CAPÍTULO XXXVI: REFORMANDO

11 4 0
                                    

-Abby, despierta -me susurra al oído-. Ya ha amanecido.

Abro los ojos y me tapo la cara con las manos hasta que se acostumbran a la luz. Por un segundo me siento desconcertada por encontrarnos en el bosque hasta que los recuerdos de la noche anterior me invaden la mente. Ha sido una noche especial, diferente a las demás, ha sido una experiencia única. Ahora me siento más unida a él. Veo que estoy recostada sobre Ethan así que me levanto, pero al hacer demasiado impulso me golpeo la cabeza contra una rama. Mientras me sobo con la mano el golpe puedo ver como Ethan recoge su camiseta del suelo y se la pone. Me mira de reojo y sonríe divertido. Se acerca y con un ligero tirón de pelos me saca una hoja.

-Después de verme con estas pintas ya no me querrás más -bromeo.

Ríe sacudiendo la cabeza y se acerca para darme un beso. Recojo mi camiseta de la hierba y me la pongo refugiándome del frío. Me ayuda a levantarme sujetándome del brazo y mientras él termina de sacarme todas las hojas del pelo yo admiro el precioso amanecer en el bosque. El sol comienza a salir y tiñe el cielo de un color anaranjado hermoso. Los pajarillos salen a cantar y vuelan de un lado para otro en busca de su desayuno, igual que los roedores que corretean por los árboles. Una ventisca fría hace que me estremezca y que mis deseos de volver a mi casa con calefacción aumenten.

-Ya está -me avisa Ethan.

-Gracias.

Me ato el pelo con una goma y paso la mano por la ropa para acomodarla.

-¿Es muy obvio que hemos pasado la noche en el bosque? -pregunto.

-No tanto, ¿Por qué?

-Porque ya me espero la bronca que me va a caer por haber pasado la noche fuera sin avisar y encima contigo.

-¿Qué pasa? ¿Es porque nos hemos acostado o porque no le caigo bien a tu padre? -pregunta divertido.

-Cállate -me rio.

Se acerca hasta poder rozar sus labios con los míos y tras conseguir que deje de besarme nos encaminamos hacia casa. En el momento en que cruzo la puerta de la entrada ya oigo a mi padre gritarme.

-¡Pero cómo se te ocurre! -chilla enfurecido, apareciendo en el pasillo.

-Lo siento, me distraje...

-No, no, no, sin excusas -me interrumpe-. A mi no me cuentes historias. ¿Sabes lo preocupado que estaba? ¡Las cosas que se me habrán pasado por la cabeza! Y déjame adivinarlo, has estado con este, ¿Verdad?

-Si, papá, he estado con este -repito enfadada.

-Le aseguro que no hemos estado haciendo nada malo... -intenta explicar Ethan.

-Tu no hables -le corta-. Menos mal que llamé a Jace para preguntar y me dijo que estabas en su casa -añade.

Suspiro de alivio cuando descubro que Jace nos ha encubierto, suponiendo que estaríamos haciendo algo así. Me apresuro a subir las escaleras.

-Vuelve aquí, señorita -me replica-. Tenemos que hablar sobre esto de pasar las noches fuera sin avisar.

Antes de que pueda acabar me encierro en mi habitación. Para darle tiempo a que se tranquilice y hablar más serenos, decido ducharme. Cuando salgo del baño llamo a Edrielle y la pongo en manos libres mientras me peino.

-Hola Abby -escucho su voz.

-Hola, ¿Te viene bien si paso en un rato por tu casa? Creo que tenemos muchas cosas de las que hablar.

-Vale, pásate cuando quieras, te espero.

-Vale, hasta luego -cuelgo.

Guardo mi móvil en el bolso y me acerco al armario a buscar ropa limpia; la que llevaba antes olía a tierra. Con una apariencia presentable bajo a enfrentarme a la furia de papá pero cuando entro en el salón y veo que se está partiendo de la risa con Ethan me detengo sorprendida.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora