-Prepárate para la historia más increíble que oirás...-Usó esas palabras a manera de introducción.
Bell tragó saliva, expectante ante lo que iba a escuchar.
-Antes de empezar... ¿Sabes quién era en verdad tu abuelo?-Preguntó al héroe, con un rostro serio.
-¿Quién era verdaderamente mi abuelo?... claro, era un Dios, el Dios Zeus ¿Acaso eso tiene algo que ver?-Contestó Bell con otra pregunta, aunque confirmando que estaba enterado de la verdadera identidad de su abuelo.
-Ya veo... eso facilita las cosas-Dijo el Argonauta mientras sujetaba su barbilla.
-¿Es lo único que sabes?-Lanzó la interrogante.
-¿Había algo más que debería saber?-Expresó Bell mientras ladeaba la cabeza en confusión.
-Niño, no tienes ni idea de lo que hizo tu abuelo, pero desgraciadamente ahora tú también estás embarrado en esto-Le contestó el peliblanco con un rostro sombrío.
El joven tragó saliva nuevamente, sintiendo un gran peso sobre sus hombros.
-Ven conmigo, es mejor que lo veas por ti mismo-Agregó el héroe, apuntando hacia adelante y caminando hacia allá.
Bell se puso de pie sin mediar palabra alguna, sólo siguió la orden sin rechistar.
Y mientras caminaban en silencio una gran luz blanca que fue impregnada después por otros colores resplandeció enfrente suyo, tras esto, Bell cerró instintivamente su ojos.
Pero... al abrirlos, se encontró en un lugar... algo familiar.
-Hemos llegado, sé que es impresionante pero no pierdas de vista lo importante, lo que vinimos a ver, tu verdad...-Sugirió el Argonauta, de pie junto al joven.
-Mi verdad...-Susurró.
Antes de siquiera poder pensar en lo que esas palabras significaban, una figura conocida entró a la habitación donde se encontraban ambos.
-¡Rápido! ¡Tenemos que atenderla!-Gritaba una mujer que merecía ser una sanadora, detrás de ella estaba presente una mujer de cabello plateado y heterocromía.
Al verla... Bell abrió los ojos en su totalidad.
-¿Mamá Alfia...?-Se preguntó pero rápidamente descartó esa idea.
-No... ella no es mi mamá Alfia... ella es...-Antes de poder completar su hilo de palabras, fue interrumpido al notar que otras dos personas entraban.
-¡Resiste Meteria! ¡La sanadora se encargará!-Gritó una mujer un tanto mayor mientras ayudaba a la joven peliplateada a acostarse en la cama.
Por detrás de ella llegaba un hombre de avanzada edad.
-No grites Hera, la pondrás más nerviosa-Contestó aquel anciano.
-¿A-Abuelo?-Se preguntó Bell al reconocer la figura de pie.
Se trataba de Zeus... aquel señor que lo cuidó junto a su tío y tía por varios años, aquel que... ya no se encontraba en el mundo terrenal.
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¿Es malo entrar al calabozo sin falna?
FanfictionBell, nuestro joven protagonista, después de pasar varios días sin poder conseguir una familia y ser rechazado muchas veces, decide dejar de intentarlo pero recordó algo importante...No siempre se necesitó de un falna para ser un héroe, por lo que a...