Cuando Michael se despertó a la mañana siguiente, supo instintivamente que no eran las seis de la mañana. El sol estaba demasiado alto y sus cálidos rayos inundaban la cama. No habían echado las cortinas la noche anterior y aun así había dormido mucho mas de lo habitual en él.
Debía de ser por el ejercicio, decidió mientras se estiraba todo lo que podía sin despertar a la mujer que dormía en sus brazos.
Su esposa.
Helena había resultado ser todo lo que había esperado que fuera, y mucho más. Si necesitaba alguna prueba mas de que el cambio había sido para mejor, ya la tenía. Pasara lo que pasara después con su padre, con la compañía, incluso con Ruggero y Karol, serian Helena y el contra el mundo. Ellos eran su propia familia. Descanso una mano sobre su estómago. Un día, todavía no, pero si en cuanto estuviera asentado en su puesto de director general, la familia crecería.
Sopeso la posibilidad de despertar a Helena para recordarle de nuevo lo buenos que eran juntos, pero, de repente, lo recordó.
El contrato. Henry llegaría ese mismo día. En realidad, llegaría en cualquier momento.
Perezosamente, se soltó del abrazo de Helena, la arropo con mimo y, tras ponerse los vaqueros del día anterior, se dirigió al dormitorio contiguo donde el sonido de la ducha no la molestaría. Se vestiría, desayunaría y se reuniría con Henry. Si se daban prisa podrían tener el contrato preparado para firmarlo antes de que Helena se despertara.
Cuando bajo a la planta inferior, se encontró a Henry instalado en uno de los sillones del vestíbulo con una taza de café en la mano y un plato de comida a su lado. Al ver a Michael, doblo el papel que había estado leyendo y lo guardo en su maletín.
- ¿Estoy en lo cierto al afirmar que la urgencia con la que requeriste mi presencia ha pasado? -el rostro del abogado lucia una sonrisa burlona.
Michael no pudo reprimir otra sonrisa. Henry le conocía desde hacia mucho tiempo. Si alguien iba a alegrarse por él, ese seguramente era Henry.
Otra muestra mas de lo poco que había tenido que decir en su propia boda era que Henry ni siquiera había figurado en la lista de invitados. Quizás podrían celebrar una fiesta, por todo lo alto, de primer aniversario en la que invitarían a todas las personas con las que les hubiese gustado contar realmente en la boda.
-Seguimos necesitando ese contrato -Michael se dejo caer en una silla frente a su amigo y tomo uno de los bollos-. Pero vas a tener que esperar a que mi esposa se despierte. No es muy madrugadora -ante la atenta mirada de Henry, intento mantener el gesto impasible, aunque debió de fallar, pues el abogado echo la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
-Que suerte tienes. Solo tú eres plantado ante el altar y aun así terminas casándote con una hermosa novia de la que estas locamente enamorado.
-Yo no he hablado de amor -protesto Michael, aunque no pudo evitar sonreír-. Todavía.
-Dentro de un par de años dirigirás la compañía, ganaras millones y tendrás unos cuantos bebes gateando a tu alrededor. Va a ser asqueroso.
-Quizás -asintió el-. Pero a mi no me suena mal.
-Claro, porque tú no serás el que tenga que aguantarte -el abogado volvió a sonreír-. Ahora en serio, me alegro por ti. Nadie se lo merece más que tú.
Michael ahora sospechaba que no era así, pero el hecho de que su amigo lo afirmara debía significar algo. Quizás, tras un mal comienzo, todo lo que había tenido que luchar para llegar al lugar que ocupaba al fin daba sus frutos. Quizás le había llegado el momento de ser feliz.
-Vamos -Michael se levanto de la silla. No tenía ningún sentido recrearse en la parte sentimental cuando había papeleo que hacer-. Vamos al estudio y empecemos. Pediré que nos traigan mas café. Me gustaría tener redactado el acuerdo cuando Helena se despierte para que lo pueda firmar y así olvidarnos del tema.
-Querrás decir para así volver a la cama con ella.
-Eso también.
-Supongo que eres consciente de que tendré que repasar todos los detalles con ella, ¿verdad? No puedes limitarte a decirle donde firmar, por desesperado que estes por desnudarla.
-Lo se -Michael tuvo que admitir que estaba bastante desesperado, aunque no tanto como para ignorar la ley-. Pero quiero que sea lo mas sencillo posible. Ella no es muy devota al papeleo.
Quizás, una vez que Henry se hubiera marchado, podría tomarla sobre el escritorio de su padre. Quizás así lograría despertar en ella alguna simpatía por el papeleo.
- ¿No le gusta el papeleo y se ha casado contigo? -Henry fingió horror-. Que Dios la ayude.
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PLANES DE AMOR
Teen FictionTras la huida de su hermana, Helena Sevilla decidió ocupar su puesto en un matrimonio de conveniencia con el magnate Michael Pasquarelli, con la esperanza de que el hecho de unir las dos familias fuera suficiente para redimirla a ojos de su padre...