Michael suspiró, resignado a sacarle mayor partido a un mal día e intentando centrarse en las palabras del sacerdote. Y antes de darse cuenta habían llegado a los votos.
-Michael y Helena, ¿habéis venido libremente y sin presiones para entregaros en matrimonio?
-Sí -contestaron ambos mientras Michael se preguntaba si ella estaría pensando lo mismo que él, que las presiones habían sido muchísimas.
-¿Prometeis honraros como marido y mujer durante el resto de sus vidas?
-Lo prometo -contestó Michael, seguido de Helena.
El resto de sus vidas. Michael se sintió invadido por una sensación de triunfo. Ese era el tiempo que necesitaba para demostrar que se merecía el lugar que ocupaba en la familia y la empresa.
Ezequiel había dejado claro durante años que Michael no contaba, que no era un verdadero heredero. Todo el mundo daba por hecho que sería Ruggero el heredero.
-¿Aceptais los hijos que Dios os mande y los educareis según las leyes de Cristo y su iglesia?
Helena dio un respingo que sólo Michael alcanzó a oír. Daba la sensación de que la idea le resultaba desagradable y el fruncio el ceño.
- Lo haré -afirmó Helena en voz alta y clara.
Pero Michael no podía quitarse de la cabeza que se había perdido algo, y olvidó su frase.
-Lo haré -asintió apresuradamente ante la mirada del sacerdote.
-De acuerdo -el hombre sonrió-. ¿Podemos oír tus votos, Michael?
Se los había aprendido de memoria, preparado para mirar a Karol a los ojos y pronunciar las palabras. Pero al v9lverse hacia Helena, comprendió que no tenía ni idea de cual era su segundo nombre.
Él pánico debía de haber sido evidente, porque ella puso los ojos en blanco y susurró:
-Juliette.
-Yo, Michael, te tomo a ti, Helena Juliette Sevilla, como mi esposa -el novio se relajó ante la sonrisa de Helena-. Y prometí serte fiel en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Te amaré y honraré durante el resto de mi vida.
Él amor quizás llegaría con el tiempo, o no. Pero el honor, la constancia y la fidelidad sí podía entregárselos desde el primer momento.
Era lo menos que podía hacer, dado el beneficio que iba a obtener de la unión. Helena era suya, junto con la respetabilidad y el estatus que le iba a proporcionar.
-Yo, Helena, te tomo a ti, Michael Flynn Pasquarelli, como mi esposo -las palabras surgieron fuertes y claras. Se sabía los votos de memoria, pues los había ensayado con Karol. Lo más difícil fue mirar a Michael a los ojos y parecer adecuadamente enamorada.
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PLANES DE AMOR
Teen FictionTras la huida de su hermana, Helena Sevilla decidió ocupar su puesto en un matrimonio de conveniencia con el magnate Michael Pasquarelli, con la esperanza de que el hecho de unir las dos familias fuera suficiente para redimirla a ojos de su padre...