Capítulo 31.

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Era una tarde tranquila en la ciudad de Orario. El sol estaba en el ocaso de su presencia en este día. El cielo se teñía de color naranja y las aves surcaban los cielos en busca de refugio ante la noche venidera.

Al norte de la ciudad, justo en las inmediaciones de la mansión crepúsculo, hogar de la familia Loki y de donde provenían gritos escandalosos que se asemejaban a los emitidos por una persona siendo torturada al igual que ráfagas de fuego y explosiones sin aparente fin, se hallaba un complejo de departamentos que lucía de muy alto valor monetario.

Una bella joven con uniforme de enfermera yacía de pie enfrente de la puerta de uno de los apartamentos.

Ella revisaba constantemente la hoja que sostenía en la mano derecha mientras dirigía su atención al número de casa que se indicaba en una placa color dorado debajo del picaporte.

Acercó el puño a la superficie porosa y repleta de polvo de la madera, tratando de llamar a quien se hallara del otro lado de la misma. Sin embargo, su cabeza estaba repleta de dudas aunado a la impresión tan grande que le traía encontrarse en un sitio como ese.

-¿Dian-Sama me dio la dirección correcta? No me lo puedo creer. Con la mísera que ganamos los que trabajamos para él, incluso yo que soy la capitana de la familia, no me entra en la cabeza que una ex trabajadora de su familia sea capaz de costearse un lugar como este en una zona tan codiciada en Orario-Murmuró la peliplateada. Sudor le bajaba de la frente, una vena se le ensanchaba ahí mismo y, bajando la mirada, le echó otro vistazo al número de casa y a los cruzamientos de las calles que su dios le indicó días atrás.

Guardó la hoja en su bolsillo.

-Pero... según él, ella es la única que puede darme la información que requiero...-Musitó, mordiéndose la uña del dedo pulgar. Por su cabeza se desenvolvía un debate innecesario. ¿Qué tanto podrías pensar para tocar una puerta?

Pues es sencillo.

"Hacerlo representaría una violación a la vida privada de Bell ¿Es moralmente correcto indagar así en su pasado?" Pensó, considerando los dilemas Morales que rompía si daba un paso al frente y golpeaba la puerta, porque después de eso no habría vuelta atrás, la curiosidad le ganaría y oiría todo lo que la "informante" le contaría.

Respiró hondo, poniendo en orden sus pensamientos y dándose la confianza necesaria para seguir adelante.

Cuando exhaló el aire, cerró los puños y expresó en su rostro una gran decisión que no daba lugar a ninguna clase de duda.

Levantó el brazo derecho y sus nudillos entraron en contacto con la dura superficie.

Un sonido leve aunque audible provino de esta.

"Dado que Bell sigue entrenando en la mansión crepúsculo, no ha de haber problema en que me tome mi tiempo aquí. Además, todavía falta que vaya a visitar a Shakti como todos los días luego de entrenar. Por lo que no hay prisa" Se dijo a sí misma, convenciéndose de que no era necesario trazar una hora límite que la obligue a apresurarse.

"Y de este modo... podré confirmar mis sospechas..." Adicionó, despegando los nudillos de la puerta unos cuantos centímetros para dar otro golpe al no recibir respuesta con el primero.

Para saber a qué se refiere Airmid, debemos dar un salto hacia atrás en el tiempo, en específico, cinco días antes de los sucesos que serán por desenvolverse en la actualidad, justo después de que Bell se retirara de la habitación que compartía con ella para de ese modo dar inicio a la semana de entrenamiento previa al juego de guerra.

Sede de la familia Dian Cecht. Habitación de Airmid.

"Y si... ¿Bell es hijo de esa amable mujer?".

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora