Capitulo 44

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-Estas preciosa -Karol contemplo a su hermana-. Michael no va a saber quién lo ha golpeado.

-Por lo que yo sé, el último fue Ruggero -bromeo Helena.

Karol estaba sentada en el borde de la cama, alisándose el bonito vestido rojo. Isabella había intentado convencerla para que vistiera de blanco, pero ella se había mantenido firme.

- ¿Estarás bien? -le pregunto a Helena-. Quiero decir con el aquí y todo eso.

-No creo que importe -Helena se encogió de hombros-. Aunque no fuera mi esposo, seguiría siendo el hermano de Ruggero, el hijo de Isabella. Siempre va a estar por aquí.

En algún momento iba a tener que sentarse con Michael y hablar del futuro. No le apetecía, pero, si Isabella podía, ella también.

-Ya es la hora -Karol consulto el reloj-. Los primeros invitados estarán llegando.

Ruggero se reunió con ellas en lo alto de la escalera u juntos se dirigieron a la planta inferior. Hacia años que los cuatro no habían estado juntos en una fiesta en esa casa.

Al menos ya era lo bastante mayor para poder beber.

- ¡Aquí estáis! -exclamo Isabella al verlos-. Tomad una copa y saludad a algunas personas.

La fiesta estaba en pleno apogeo cuando Helena descubrió a Michael. Isabella lo había acorralado junto a la puerta y, agarrándole el brazo, le susurraba algo al oído. No tenia ni idea de que le estaría diciendo, pero tampoco le apetecía quedarse a averiguarlo.

Con tantos invitados no le resulto difícil evitar a su marido. Era posible que el estuviese haciendo lo mismo. No se hacía ninguna ilusión de que el estuviera ansioso por hablar con ella. De haber querido decirle algo, ya habría llamado.

Cierto que la gente hablaría al no verlos juntos, pero de todos modos lo harían en cuanto se anunciara el divorcio.

Quizás lo mejor sería dejar correr los rumores para que la sorpresa no fuera tan grande después. Incluso podrían camuflarlo bajo el anuncio de la boda de Karol y Ruggero.

Helena busco a su hermana y su marido. Era su noche, suya y de Isabella y Thomas. Tras celebrarlo con ellos, se retiraría discretamente y se acostaría temprano sin que nadie advirtiera su ausencia. Si alguien preguntaba, Karol podría explicarles que tenía jaqueca, o algo así.

Acababa de elaborar un plan. Michael estaría orgulloso de ella.

El tiempo paso con lentitud, pero al fin Helena considero que era un buen momento para escaparse. A punto de reunirse con Karol, oyó el sonido de metal golpear una copa.

-Damas y caballeros, os pido un minuto de atención -la voz de Michael resonó alta y clara, y Helena se paro en seco-. Mi madre me ha pedido que pronuncie unas palabras.

No podía ser de otra manera. por supuesto, Isabella tenía que estar detrás de aquello.

Y, por supuesto, la estaba agarrando del brazo en esos momentos.

-Vamos -ordeno la mujer mientras arrastraba a su nuera-. No me lo quiero perder.

< ¡Pues yo sí!>. helena suspiro y se dejo llevar. En cuanto terminara, se iría a la cama.

-Como seguramente sabes, mi madre y Thomas nos han invitado esta noche a festejar la vida y el amor, en sus muchas y maravillosas formas, y le deseamos una larga y prospera vida. También estamos celebrando una boda. ¡Si, otra más! -se oyeron risas y Helena sintió la mirada de todos sobre su persona.

De todos menos la de Michael. Su marido ni siquiera había mirado en su dirección.

-La boda de Karol y Ruggero no fue convencional, pero tampoco lo fue su relación, y lo lógico es que sucediera de este modo -Michael barrio al grupo con la mirada-. No tiene ningún sentido fingir que no lo sabéis. Hace apenas un mes, Karol y yo planeábamos casarnos, hasta que Ruggero regreso a nuestras vidas y nos recordó algo muy importante. El poder del amor es capaz de derribar cualquier plan, burlarse de cualquier agenda, y llevarnos a lugares a los que jamás pensamos que nos gustaría ir.

A Helena se le encogió el corazón al oír las palabras de su esposo, muy parecidas a las que había pronunciado el día de la boda. Y la opresión del pecho no hizo mas que crecer cuando Michael se volvió hacia ella y clavo sus ojos en los suyos.

-Desde que me case, he aprendido mucho sobre el amor, y sobre la vida. Mucho mas de lo que sabia antes, y eso se lo debo enteramente a mi preciosa esposa, Helena.

Todo el mucho se volvió hacia ella y Helena sintió ruborizar. ¿Qué pretendía? ¿Iba a continuar con la farsa? ¿Existía alguna posibilidad de que se tratase de otra cosa?

-Lo cierto es que necesitaba aprender tanto que mi esposa tuvo que escribírmelo -los invitados se rieron al ver a Michael sostener en alto un montón de hojas de papel.

Helena abrió los ojos. ¡Era su manifiesto!

Todas sus esperanzas y sueños estaban en esos papeles. Cada pequeño detalle que haría mas feliz su vida. Y Michael lo había leído, y lo había llevado con el a la fiesta. ¿Significaba eso que quería una segunda oportunidad para ellos?

-Aunque opino que todos los matrimonios deberían conocer esto, me abstendré de leerlo en voz alta. Por cierto, Ruggero, te he hecho una fotocopia -hubo más risas.

Helena cerro los puños sobre la falda del vestido. Quería que todo eso acabara de una vez. Quería saber de que se trataba, que estaba haciendo Michael. Quería entenderlo.

-Pero si voy a leer un par de líneas que Helena escribió.

Michael eligió una hoja y leyó:

-<El amor es algo mas que donde puede llevarte o que te puede proporcionar: un hogar, familia, estatus o dinero. Es experimentar con el otro aquellas cosas que hacen que merezca la pena. Que hacen que el tiempo tenga sentido>.

Michael volvió a clavar su mirada en su esposa, y la esperanza que había asomado tímidamente en el corazón de Helena empezó a florecer.

-Helena es la única persona que podría llevar ese sentido a mi vida, sea lo que sea lo que nos depara el futuro. Y me siento muy afortunado por haberlo comprendido al fin.

El desvío la mirada, pero a Helena no le importo. Esas eran las palabras que ella ni siquiera había sabido que necesitaba oír.

-La vida no sigue ningún plan, y mucho menos el amor -continuo Michael-. A veces, las mejores cosas de la vida suceden sin más, al igual que las peores. Lo que lo complica todo es que, a veces, no sabes cual es cual. Pero la vida no tiene marcha atrás, ni el amor tampoco. No se puede desconectar el amor o fingir que jamás ha sucedido. Lo único que puedes hacer es amar y vivir el presente, y mirar al futuro con confianza y alegría. Y eso, amigos, es lo que les deseo a mi hermano y a su esposa, y a mi madre y a Thomas, pero, sobre todo, a Helena y a mí.

Michael concluyo el discurso en medio de una cerrada ovación. Se dirigió hacia Helena, le tomo una mano y deposito algo en su interior. Sin mirarlo, ella supo sin lugar a duda que era.

Sonriendo, le permitió tomarle la otra mano y conducirla fuera del salón.

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