"¡Eina! ¡Vamos a una aventura!" Una voz enérgica resonó en su cabeza.
Y al cerrar los ojos... regresó a su época de aventurera.
Los gritos desesperados del albino que la sostenía en sus brazos solamente resonaban en sus oídos sin ser capaz de oír lo que decía. Ella sabía que él hablaba, lo sentía y previamente vio sus labios moviéndose, pero... simple y sencillamente no lo escuchaba.
La oscuridad que le otorgó el bajar los párpados fue tal que la aterraba.
Lo sumergida que se hallaba dentro suyo provocaba que lo único que oyera fuese el retumbar de los latidos de su corazón que segundo a segundo aumentaba la frecuencia, a tal punto que sentía que en cualquier momento esté saldría de su pecho.
Un hilo frío y húmedo se le deslizaba por las mejillas sin aparente fin.
Sin embargo... no había forma de escapar de su mente.
¿Cómo huyes de tu subconsciente? Es imposible...
De repente... sonidos de pasos reemplazaron todo sonido.
Se vio en un mundo anterior al tiempo en el que se hallaban.
Una existencia previa a todo lo que se desarrollaba en ese mismo instante.
No había un "Jacinto" al cual enfrentar. Ni un "Bell Cranel" a quien apoyar.
Solamente era una aventurera llamada "Eina Tulle" quien corría por las calles de Orario con júbilo y emoción, tal y como era antes de convertirse en asesora.
Una pequeña niña de no más de diez años que avanzaba con prisa hacia el calabozo en busca de una aventura.
Era como si en la mente de su yo adulta se reprodujera esta película, la cual abordaban una época feliz de su vida.
En un breve instante se detuvo al pie de la Fuente a las periferias del calabozo, justo enfrente del gremio de aventureros.
Y lo que antes presenciaba como alguien ajeno a todo, un tercero, cambió. Ahora había tomado la posición de su yo joven.
Sus ojos se abrieron de par en par a su vez que miraba la fuente antes mencionada con confusión.
Un fuerte dolor en la cabeza le azotaba, a tal punto que frotó sus párpados con las yemas de los dedos en busca de alivio.
Miles de preguntas emergieron de su mente sin ser capaz de oírlas por la simultaneidad de estas.
No fue hasta que una voz femenina, la misma que la sometió a esta situación, habló que pudo recuperar la consciencia.
-¡Einaaaaaaa! ¡Holaaaaaaa!-La responsable de aquel llamado tan insistente se posó enfrente de la castaña. Era una figura alta en comparación a ella, por lo que tuvo que levantar la cabeza para dar con su rostro. El sol golpeaba con sus ojos, lastimándole la vista momentáneamente e impidiéndole identificar a la antes mencionada mujer
Eina levantó la mano y se protegió de la luminosidad del sol. Lo que antes veía como una silueta oscura, fue tomando una forma conocida.
Era una joven de unos 15 años que posaba ambas manos en la cintura y la miraba desde abajo. Poseía un largo cabello azul amarrado por una liga y en su rostro se denotaba una expresión de curiosidad.
La piel de la semi elfo se erizó como si la de una gallina se tratase.
"¿P-Por qué me siento tan baja?" Se cuestionó. La emoción de ser superada era tal que se comparaba con una hormiga enfrente de una mantis.
-¿Qué sucede, Eina? Te vi corriendo y vine a pedirte que me acompañes al calabozo, pero simplemente te detuviste y no respondiste. Pareciera que viste un fantasma, estas totalmente pálida-Preguntó la peliazul, pasando su palma a escasos centímetros del rostro de la chica en un intento de sacarla del shock. Pero... eso solo provocó dentro suyo un miedo mayor.
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¿Es malo entrar al calabozo sin falna?
FanfictionBell, nuestro joven protagonista, después de pasar varios días sin poder conseguir una familia y ser rechazado muchas veces, decide dejar de intentarlo pero recordó algo importante...No siempre se necesitó de un falna para ser un héroe, por lo que a...