Capítulo 38.

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-Esto debe ser una maldita broma de mal gusto-Ese fue el primer comentario que provino del pequeño grupo de investigación, específicamente del herrero de la familia Hefesto, el cual lucía claramente disgustado por lo que se hallaba enfrente suyo.

Al pie de la enorme puerta roja abierta de par en par y permitiendo la entrada a los visitantes, se encontraban tanto Bell como Lili y él antes mencionado, de nombre Welf.

Sus expresiones variaban. Como ya se describió al primero, la segunda, Liliruca, estaba conmocionada, casi sin habla. No le agradaba en lo más mínimo estar ahí.

-D-Dudo que hayan venido aquí por voluntad propia. Ha de haber una explicación-La ceja le temblaban a la hobbit, no dando crédito a la visita de sus amigas a ese pecaminoso distrito.

Un fuerte olor azotaba en sus narices. Un olor a almizcle mezclado con fragancias fuertes y dulces, como si de perfumes de flores se tratase.

Quien parecía más afectado por esas fragancias era el conejo, quien se cubrió la nariz con el antebrazo para evitar que al inhalar se produjera ardor en su nariz.

-¿Qué es este lugar? ¿Por qué viene tanta gente aquí?-Se cuestionó el albino, mirando la multitud de visitantes que entraban y salían de ahí.

No recordaba una zona en Orario que tuviera ese flujo de gente a altas horas de la noche. Ni siquiera su visita al distrito del entretenimiento hace unos ayeres se comparaba a lo de ahora.

Welf sacudía la cabeza de lado a lado mientras posaba las manos en la cintura como un jarrón, dándole la espalda a la entrada con cierto desdén y preocupación.

-Lili sabe que debemos entrar pero definitivamente no quiero hacerlo-Comentó la castaña, sujetando su barbilla y mordiendo su labio con frustración. Todos los caminos llegaban a las garras de ese lugar, por lo que las opciones eran escasas.

Vieron a Mikoto y Chigusa entrar ahí. Sus propios ojos podrían confirmar ese testimonio. Eso era suficiente motivo para ir e interrumpirlas para rescatarlas. Sea cual sea el asunto que las trajo, estar ahí sin protección y siendo mujeres era extremadamente peligroso.

-¿Por qué nos detenemos? Si no nos apresuramos las perderemos ¿Qué clase de lugar es este que les impide actuar y seguirlas?-Interrogó Bell un tanto molesto por la falta de movimiento en sus acompañantes. Se empezaba a irritar debido a la falta de respuesta y contexto por parte suya.

"¿Qué puede ser tan malo como para causarles pavor y esas caras largas?".

Se cuestionó mentalmente el albino.

Ese era el problema de sostener una vida tan rápida y enérgica en Orario. No ha tenido tiempo para sí mismo, entre las misiones, peleas y sus novias, por lo que no se ha dado la tarea de conocer la ciudad en la que vive y las zonas claves que esta posee.

El par suspiró, bajando los hombros, y rápidamente se reunieron para discutir un asunto de suma importancia.

-Me niego a ser el que incluya a Bell en esto. Si sus novias se enteran de que lo metimos aquí seremos cruelmente asesinados. Si solo Airmid daba miedo no quiero imaginarme a Riveria-Sama, Shakti o Tiona. Eso suponiendo que no haya añadido a más en el tiempo que no nos vimos-Susurró el herrero con expresión sería, totalmente en contra de embarrar en el asunto al joven mujeriego a espaldas suyas.

-¡Lili tampoco será quien lo permita! ¡He escuchado rumores de que ha añadido a las chicas que lo ayudaron en el juego de guerra!-Replicó la soporte con vehemencia.

-Pero ya lo trajimos hasta aquí. Dudo que deje el asunto así sin más. Yo no tengo problema con los riesgos de dentro. Sin embargo, no estoy seguro cómo lo maneje alguien tan inocente y puro como él. En caso de que lo agarren las amazonas y pase lo que tememos, seremos carne de cañón por traerlo ¿Has pensado que yo si tengo partes que me pueden cortar? ¡ESTOY EN MAYOR RIESGO QUE TÚ!-Gritó en silencio el pelirrojo, temiendo por aquello que lo hacía hombre.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora