Me encanta el cambio de hora que hay desde el reino brujo al mundo humano. En tan solo cinco minutos humanos he vuelto a casa de Ágata. Tras aparcar el coche en el garaje de casa, entro al salón sonriente.
-¿Qué tal detención? -pregunta papá sin levantar la vista de su libro.
-Todo lo bien que se puede estar encerrada con una víbora y dos desconocidos -bromeo sentándome a su lado.
Se ríe mientras cierra el libro dejándolo en la mesa junto a sus gafas.
-Déjame calzarme los zapatos y nos vamos a la biblioteca, como dijiste esta mañana -anuncia levantándose del sofá.
Es verdad. La biblioteca. Se me había olvidado por completo. Mientras mi padre baja de su habitación, voy a la cocina y me como una manzana. La verdad es que no sé para qué quiero ir a la biblioteca. Recuerdo cómo nos pasábamos horas allí mientras mamá leía viejos libros hasta hartarse, cosa que no solía pasar pasadas gran parte del día. Me gusta imaginar que el espíritu de ella aún vaga por las viejas estanterías polvorientas de la biblioteca. Sería un buen lugar a donde ir para descansar después de tantos años complicados.
-Vámonos -dice la voz de papá haciéndome despertar de mi trance.
Caminamos por las tranquilas calles de nuestro pequeño pueblo en un silencio cómodo.
-¿Conseguiste pagar el taller a los Evans? -pregunta papá al pasar frente a su casa y observar que el flamante Rangrover negro no está aparcado en la entrada como de costumbre.
-Si -le respondo- El coche aún está en el taller. Muy amable de parte del señor Evans haber acudido al taller más caro de todo San Francisco -ironizo.
-Siempre ha sido un hombre muy terco.
Tras unos minutos de silencio, decido preguntarle algo:
-¿Cómo os conocisteis mamá y tú?
Por un momento me mira asombrado, hasta que decide hablar:
-Cada año todos los reyes de los reinos se reúnen para asegurarse de que todo va en orden y saber si han sufrido algún tipo de ataque de parte de Tekeo. El lugar de reunión se suele cambiar cada año para tener regulados a todos los reinos y ese año tocaba en el reino lobuno. En aquel entonces yo no era más que un chico del montón que trabajaba como guardia en el palacio. Me solicitaron para que hiciera guardia en la sala de la reunión en la que se realizó. Ese año todos los reinos estaban con el tema del extraño suceso de tu madre con su exmarido, así que tras el acontecimiento en el baile, como nadie la sacaba a parte de Jackson, la invité a un baile. Nos lo pasamos tan bien que las próximas horas me las dedicó a mi. Recuerdo lo nervioso que estaba por hablar con una bruja suprema. Después de esa noche Stella empezó a visitar el palacio lobuno sin razón aparente con mucha frecuencia y en todas las visitas pedía un paseo por el jardín con un mismo guardia: yo -explica con una sonrisa traviesa en la cara.- No es una historia muy emocionante, pero es nuestra historia. O al menos lo era -concluye con la voz apagada y los ojos vidriosos.
-Es una historia preciosa -le digo cogiéndole de la mano-. Gracias por contármela.
-¿Para qué quieres saberla? -me pregunta con curiosidad.
-No lo sé, a veces me parece que vuestra vida empezó cuando yo nací, que no hay ni rastro de los dos antes de mi.
-Siempre fue con el propósito de mantenerte alejada de cualquier cosa relacionada con Tekeo -se defiende acariciando mi mano.
-Tranquilo, lo comprendo.
Sin más tema de conversación, llegamos a la biblioteca más vieja que debe de haber. Empujo la pesada puerta de madera y el aroma a viejos libros me rodea creando un ambiente bastante acogedor. Me paseo por las altas e interminables estanterías arrastrando la mano sobre ellas para sentir el cómodo tacto del polvo sobre los libros. Divago hasta la sección de libros de fantasía, la favorita de mamá. Creo que la razón de que le gustara tanto esta sección es porque sabía que en un lugar no muy lejano todo eso era real. Que la fantasía era real. Al pasar la mano por una estanteria y tocar la carátula de los libros, una de color marrón y de aspecto viejo se sobresale, como si quisiera perseguirme. Curiosa, la cojo y la abro por una página al azar. Me sobresalto al encontrar un sobre de color amarillo mostaza, y percibo un olor a limones. Esto no puede estar pasando. Rasgo el delicado papel y la leo:
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Reina Bruja
FantasíaAbby, una adolescente común de 17 años, descubre que su madre era un bruja suprema, la reina de las brujas, y eso convierte a Abby en la futura reina bruja. Tiene solo tres meses para prepararse y adentrarse en el mundo brujo hasta su coronación, pe...