Era una mañana tranquila en la superficie de Orario como ya era costumbre. Sin embargo, no era ese el caso al interior del calabozo.
Los monstruos surgían y atacaban a los aventureros con fiereza sin miramiento alguno o detenimiento.
Las decenas de pasos que se dirigían a la superficie, acompañados de los gritos de terror producidos por los novatos huyendo de una amenaza que atentaba en contra de sus muy cortas vidas retumbaban en el suelo y hacían eco en las paredes.
No difería de un día común y corriente en ese sitio. El calabozo estaba hecho para eso mismo, para fortalecer a los aventureros y, de no lograrlo, realizar una especie de selección natural en la que únicamente los más aptos saldrían airosos.
-¡AYUDA! ¡AYUUUDAAAAA!-Gritaban los jóvenes despavoridos. Algunos goblins los habían despojado de sus armas, estando a la Merced de la muerte.
La hoja de la espada en las pequeñas manos del goblin se balanceó de arriba hacia abajo con gran fiereza ya habiéndola posicionado a escasos centímetros de una potencial y fatídica víctima.
No obstante... sus súplicas fueron escuchadas.
-¡NO LO HARÁS!-La voz de una fémina se alzó entre los lloriqueos infantiles de los presentes, captando la atención.
De un solo salto, se posó encima de ellos y cayó del otro lado.
*¡SLASH!*
Al caer, su estoque se incrustó en la cabeza del monstruo con suma facilidad, como si de una barra de mantequilla se tratase.
*¡SLASH!*
En un rápido movimiento que acompañó al anterior, lo partió a la mitad y el humo resultante de la derrota de la bestia fue el único vestigio de su existencia.
-¡Ahora Bell!-Avisó la chica a su compañero ante las miradas absortas y pasmadas de los aventureros.
-¡En camino!-Otra persona que llegó del mismo modo que la mujer de antes se abrió paso entre ellos y atacó.
Desenfundó dos espadas y cargó en contra del resto de los monstruos.
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
*¡SLASH!*
En un abrir y cerrar de ojos se encargó de varios de ellos. Con el simple balanceo de su espada despedazaba la carne y los huesos de los goblins, dejando en el suelo las Armas que robaron sin ser capaces de emplearlas por la velocidad del albino.
-¡Eina, al costado!-Avisó el muchacho de antes, señalando al pequeño grupo de goblins aproximándose a la posición de su compañera.
-¡Yo me encargo!-Ni corta ni perezosa atendió a la solicitud.
Desenfundó su estoque por segunda ocasión y apuntó hacia ellos.
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¿Es malo entrar al calabozo sin falna?
FanfictionBell, nuestro joven protagonista, después de pasar varios días sin poder conseguir una familia y ser rechazado muchas veces, decide dejar de intentarlo pero recordó algo importante...No siempre se necesitó de un falna para ser un héroe, por lo que a...