SS. Qué hermoso cliché.

902 82 35
                                    

En las calmas calles de Orario, donde la gente una y venía, en aquel sitio en el que la vida se daba y la felicidad rebosaba ante un nuevo mañana, una joven amazona acompañada de un muchacho de cabellera blanca caminaban plácidamente.

La primera de ellos abrazaba fuertemente el brazo de este último, aferrándose a él como si se tratase de un perezoso manteniéndose en lo alto de una copa del árbol al sostenerse de una rama.

Aquella chica, quien daba pequeños saltos de alegría al compartir ese preciso instante con su acompañante, rebosaba de júbilo y sonrisas. El chico en cambio, se hallaba totalmente sonrojado, propio de su vergüenza ante las muestras de afecto en público.

Dos modos distintos de ver el amor. Dos formas diferentes de expresarlo. Y a pesar de ello, ninguna era errónea.

-Nee~ Nee~ Argonauta-Kun ¿A dónde me llevarás?-Interrogó la morena, frotándose en el hombre de su amado como un tierno gato.

El muchacho se rascó el costado de la cabeza, riendo nerviosamente ante este gesto.

-Y-Ya lo verás, Tiona. Estoy seguro que será un lugar que ambos disfrutaremos-Respondió el albino, correspondiendo al cariño de su novia al posar la palma de su mano sobre su cabello y acariciarla suavemente.

La amazona cerró sus ojos y disfrutó del gesto, como un cachorro recibiendo su recompensa.

Las caricias cesaron posteriormente, retomando su andar.

-¿Acaso iremos al calabozo? ¡Dicen que en Rivira hay un emparedado de parejas!-La curiosidad de la chica no se hizo esperar, propio de su personalidad animada y enérgica.

La cabeza del joven se movió de derecha a izquierda, negando que esa sea la respuesta.

-No es ahí-Fue breve en su respuesta.

"La primera opción era esa, pero Alicia hizo que fuésemos ahí ayer y no me sentiría bien conmigo mismo llevándote al mismo sitio que ella. Deben ser diferentes para que formemos recuerdos valiosos en el que un lugar en específico me conecte con ustedes" Fue su pensar tras cerrar la boca y mantener la incertidumbre del destino al que arribarían.

-Hmmmm ¿Dónde podrá ser entonces?-Se cuestionó la morena, sosteniendo su barbilla.

Continuaba divagando entre las posibilidades que existían. Tanto así que se mantuvo en silencio un tiempo considerable, siendo algo impropio de su personalidad.

"Wow, si que le interesa la respuesta" Esto sorprendió a Bell, a quien le bajó una gota de sudor de la frente.

Cruzaron por Babel. Atravesaron la plaza del amor. Poco a poco se alejaban del centro de la ciudad donde la mayor cantidad de los habitantes de la misma residen o frecuentan.

Los ojos color escarlata del conejo estaban enfocados aún más al oeste. En una pequeña edificación casi a las afueras del poniente, a cercanías del mercado que visitó en días anteriores junto a la capitana de la familia Hermes.

Las voces susurraban acerca de su unión. Ninguno era capaz de quitarles la mirada. Algunas con admiración, otras desbordaban envidia y muchas más un odio acumulado el cual nacía enteramente de la idea de que nuestro conejo protagonista era una escoria mujeriega dado que no era la primera vez que lo veían así de acaramelado con una chica.

"Sí, definitivamente no me acostumbro a las miradas" Fue el pensar del chico.

-¡Oh! ¡Conozco este camino!-La voz de Tiona resonó tan pronto se percató de la ruta que seguían. Sus ojos ámbar se iluminaron repletos de ilusión y no fue capaz de contener su emoción.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora