Capitulo 28

191 14 0
                                    


Casi habían llegado a la villa cuando el teléfono de Michael sonó.

-Lo siento -se disculpo el-. ¿Te importa?

-Adelante -Helena sacudió la cabeza-. Creo que hoy te has ganado una llamada de negocios.

Él sonrió mientras contestaba. La idea de anillo de compromiso había sonado buena. <<Ante la duda, compra una joya>>, era la mayor contribución que había hecho Isabella a su educación.

-Henry, espero que llames para darme buenas noticias -y, con suerte, la hora del vuelo en el que llegaría. Quería todo lo que Helena y el habían hablado, negro sobre blanco, antes de que algo cambiara. Y antes de regresar a Londres y enfrentarse a sus familias.

-Me temo que no -Henry parecía agobiado-. ¿Puedes hablar?

-Si, puedo hablar -el coche se detuvo frente a la puerta de la villa-. Un momento.

-Déjame adivinar -observo Helena-. Tienes trabajo.

-Un poco nada más. Pero cenaremos juntos.

-Por supuesto -ella sonrió-. Me debes una cosa.

-Es verdad -Michael bajo del coche y se dirigió al interior de la villa-. ¿Henry? Aquí estoy. ¿Qué sucede?

-Necesito que tomes una decisión sobre prioridades -contesto Henry.

- ¿Prioridades? -Michael se sentó en el estudio.

- ¿Qué es más importante para ti, el acuerdo postnupcial o los contratos para la venta de This minute a Sevilla-Pasquarelli?

- ¿Te refieres a los contratos que empujaron a mi padre a nombrarme director general, a cambio de que Ruggero nos vendiera su compañía? -aclaro Michael. Ambos sabían que el interés de esos contratos tenia mucho que ver con su futuro en Sevilla-Pasquarelli-. ¿Por qué? ¿Algo va mal?

-Tu padre esta poniendo objeciones a muchos detalles -ambos sabían que Ezequiel pelearía con uñas y dientes por el control de esa compañía hasta el día de su muerte.

Pero Michael tenia fe en Ruggero. Su hermano le había confirmado que el trato estaba hecho y eso significaba que lo estaría, tarde o temprano, por muchos inconvenientes que pusiera su padre.

-El equipo de abogados de tu hermano está haciendo un trabajo increíble, pero creo que quizás allane el camino por nuestro lado.

- ¿Intentas decirme que renuncias a unas vacaciones pagadas en la Toscana? -Michael apoyo los pies sobre el escritorio.

-Quizás intente no colarme en tu luna de miel -Henry se rio-, pero solo por motivos laborales.

-Pues me temo que vas a tener que colarte -contesto el-. Necesitamos ese contrato firmado.

- ¿Tan mal van las cosas?

-En realidad, todo lo contrario -Michael recordó la expresión de Helena al ver el anillo-. Van muy bien. Y no quiero darle a mi padre la oportunidad de arruinarlo todo.

- ¿Le crees capaz? -Henry parecía sorprendido-. Se que no esta del todo feliz de verte casado con la hermana equivocada, pero ¿realmente importa?

-Pues yo creo que al final si va a importar. Al menos para mi -había pasado menos de una semana, pero la relación con Helena se parecía más a una relación de lo que nunca había sido con Karol.

-Pareces enamorado, amigo mío.

-Soy un recién casado -bromeo Michael-. Debo estar colado por mi esposa. Cualquiera que sea.

-De acuerdo -Henry se rio-. Todo parece ir de perlas con la nueva señorita Sevilla. ¿A que tanta preocupación?

-Mi padre me dejo muy claro, y su inestable socio también, que a no ser que regrese de este viaje con un contrato postnupcial firmado ante notario, tomaran cartas en el asunto. Quiero intervenir en los acuerdos de mi matrimonio con Helena. Y eso significa que necesitamos que lo legalices.

-Me parece justo -podría cenar con Helena, declararse, darle un beso de buenas noches... una noche más de frustración, solo en su cama, y firmarían los papeles que convertirían el matrimonio en real.

-Voy a reservar ese vuelo -le aseguro-. Pero, Michael, asegúrate de estar los dos de acuerdo cuando llegue allí. Ya sabes que estas cosas salen mejor cuando no hay sorpresas.

-Lo se. No te preocupes -comparada con Karol, Helena era un libro abierto y, dado que ya no le quedaba ningún hermano que pudiera enamorarla, supuso que podría estar tranquilo.

-Entonces, me reuniré con los tortolitos mañana -se despidió Henry antes de colgar.

Michael dejo el teléfono sobre el escritorio y saco la cajita de la joyería del bolsillo. La abrió y admiro la piedra azul en el centro del anillo.

Una hora más y sería el momento de declararse a su esposa. Una sonrisa se formó en su rostro.

PLANES DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora