Eso, desde luego, no formaba parte del plan.
Michael contemplo a su mujer salir a trompicones del estudio y subir corriendo las escaleras, con el estúpido camisón de satén enredándose entre sus piernas.
- ¿Qué ha pasado? -pregunto Henry, que regresaba con un vaso de agua en la mano.
-No tengo ni idea -contesto Michael-. Pero lo voy a averiguar. Quédate aquí.
Tenían un acuerdo. Michael subió las escaleras furioso. Lo habían hablado todo. ¡Hasta se había casado con ella! Le había comprado ese maldito anillo y se había acostado con ella. Había empezado a albergar esperanzas sobre el futuro soñado. Y, de repente, no podía firmar.
No, ese no era el plan.
Llamo con fuerza a la puerta de la suite nupcial, pero no espero respuesta antes de irrumpir en el dormitorio. Ella sabia de sobra que le debía una explicación.
-Michael, yo... yo lo siento -Helena parecía muy pequeña, encogida de lado sobre la cama.
-Pues entonces baja y firma ese acuerdo.
-No puedo -Helena sacudió la cabeza-. Lo siento.
-No quiero disculpas, quiero explicaciones -Michael permaneció junto a la puerta.
-No puedo firmar porque no son ciertas. Las declaraciones.
- ¿Qué? -el parpadeo confuso-. ¿Ya estas casada? ¿Enamorada de otro? -eso seria demasiado cruel. Las dos hermanas...
-No, no es eso -Helena hablo con un hilo de voz entrecortada.
Y, de repente, el lo comprendio. Y deseo no haberlo hecho nunca.
-Tienes un hijo-cualquier emoción negativa que fuera capaz de sentir se acumulo en sus entrañas. Traición, horror, dolor-. ¿Dónde está?
-Fue adoptada -susurro Helena.
-La abandonaste -Michael no podía apartar la vista del rostro de esa mujer.
Había llegado a pensar que podría planear una vida junto a esa mujer, y descubrió que le había estado ocultando algo así. Ella había esperado a que estuviera enamorado antes de decírselo.
-Fue un error. Yo tenía dieciséis años y estaba muy asustada -ella hablaba atropelladamente, pero Michael apenas la escuchaba.
Intentaba encontrar algún sentido a la horrible realidad que se revelaba ante él. La mujer que amaba era una mujer mentirosa que abandonaba a la gente. Y él le había creído cuando le había prometido quedarse a su lado, construir un futuro juntos, una vida juntos... Menudo idiota. A sus treinta años había caído en la trampa de creer en las palabras de la primera persona que prometió quedarse.
-Cuando de lo conté a Karol...
-Karol lo sabia -por supuesto que lo sabía. ¿A quién más podía haber acudido Helena? ¿Y por qué iba a habérselo contado Karol a el? -. ¿Quién más lo sabe?
-Pues, mi padre. Y también Isabella.
Por supuesto, Ezequiel no, su padre no. De haberlo sabido, lo habría sacado a relucir antes, en cuanto se hubiera enterado de que iban a casarse, aunque solo fuera para hacerle daño a él.
Pero Thomas si lo sabía. Thomas, que se había limitado a asentir cuando Michael le había explicado que se casaba con Helena. Que se había reído cuando Ezequiel había sugerido que la dejara embarazada, sin mencionar que no sería la primera vez.
-Me enviaron lejos de casa -continuo Helena-, a un lugar donde no pudiera provocar un escándalo, ni molestar.
A Helena se le quebraba la voz y Michael estuvo a punto de tomarla en sus brazos y consolarla. Sin embargo, esa mujer ya no era su Helena. Era una extraña que le había mentido.
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PLANES DE AMOR
Teen FictionTras la huida de su hermana, Helena Sevilla decidió ocupar su puesto en un matrimonio de conveniencia con el magnate Michael Pasquarelli, con la esperanza de que el hecho de unir las dos familias fuera suficiente para redimirla a ojos de su padre...