Capitulo 40

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-Bueno, bueno, solo he estado fuera una semana -Karol abrazo a Helena, que apenas resistió la tentación de acurrucarse contra ella como si fuera un bebé-. Explícame exactamente que ha pasado en mi ausencia.

-En primer lugar, no ha sido culpa mía que papá haya sufrido un infarto -se defendió Helena-, ni que Isabella haya abandonado a Ezequiel y se haya instalado en la casa de papa.

-Bueno, eso ya es un comienzo -Karol parpadeo-. Entonces, ¿de que tienes tu la culpa?

Había llegado el gran momento. Helena casi deseaba no tener que decírselo. Karol parecía tan relajada, tan feliz, y casi cinco años mas joven. Era increíble lo que podía hacer el amor. Ruggero apareció con más café y un par de platos con sándwiches.

-Me he casado con Michael -Helena respiro hondo.

- ¿Qué? -Ruggero soltó un juramento cuando el café derramado le quemo la mano-. Avisa antes de dar una noticia así, ¿quieres?

-Lo siento -ella se sonrojo devolvió su atención a Karol.

- ¿Por qué? -su hermana la miraba con expresión incrédula-. ¿Papá te obligo? ¿Fue Isabella?

-Fue idea mía -explico Helena-. Solo mía. Cuando te marchaste pensé que tendría que bajar a la capilla y comunicar a los invitados que la boda quedaba anulada y... me pareció la mejor opción -aunque dicho en voz alta, sonaba bastante estúpido.

- ¿La mejor opción? ¡Después de que te pasaras semanas, meses, intentando hacerme cambiar de idea, aconsejándome que no me casara con alguien a quien no amaba! -Karol parecía furiosa.

-Lo sé, lo se. Pero para mí era diferente.

- ¿Diferente cómo? -intervino Ruggero.

- ¡Oh, Helena! -la mirada de Karol se volvió triste-. Tú lo amabas.

-Al principio no -ella sacudió la cabeza-. No fue tan sencillo. Puede que aun no hubiera superado el enamoramiento de los catorce años, no del todo, pero de ninguna manera planeaba basar mi matrimonio en eso. Pensé que, dado que no había ningún contrato por medio, podríamos solucionarlo todo con un rápido divorcio en cuanto los ecos del escandalo se hubieran acallado. Sabía que él quería hijos y yo... Sabia que no funcionaria, pero entonces Michael me convenció de que podríamos tener un futuro, todo lo que iba a tener contigo.

- ¿Quieres que lo mate? -le pregunto Ruggero a Karol-. Le di a ese hombre todo lo que deseaba, sobre todo la compañía, y también se llevo a Helena. Puedo matarlo.

-Preferiría que no lo hicieras -susurro Helena-. Ni siquiera después de lo ocurrido.

-Cuéntame lo ocurrido -la animo Helena-. Y Ruggero, deja de interrumpir.

-Ni siquiera se como describirlo. No puedo describirlo. No puedo explicar que ha cambiado. Descubrí muchas cosas con él. Sobre como se crio. Me compro un anillo -poso la mirada en su mano, donde permanecía la alianza demasiado apretada-. Me enamore.

-Entonces, ¿Qué ha ido mal? -insistió su hermana-. Porque, dado que todo esto ha sucedido en el transcurso de la ultima semana y que has estado llorando casi todo el rato desde mi llegada, me imagino que es bastante gordo. Cuéntamelo para que lo pueda solucionar.

-Esto no lo puedes solucionar, Karol -Helena sonrió.

-Haz la prueba.

-No pude firmar el contrato postnupcial que Henry llevo a Italia. Tenia una clausula que... tenia que jurar que no tenía hijos.

- ¡Oh! -Karol cerro los ojos.

-Y por eso tuve que contárselo -Helena trago con dificultad-. Le conté que tenía dieciséis años, tuve un bebe, y que la entregué en adopción.

- ¿Y que dijo el? -pregunto Ruggero, visiblemente tenso.

-Me llamo monstruo -Helena se encogió de hombros.

-Muy bien, ahora si que voy a matarlo -Ruggero se puso de pie de un salto, pero Karol lo sujeto.

- ¿Se lo explicaste? ¿Le contaste lo que realmente sucedió? -Karol miraba fijamente a su hermana.

-No le conté todos los detalles, no -Helena suspiro-. De todos modos, no creo que importe.

- ¿No importa que te hayan violado? -Ruggero sacudió la cabeza-. Te equivocas. Puede que mi hermano sea un idiota, pero sí importa.

- ¿En serio? -ella no sabia si se lo preguntaba a Ruggero o así misma-. Yo fui quien se coloco en esa situación. Me emborrache. Ellos aseguraron que dije que sí. En mi interior se que mienten, se que abusaron de mí, que cometieron un delito. Lo sé, pero...

- ¿Pero? -insistió Karol.

-Pero le conté que no podía amar a esa criatura. Y eso es lo que jamás podrá perdonarme Michael.

Las lagrimas resurgieron y Karol abrazo a su hermana, que se agarro a ella como un salvavidas.

Karol no podía arreglar nada. Pero quizás solo con estar allí la ayudaría a poder soportarlo.

-Tienes que contárselo, cielo -murmuro su hermana-. Se merece saber toda la verdad.

-Lo sé -susurro Helena. Porque no contárselo a Michael era lo que le había metido en ese lio. Y quizás no le importara, quizás ella ya no quisiera que importara. Pero, si quería superar algún día el pasado, tenía que contarlo todo.

Y luego dejarlo todo atrás.

-Te acompaño -anuncio Ruggero-. Podemos aprovechar para recoger el resto de tus cosas.

Helena asintió, agradecida porque fuera otra persona quien tomara las decisiones.

-Puedes hacerlo -Karol le sujeto la barbilla a su hermana y la obligo a mirarla-. Y sabes que estaré aquí para apoyarte en todo momento.

Helena volvió a asentir. Karol tenía razón.

Había sobrevivido a cosas peores, con su hermana a su lado. Y volvería a hacerlo.

-Vamos, Ruggero, acabemos con esto de una vez.

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