Capítulo especial. En otra vida... quizás se nos permita ser felices...

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Era una tarde tranquila dentro de la ciudad de Orario. Se respiraba un aire de paz y calma que hace muchos años no se sentía en la capital y dentro del mundo.

El dragón negro de un solo ojo ya había sido derrotado hace varios años atrás, tantos que a la nueva generación de jóvenes que vinieron posterior a su muerte lo consideraban una mera leyenda, un cuento heroico y de fantasía. Pero quienes vivieron de primera mano el arribo y la batalla de aquel valeroso héroe de cabello blanco contra esa temible calamidades jamás olvidarán la alegría y emoción que les trajo la victoria del susodicho, agradeciéndole infinitamente.

Por fin se alcanzó el ansiado periodo de paz que permitía a los niños correr libremente con una enorme sonrisa en sus rostros sin miedo. Una existencia feliz en la que puedan cumplir sus sueños.

Además de los adultos, también había varios infantes que creían en la veracidad de dicho relato, jóvenes los cuales... creían en la palabra de su padre cada que les exponía su gran logro. Su padre llamado "Bell Cranel".

En un punto en la ciudad, dentro de la conocida calle dédalo, un lugar próspero y repleto de habitantes al igual que de pasadizos complicados de rememorar, dos niñas corrían alegremente hacia el enorme parque llamado "El Origen del Héroe" en honor al albino que mucho tiempo vivió ahí en sus inicios como aventurero.

Las chicas, gemelas por el increíble parecido que tenían, eran realmente hermosas. No rebasaban los doce años de edad. Un largo y brillante cabello plateado llamaba la atención de los transeúntes. Sus enormes sonrisas los llenaban de dicha y... los ojos violeta y rojo de ambas resaltaba en demasía, más que cualquier otro rasgo físico.

"Esas niñas, son igual de activas que su padre. ¿Qué clase de educación les da Dea Saint?" Se cuestionó uno de los habitantes, casi siendo empujado por el par.

-¡Espera, Meteria! ¡Vas demasiado rápido! ¡Mamá nos regañará si te caes!-Reclamó una de ellas, falta de aliento mientras su hermana aumentaba la distancia que las separaba.

-¡Mentira! ¡Solo pretendes engañarme para tomar ventaja y ganarme el lugar en los columpios! ¡Hoy no caeré en tus engaños, Alfia!-La enérgica, y repleta de salud, Meteria saltaba de lado a lado como un tierno conejo. Era como si... disfrutara de su libertad y gran condición por primera vez.

-¡Tch! ¿Cuándo te hiciste tan inteligente?-Alfia chasqueó la lengua, frustrada por el resultado desfavorable al emplear su mentira.

-Fufufu ¡Tu hermana mayor es la persona más inteligente del mundo!-Vociferó la joven, mirándola de espaldas con una risa burlona y levantando sus brazos para engrandecer su persona.

-¡Solo eres mayor por dos minutos!-Reclamó la hermana, visiblemente molesta.

-Eso dicen los niños de ahora. Cuando yo tenia tu edad...-.

-¡TENEMOS LA MISMA EDAD!-.

El intercambio entre el par aumentaba de tono. Las ganas de ganar de la menor aumentaron y aceleró el paso, ignorando lo irregular de la calle, lo que tarde o temprano podría resultar en su contra al tropezar.

Meteria vio esto y se asustó.

"¡No permitiré que me gane de nuevo!" Pensó, acelerando el paso pero no tanto como ella por la ventaja que todavía sostenía.

Cruzaban por los callejones a una enorme velocidad.

Ya no se trataba de un mero juego de niños. La cosa se puso seria.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora