Capítulo 26.

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En el Orfanato de María, después de los sucesos ocurridos en el capítulo anterior.

-M-Muchas gracias-Agradeció Cassandra, aceptando una taza de té caliente que le fue entregada por la encargada del lugar, mientras era cubierta totalmente por una manta que le brindaba de calidez en esta fría noche.

La hermana María, quien se encargaba de repartir la bebida, solamente asintió al gesto de la peliazul, regalándole una sonrisa y dirigiéndose a la siguiente visitante.

-Le estoy agradecida. Aunque creo que es un poco extremo-Expresó Daphne, asintiendo y aceptando la cordialidad mientras sudor le bajaba de la frente.

-En lo absoluto. Los invitados de Bell-Sama merecen el mayor respeto que nos sea posible ofrecerles-Respondió la dueña del orfanato, negando con la cabeza y volteando a ver al conejo peliblanco, el cual reía nerviosamente ante las dulces palabras de la humana.

A la pelirroja también se le proporcionó una manta.

"María, eres una santa" Pensó, soltando algunas lágrimas al sentirse conmovido por el actuar de la mujer. La opinión sobre ella se reforzaba día a día al convivir bajo el mismo techo.

Desde el marco de la puerta se asomaban los tres niños de siempre, espiando a su "Hermano mayor". Pareciera que no hay más niños en ese orfanato.

-Trajo a más chicas...-Susurró Fina.

-Y muy hermosas por cierto-Continuó Roux.

-A este punto ya no me sorprende, jeje-Rye soltó una risita nerviosa, rascándose el costado de la cabeza. Claramente la adición de nuevas chicas para el harem de su hermano mayor ya era cosa de todos los días.

A lo infantes ya no les sorprendía la cantidad de mujeres que el peliblanco conquista. Ya solo hacen apuestas para ver cuantas serán al final en caso de que haya un número limitado en el harem de Bell.

-¿Quién será la siguiente novia? ¿La temblorosa o la que tiene cara de enojada?-Cuestionó Roux, riéndose burlonamente y dejando dicha duda en el aire.

-Doy 10 valis a que será ella-Apostó Fina, apuntando a Cassandra, quien continuaba escuchando a Maria hablando.

-Juega-Roux estrechó la mano de la Chienthrope, sellando la apuesta.

"Jejeje... niños ¿Sí saben que los escucho?" Bell miró de reojo a las tres presencias que espiaban.

-Bueno. Supongo que deberemos darle hospedaje esta noche. Iré a preparar algunos futones-Declaró María, poniéndose de pie tras la breve conversación con la peliazul.

-¿Eh? ¡N-No quisiéramos molestarlos!-Ella se negó, sacudiendo las manos de vehementemente.

-Sí. Ha de ser inesperada nuestra llegada aquí y pasar la noche aquí cuando no se nos esperaba es pedir demasiado-Daphne concordó con su mejor amiga, quitándose la cobija de la espalda y poniéndose de pie.

-Pasaremos a retirarnos-Adicionó, sosteniendo la mano de Cassandra y levantándola abruptamente mientras se inclinaba hacia adelante ligeramente, haciendo una reverencia por la hospitalidad recibida.

-E-Esperen... ¿A dónde irán? No creo que puedan regresar a su mansión con Apolo-Preguntó Bell, deteniéndolas.

-Somos conscientes, pero... por mi culpa te viste envuelto en este embrollo y temo que Apolo-Sama tome represalias en tu contra-La peliazul dijo, cabizbaja. Ella era consciente de lo peligroso que era dicho dios cuando su orgullo es vulnerado y su furia toma control de él. No por nada posee cicatrices en todo su cuerpo que confirman aquello.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora