Capitulo 9

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Michael sintió la mano de repente muy fría al perder el contacto con la de Helena. Y maldito a su madre.

-¿Ya están dentro todos los invitados? -preguntó.

- Si, por fin -asintió Helena con una sonrisa.

-Sólo Dios sabe cuánto vino habrán bebido ya -Isabella tomó a Thomas del brazo-. Vayamos a ocupar nuestros asientos para que os puedan anunciar.  ¿Tú padre piensa acompañarnos?

La pregunta fue formulada casi como un pensamiento en voz alta. Aunque Ezequiel estuviera convencido de que todo giraba en torno a su persona y su empresa, para Isabella era un evento social presidido por ella misma y por Thomas, el hombre por el que no había terminado de abandonar a su esposo, pero era más esposo que el verdadero.

-Estoy seguro de que terminará por aparecer -contestó Michael.

Sería típico de él darles plantón porque sus planes habían sido alterados y, aunque iba a ser muy feliz con Helena,  el que no hubiera sido consultado le había molestado.

Thomas e Isabella entraron en el comedor y, de repente, Michael se encontró por primera vez a solas con su esposa. Aún no habían hablado sobre el matrimonio e iban a necesitar un documento más legal que unos garabatos sobre una invitación sobrante.

-Lo siento mucho -se disculpó-. Ya conoces a mi madre.

-Demasiado bien -asintió Helena,  arrancandole una sonrisa a su marido.

-Ya, bueno. ¿Qué tal tu primer acto social como una Pasquarelli? A mi me ha parecido muy bien.

-Sí,  en general, bien. Hubo un par de personas que preguntaron por Ruggero,  aunque ninguno por Karol, por supuesto.  Hubiera sido demasiado evidente. Tu madre y yo nos deshicimos de ellas, al menos un momento  -ella suspiró-. Miedo me da pensar en las preguntas que se atreverán a hacer después de unas cuantas copas de Champán.

Michael comprendió que estaba en lo cierto. Los buenos modales seguramente habían evitado algunos comentarios y observaciones,  pero en cuanto empezara la fiesta...

Lo cual significaba que los discursos debían ser lo bastante espectaculares como para darles otro tema de conversación.  O al menos para hacerles percibir otro punto de vista.

-Tenemos que cambiar la historia.

-Esa frase es de Karol -Helena enarcó una ceja-. Es una de sus mejores frases promocionales.

-Bueno, pues hoy viene muy a cuento. Tenemos que conseguir que los invitados tengan otra perspectiva de lo sucedido hoy.

-Por ejemplo, ¿sobre el hecho de que te hayas casado con la mujer equivocada?

-Exactamente.

El encargado del banquete acudió en su busca y Helena tomó a Michael del brazo.

-¿Alguna idea? -murmuró ella mientras las puertas se abrían y el mayordomo los anunciaba.

-Una o dos.

-¿Por ejemplo?

Pero en ese instante fueron anunciados como el señor y la señora Pasquarelli, y el espectáculo empezó de nuevo.  Michael sonrió para sus adentros. Sería el regalo de boda perfecto para su esposa.

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