Capítulo 39.

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En la mansión de la familia Cranel. Antes de lo ocurrido el capítulo anterior.

-¡Tengamos nuestra conversación sobre romance, chicas!-Airmid palmeó sus manos con emoción, esbozando una enorme sonrisa en su relajado y brillante rostro antes de arrastrar a Shakti hacia su asiento.

-Airmid, sé que estás en tu modo imprudente después de la noche que tuviste con Bell, pero tengo compromisos . Ilta me está esperando en Babel para hacer guardia-La peliazul se quejó, tratando de oponer resistencia, pero el agarre de la médico superaba con creces la fuerza que la nivel 5 le infundió a la dirección contraria.

-¡No seas amargada, Shakti! ¿Cuántas oportunidades habrá para que nos reunamos y platiquemos de amor? Bell me ha dicho que no tiendes a abrirte en estos temas con nadie más porque Ganesha se mofaría de ti e Ilta se la pasa quejándose de tu actitud de niña enamorada. ¡Aquí nadie te juzgará!-Declaró la peliplateada, revelando lo que se supone era un secreto entre la domadora y su pareja.

La ceja de la fémina se levantó y tembló, claramente irritada con su confidente.

"Mi amor, se supone que eso quedaría entre nosotros" Pensó, apretando su puño con ira.

-Mi señora, no creo que sea buena idea forzarla. Si ya tiene compromisos por cumplir, deberíamos respetarlo-María se interpuso, posando su mano sobre el agarre de la sanadora para separarlas, con sumo cuidado y respeto, claramente.

"Gracias María, siempre eres tan amable en una relación donde el carácter de todas es volátil" Agradeció mentalmente la capitana de la familia Ganesha aquella intervención. No era de extrañar que la novia en la que más confía el resto de las mismas sea ella, a pesar de su no muy sobresaliente presencia.

-Entiendo...-Airmid infló su mejilla y se cruzó de brazos, no tan de acuerdo con que su amiga se fuese, pero razonando sobre las responsabilidades que la misma tiene. No era para menos, su labor era imprescindible si se deseaba mantener el orden en Orario.

Shakti asintió, agradeciéndole su nula insistencia con ese simple gesto.

-Ya tendremos tiempo otro día, como en aquella ocasión en Melen-Posó la mano en el hombro de la chica que, ignorando su carácter fuerte de veces pasadas, sigue siendo menor que ella.

-S-Si se me permitiese hablar-Cassandra interrumpió. Su voz entrecortada y repleta de duda captó la atención de las tres féminas de pie enfrente suyo.

Las miradas se dirigieron a su persona, a la espera de lo que tendría que decir.

-A mí si me gustaría oír tu historia de amor, Shakti-Reveló, sonrojada y desviando la mirada de vez en cuando para no mantenerse fija en la cambiante expresión de la susodicha luego de oírla.

La dulzura en sus gestos le dio un subidón de azúcar a la que recibió aquel mensaje, ruborizándola y haciéndole abrir los ojos en demasía.

"Maldita sea. Soy demasiado débil a esos ojitos de perrito abandonado. A penas pude resistirme a los de Airmid y viene Cassandra a ponerlos también. Te culpo por eso, Ardee. ¡Siempre que querías que te comprara dulces después de que te gastabas tu paga de la semana aplicabas la misma estrategia!" Gritó internamente la humana, rememorando las ocasiones en la que su hermana acudía a ella por valis para después invertirlos en cientos de Jagamarukun, algo que... perfectamente haría cierta espadachín rubia de no tener una enorme deuda con la familia Gobniu.

Sus hombros cayeron, al igual que su cabeza que se inclinó hacia abajo. Dio un largo suspiro, en señal de rendición.

-Solo una hora-Susurró.

Una sonrisa se volvió a dibujar en Airmid, quien parecía irradiar luz.

-¡Genial! ¡Gracias Cassandra!-Le agradeció a la curandera, agarrando de nuevo el brazo de la domadora y obligándola a tomar asiento.

¿Es malo entrar al calabozo sin falna?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora