Capitulo 43

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-Tu madre me ha abandonado -Ezequiel entro en el despacho de Michael sin llamar y se dejo caer pesadamente en una silla-. Acabo de reunirme con ella y con el abogado de divorcios.

Michael se pregunto si realmente seria una sorpresa para su padre, si había pensado seriamente que Isabella regresaría a su casa cuando Thomas se hubiera recuperado.

-Lo... ¿lo siento?

Ezequiel agito una mano en el aire para rechazar la disculpa de su hijo, como si la disolución de su matrimonio no fuera mas que una ligera inconveniencia.

-No debería tener ningún efecto sobre el negocio. Thomas y yo llevamos siendo socios demasiado tiempo como para que algo así destruya lo que hemos construido juntos.

Por supuesto, esa era su única preocupación. Los negocios estaban por encima de todo lo demás, como siempre.

-Me alegro de que sigáis siendo amigables - ¿qué otra cosa podría decir?

-En realidad, ella va a dar una fiesta este fin de semana. Deberías tener una invitación ahí -Ezequiel señalo la bandeja de documentos entrantes-. Al parecer, vamos a celebrar la boda relámpago de tu hermano en Las Vegas.

Michael sonrió mientras revolvía entre los papeles. Por supuesto, Ruggero y Karol se habían casado. Encontró el sobre con la invitación. Lo abrió y lo leyó:

Isabella y Thomas os invitan a celebrar la vida y el amor con ellos.

Desde luego, no perdían el tiempo. Al parecer, su madre había dejado de preocuparse por lo que pensarían los demás. Y eso le pareció bien.

Mas aun, la fiesta le parecía bien. Porque Helena estaría allí. Había hecho lo que le había pedido. Había escuchado, había pensado y había dedicado mucho tiempo a considerar su versión del manifiesto.

La fiesta de su madre seria la ocasión perfecta para demostrarle lo mucho que había aprendido. Y también para explicarle sus nuevos planes para el futuro.

Al poco de que Ezequiel saliera del despacho, Henry hizo su aparición.

- ¿Tienes un momento? -pregunto.

-Por supuesto -Michael señalo la silla situada al otro lado de la mesa-. ¿Qué sucede?

-Tengo la información que me pediste -Henry llevaba una carpeta marrón-. ¿Seguro que la quieres?

-Seguro -asintió el, a pesar de que no estaba seguro-. Gracias.

-Me alegro de que decidieras pedirme que buscara a tu madre biológica y no a los monstruos que le hicieron a Helena -su amigo se encogió de hombros-. Después de esa primera llamada, tuve visiones en las que tendría que defenderte en los tribunales si los encontrabas.

-Intento mirar hacia el futuro, no al pasado. Y también evitar que me detengan -Michael tomo la carpeta, pero no la abrió. ¿Realmente quería saberlo? ¿Acaso importaba? ¿Bastaría con admitir que su madre biológica haya tenido motivos para pensar que tendría una mejor vida sin ella?

-Si quieres que contacte con ella, puedo hacerlo. Cuando estes preparado.

-A lo mejor -había creído que lo necesitaba, para demostrarle a Helena que había pasado página. Pero cuanto más leía el manifiesto, más comprendía que el problema no era la adopción, ni la suya ni la de la hija de Helena. Todo aquello consistía en permitirse ser felices-. Todavía no -abrió el cajón del escritorio y guardo la carpeta-. Pronto, seguramente.

-De acuerdo -Henry se encogió de hombros-. ¿Hay algo que quieras que haga mientras tanto?

- ¿Qué te parece asistir a una fiesta este fin de semana? -Michael sonrió.

-Suena bien. ¿Dónde está la trampa?

-Necesito que pases antes por Italia y me traigas una cosa.

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