Capítulo 20.

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En el capítulo anterior.

*¡PLAF!*

Ella lo abofeteó ante la vista de los presentes, empujándolo metros atrás.

-¡Puah!-Salió de su boca, arrastrándose en el suelo.

Se agarró la mejilla hinchada y roja. Todos observaban a la pelijade aún con la mano arriba y manteniéndose en la posición de golpe.

-¿Señorita Riveria...?-Dijo el conejo, asustado y sangrando del labio inferior.

Las novias del conejo dejaron de avanzar y se enfocaron en la escena de segundos atrás. Quedaron sin habla.

A la alta elfo se le formó un nudo en la garganta, lágrimas caían a sus pómulos y los labios le temblaban.

En el capítulo actual.

-¿P-Por qué me abofeteó, señorita Riveria...?-Preguntó el conejo, sin salir de su impresión.

Todos estaban en shock. Sin moverse. Sin intervenir. Solo observaban.

-¿Qué haces aquí...?-Preguntó la pelijade, cabizbaja. Pequeñas gotas se desbordaban de sus párpados mientras apretaba los dientes y cercaba el puño con el que sostenía su báculo.

Bell guardó silencio y se paró nuevamente.

Su cachete enrojecido e hinchado sobresalía. También la sangre que se derramaba de su labio partido, la cual limpió con el antebrazo.

-V-Vine porque Urano-Sama lo pidió-Respondió el conejo, sacudiendo el polvo que impregnó a su vestimenta tras la caída al suelo.

La elfo no contestaba. Permanecía cual estatua. Exceptuando por un minúsculo detalle... Sus brazos temblaban en demasía.

-No es necesaria tu presencia aquí...-Dijo.

Esto provocó que Bell abriera los ojos totalmente.

Él tragó saliva y caminó hacia adelante.

-Aléjate por favor-Pidió Riveria.

Él frenó.

-¿Hice algo que le molestara?-Cuestionó el peliblanco.

Riveria crujió los dientes, apretándolos con mayor fuerza que antes.

-No puedo creer que permití que un maldito mujeriego se acercara a mi... Basura...-Expresó, frunciendo el ceño y levantando la cabeza, mirándolo fijamente.

A Bell se le formó un nudo en la garganta.

-¡Enemigo de las mujeres!-Gritó la alta elfo, rompiendo el silencio.

-P-Pero...-Intentó justificarse el acusado, sin embargo, aquellas palabras le recordaron a Martha y sus constantes insultos hacia él debido a su relación con Airmid y Shakti.

-¡Cállate! ¡No me interesa lo que una escoria como tú tenga que decir!-Vociferó la pelijade, impidiendo que pronunciara palabra alguna.

Bell quedó pasmado.

Bell quedó pasmado

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¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora