Una interminable hora después, a Helena le dolía el rostro de tantas sonrisas fingidas. Terminada la sección, besó en la mejilla al siguiente invitado que se acercó a ella en la recepción, deseando que todos llevarán un cartelito con sus nombres.
Karol sí que los habría conocido a todos y ya les habría preguntado por sus hijos o sus mascotas. Resultaba normal que la miraran todos con esa expresión de perplejidad. No era lo que esperaban.
Pero ella ya estaba acostumbrada a no serlo.
A su lado, Michael parecía totalmente relajado y charlaba animadamente con todo el que se acercaba a ellos. Al menos él parecía encantado con la evolución de los acontecimientos.
-Hermoso día -saludó una mujer vestida con sombrero verde y una sonrisa falsa.
-¿Verdad que sí? -asintió Isabella, ignorando el tono de la mujer-. Estamos encantados de ser al fin una familia feliz.
-Estoy segura -contestó la señora Sombrero verde-. Aunque aquí faltan un par de personas.
-Bueno -la carcajada de de Isabella no reveló nada-, están los que tenían que estar, ¿verdad?
-Supongo. Aunque si he echado en falta a un testigo por parte del novio -¡Esa mujer era infatigable!-. Había oído que Ruggero regresaría a la boda, y tenía muchas ganas de verlo.
La expresión de Isabella se congeló y la sonrisa se convirtió casi en una mueca rara. Interviniendo, Helena fabricó lo que esperaba pareciera una sonrisa de disculpa.
-Siento mucho meterle prisa, pero temo que la fila de gente ya llega a la puerta y todos tienen ganas de que comience el banquete. Quizás Isabella y usted puedan charlar más tarde.
La señora Sombrero Verde asintió algo decepcionada. Nadie discutía con la novia el día de su boda, ¿verdad?
-Por supuesto. Isabella, tengo muchas ganas de hablar contigo, y con tus dos hijos -la mujer se dirigió al salón del banquete sin siquiera molestarse en saludar a Thomas.
A Helena le pareció una grosería, aunque seguramente Thomas se lo mereciera. De haber visto a Ezequiel lo habría entendido. Su suegro fusilaba a cada invitado con la mirada.
Tras una eternidad, el último invitado entró en el comedor y Ezequiel desapareció de inmediato en el estudio.
Helena suspiró y se descalzo unos segundos para buscar el alivio del frío suelo.
-No entiendo porqué Karol no dejó los zapatos y el Velo -observó Isabella mirando de reojo los zapatos rosas. Thomas debía haberle informado de la situación-. Habría sido simple cortesía.
En realidad, la cortesía habría sido no fugarse el día de su boda, pensó Helena.
-A mí me gustan los zapatos rosas -contestó con la intención de irritar a su suegra.
-A mí también -la secundó Michael recibiendo a cambio una brillante sonrisa de su esposa.
Quizás ese era el motivo por el que la gente se casaba. Para tener a alguien de tu parte a la hora de enfrentarse a los padres.
-Supongo que deberíamos habernoslo imaginado -Thomas suspiró-. Me pregunto donde estarán.
-¿Ruggero y Karol? -inquirió Isabella-. Seguramente en algún lugar maquinando nuevas estratagemas para destrozar a nuestra familia.
-Estaban enamorados -se le escapó a Helena-. Quería estar juntos. Y creímos que está sería la mejor opción. Michael y yo -alargó una mano a ciegas y suspiró aliviada cuando el la apretó con fuerza.
-Es verdad -asintió él-. Y sigo pensándolo.
-Puede que tengáis razón -concedió al fin Isabella-. Puede que sea lo mejor. Tu pareces menos inclinada al fanatismo de tu hermana. De no haber sido por la posición de Karol en la empresa quizás le habría sugerido a Ezequiel que te eligiera a ti para Michael. Es más, se lo dije a Karol y supongo que ella comprendió que tenía una sustituta si la necesitaba.
-Madre -intervino Michael en un tono de advertencia que bastó para que Isabella se callara.
Pero lo que no pudo detener fue la gélida sensación que le subió por la espalda a Helena, que, de inmediato, retiró la mano. Era muy consiente de ser la segunda opción, el último recurso, pero ¿se había figurado Karol realmente lo que iba a suceder? Al menos, Isabella no parecía del todo contrariada por el desenlace. Seguro que se imaginaba a Michael radiante de felicidad.
Sólo que él sabía que era algo temporal, mientras que su madre no.
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PLANES DE AMOR
Teen FictionTras la huida de su hermana, Helena Sevilla decidió ocupar su puesto en un matrimonio de conveniencia con el magnate Michael Pasquarelli, con la esperanza de que el hecho de unir las dos familias fuera suficiente para redimirla a ojos de su padre...