada?
Sesshomaru se llenó de rabia.
- Tu piensas que es nada.  Pero las leyes de los
demonios no son iguales a las leyes humanas.  Lo que el hizo es una falta grave.  Si una hembra ya está tomada no debes mirarla, debes alejarte, el ni siquiera te conocía, era la primera vez que te veía y se tomó demasiada confianza.  Eso: es penado con la muerte.

- No! No lo entenderé porque justamente soy humana, y jamás aceptaré algo así.
- Aprende a vivir con ello.
- No! No puedo y nunca lo haré.  Porque si querías una compañera humana debiste evaluar los riesgos. Si tu compañera fuera una demonesa como tú, estarían en la misma nota, así que tú también aprenderás a vivir con ello!
Y en lo que a ti respecta... dirigiéndose a Jaken que ya se había recuperado de la patada...
La próxima vez te purificaré, deja de entrometerte!
Jaken se escondió detrás de Sesshomaru que por dentro estaba divertido con la escena. Al fin ese sapo metido pensaría dos veces antes de abrir la boca.

Kagome se dirigió a su habitación y se echó en el futon.  Por poco y se llevaba a cabo una tragedia. No que no estuviese acostumbrada a ver demonios morir pero consideraba que Satoru era un Yokai simpático y que morir por tan poco era un acto extremo. Aparte, cómo podría Sesshomaru matar a alguien que le había servido por tanto tiempo? su fiel servidor.
Un largo rato después escuchó que alguien tocaba afuera de su habitación.

- Adelante!
Abrieron el shoji y se encontró con una figura esbelta. Realmente Sesshomaru era apuesto. Bueno, apuesto era muy poco para describirlo.  Simplemente era bello. La joven chica se sentó de golpe y adquirió un gesto serio queriendo parecer molesta.
- Todo está preparado para cuando les toque partir. Una carroza las estará esperando al alba. Regresarán antes de la puesta del sol. No deben exponerse a los peligros del camino.

Hizo una pausa y miró a Kagome que con indiferencia escuchaba.  Se dio la vuelta para irse pero se detuvo y sin mirarla le preguntó.
- Sigues molesta conmigo?
Pero hubo solo silencio.
- No me espero que entiendas, pero así funcionan nuestras leyes. Nuestras hembras son sagradas sin importar raza o especie. Por otro lado, oírte decir que soy tu marido....se detuvo de hablar por un momento......se siente bien: espero que un día puedas sentirlo y que no solo sean palabras.... Finalmente se marchó.

Kagome sentía una presión en el pecho. Las palabras de Sesshomaru habían tenido efecto en ella. Pero no sabía si era algo positivo o todo lo contrario. Pero eso no importaba en ese momento.  Estaba feliz por poder pasar su cumpleaños con sus amigos.
El día de su cumpleaños llegó, Sesshomaru se había marchado el día anterior, tenía algo importante que hacer. Kagome y Rin partieron al alba.

Después de un poco llegaron a la aldea. Todos los habitantes estaban curiosos de ver esa carroza tan lujosa llegar a un lugar tan humilde. Quien vendrá en ella? Se preguntaban todos. Miroku, Sango y los demás salieron también hasta que de la carroza bajaron Rin y Kagome. La sorpresa de sus amigos fue grande. No pensaban verla tan pronto, está demás decir que el encuentro fue emotivo y la alegría inmensa. Inuyasha hizo acto de presencia y con una sonrisa triunfante habló.

- Ja! Entonces es tal como pensé. Tu vida debe haber sido un infierno estos días, de otra forma no habrías regresado.
Kagome acababa de llegar y ya tenía suficiente de Inuyasha.
- Debes estarla pasando muy mal. Sesshomaru es un especialista en tratar mal a los humanos.
El grupo de amigos no podían creer lo bruto que era Inuyasha.