❤️Especial de San Valentín Vol. 2❤️

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El tan ansiado día del amor había llegado a Orario. La mañana era agradable y a pesar de todavía ser temprano, se respiraba un aire de paz, tranquilidad y, sobretodo, amor, justo lo que esta fecha ameritaba y representaba.

Las calles se decoraban con corazones rojos, pétalos de flores volando junto con el viento y un dulce olor a chocolate que encantaba las narices de los transeúntes que cruzaban por los puestos aledaños a las calles.

En resumen, se trataba de la celebración de San Valentín que era muy esperada por las mujeres para entregarles una muestra de amor a quienes amaban para que, posteriormente, su pareja, la cual recibió tal regalo, se los compense en el día del blanco.

Dentro de la ciudad de Orario, el centro del mundo, específicamente al poniente de la misma, se hallaba un hogar peculiar.

-Ojalá esta noche no sea como la de hace un año-Un comentario de uno de los vecinos en la zona fue lanzado mientras cruzaba enfrente de una enorme mansión blanca y rejas color negro que rodeaba un hermoso jardín repleto de vegetación. En el césped del mismo habían varios juegos para niños que correspondían con los nuevos habitantes de aquel sitio.

Se preguntarán "¿Qué sitio es al que se refiere? ¿De quién es esa mansión?" Y, sobretodo "¿Por qué lucía preocupado de que ese día se repita lo ocurrido en el San Valentín del año pasado?". Bueno... solo basta con decir que aquella sede era el hogar de... ¡De la familia Cranel!.

Bell Cranel, el héroe de Orario que se enfrentó a la calamidad más grande que ha visto el mundo, saliendo victorioso, vivía en esa mansión junto a sus veintitrés esposas y sus hijos con ellas.

Esperen un momento... ¡¿HIJOS?!

Sí, efectivamente, hijos. Digamos que aquel final totalmente disfrutable para las féminas el año pasado en estas mismas fechas dio como fruto el nacimiento de varios infantes.

Sin embargo, no estamos aquí para hablar de eso...

De la mansión, tres mujeres, presuntamente esposas del albino, salieron al mismo tiempo con una capucha que cubría sus cuerpos y rostros, lo cual las hacía lucir extrañamente sospechosas.

-¡H-Hola! Perdón por ir junto a ustedes-La primera de ellas saludó, guardando las apariencias.

-¡N-No te preocupes! Supongo que solo coincidieron nuestros compromisos a esta hora-La segunda le devolvió la respuesta, sacudiendo la mano y despreocupándola.

-Sí, debe ser eso. Además, dudo que nos dirigíamos al mismo sitio. Yo sugiero que continuemos nuestros caminos-La tercera habló, cortando con la incomodidad y secretismo entre ellas.

-Sí, me parece razonable-Contestaron las otras dos al unísono.

-Prometamos que nadie hablará de que nos encontramos aquí ¿De acuerdo?-Comentó la primera.

-Sí, estoy de acuerdo-Respondieron las demás.

El trío caminó hacia las rejas de la mansión, abriendo el portón de las mismas y abandonando la sede.

Avanzaron por la misma zona por unos breves instantes hasta que tomaron caminos separados.

Dándose la espalda y por fin estando solas sin que alguien se entere de sus destinos, suspiraron

"No deben enterarse a dónde me dirijo. O al menos eso fue lo que me dijo quien me citó" Pensaron al mismo tiempo como si de una especie de conexión se tratara.

El aura de secretismo aumentaba la tensión en el ambiente y el propio desconocimiento de los motivos que exigían sus presencias en locaciones específicas durante un día tan especial como este solamente provocaba que las dudas dentro de ellas brotaran.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora