Capítulo 13.

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Bell yacía acostado encima de una manta color blanco, una almohada un tanto dura se hallaba debajo de su cabeza adolorida.

-Ugh-Un quejido provino de él precedido de su ceño siendo fruncido.

Su brazo estaba rodeado de un vendaje y un par de tablas de madera que le impedían mover con libertad dicha extremidad. Su cabeza también tenía dicha tela rodeándola.

Bell abrió los ojos lentamente.

Bell abrió los ojos lentamente

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Se sentía mareado.

Su vista difícilmente conseguía enfocarse, provocando que cada cosa que los ojos encontrasen se viese borroso.

En este caso era una simple carpa color café justo arriba suyo.

Tras algunos segundos recuperó la consciencia.

-¿Dónde estoy...? Solo recuerdo que...-Susurró con un tono de voz extremadamente bajo.

-El Goliath... Riveria... Lefiya...-A su mente regresaron los sucesos vividos esa noche. El combate mano a mano contra las violas junto a Lefiya y el haber salvado a Riveria de morir a manos de aquel monstruo gigante color azabache.

"Además... Superé mi segunda prueba, David... De todos los héroes que conozco es al que menos me imaginé conocer, es irónico, su gran proeza fue derrotar a Goliath y la prueba trató exactamente de lo mismo, como con Argo y el minotauro" Pensó mientras sonreía por el alivio de superar otra prueba.

"Son 7... van 2... aun falta un largo camino por recorrer" Bajó los ánimos y pensó fríamente en lo que se avecinaba.

El obtener poder y seguir creciendo podría emocionar a cualquiera, sin embargo... cada vez eras más difíciles.

Aquel minotauro no podía compararse con el Goliath de esta ocasión, ni en tamaño, fuerza y mucho menos dificultad.

A partir de hoy todo será cuesta arriba y con mayor dificultad.

Si al menos supiera quienes eran los otros 5 podría tener una idea de los retos que enfrentará, no obstante, navegar a oscuras a un destino incierto es... aterrador.

El peliblanco suspiró con sudor helado bajando por su frente y espalda.

Nadie dijo que sería fácil, no puedes obtener algo sin arriesgar otra cosa, intercambio equivalente.

"No me compliques las cosas, señor autor" Pensó, rompiendo la cuarta pared.

Nota del autor: ¿Cómo te lo digo mi estimado?.

Sumergido en lo profundo de su mente, no notó ciertas presencias cercanas a él.

-¿Mmm?-Una queja provino desde el lado izquierdo.

"¿Hay alguien aquí?" Se preguntó.

Cuando quiso usar ambos brazos para levantar su cansado cuerpo se percató de la improvisada férula en el derecho.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora