Hacia adelante, hacia atrás. Hacia adelante, hacia atrás. La piedrecita turquesa de la pulsera que me regaló Ethan se mueve de un lado a otro mientras corro en Educación Física.
-¡Mira al frente! -me grita el entrenador.
Resoplo y levanto la cabeza obedeciéndole. La pista ya casi está vacía, solo veo a una chica a la que le faltan un par de metros para acabar y al entrenador frente a la salida con un silbato alrededor del cuello y un cronómetro en mano. Termino el recorrido con la respiración agitada y la camiseta sudada, y me dirijo a los vestuarios. Mientras me mojo con agua fría la cara sudada, me miro en el espejo y me doy cuenta de que parezco una zombie. Las ojeras profundas de color morado oscuro ocupan toda la parte superior de mis mejillas, dándole un peor aspecto a mis ojos con los párpados caidos. Me esfuerzo en esbozar una sonrisa pero ni un músculo se mueve. Empujo hacia arriba los pómulos con los dedos y aún así nada. Romper con Ethan me está matando.
-No creí que los trolls pudieran ser aún más feos -se burla Daisy a mis espaldas.
Daisy. La típica niña odiosa e insoportable de todo instituto.
-Y yo creo que tu nunca podrás decir nada a parte de mierda -contraataco poniendo los ojos de blanco.
Las chicas de atrás se ríen de ella.
-Acabas de meterte con la que no debías, Purple -me dice acercándose a mí con pasos amenazantes.
-Oh... Que miedo -exclamo con ironía cruzándome de brazos.
-¿Qué pasa? ¿Tus ridículos amigos se han dado cuenta de lo loca que estás? -me provoca levantando una de sus cejas perfectas.
Que curioso que diga eso cuando está secretamente enamorada de Jace.
-Te recomiendo que cierres esa bocaza antes de que lo haga yo -le advierto empezando a enfadarme.
-¿Qué vas a hacerme? ¿Pegarme tu loquez? ¿Golpearme? ¡Por favor! Si con ese cuerpecito tan enano no puedes ni dar un puñetazo -se ríe con maldad.
Ya está. Ha despertado mi yo agresivo.
Me abalanzo sobre ella tirándonos a las dos a las baldosas frías del vestuario de las chicas. Suelta un chillido y me araña la cara con sus uñas de gel rojas. Agarro con mis puños su pelo y se lo tiro de las raíces.
-¡Vuelve a decir algo de mí y te juro que te dejo en el hospital! -le amenazo gritando.
-¡Suéltame! -chilla arañándome el brazo.
Vuelvo a tirarle del pelo pero antes de que pueda hacer algo más, unas manos me tiran desde la cintura hacia atrás.
-¡¿Pero qué diablos haces?! -exclama la voz de Edward empujándome a la salida.
-¡Estás loca! ¡Se lo voy a contar al director! -la oigo gritar a la muy desgraciada.
-No me detengas, voy a hacer que acabe en el hospital -rugo con los dientes apretados dando un paso hacia los vestuarios-. Esa víbora me pone de mal humor.
-Tranquilízate -me detiene agarrándome del brazo-. ¿Qué ha pasado?
-Lo de siempre, ella y su bocaza -refunfuño.
-¿Y? Es Daisy, ya sabes cómo se comporta.
-No lo sé... Me ha hecho salir de mis casillas.
Ladea la cabeza confundido.
-¿Y tú qué hacías fuera? -pregunto.
-¿Podemos hablar? -me pide cruzando los brazos por encima del pecho.
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Reina Bruja
FantasyAbby, una adolescente común de 17 años, descubre que su madre era un bruja suprema, la reina de las brujas, y eso convierte a Abby en la futura reina bruja. Tiene solo tres meses para prepararse y adentrarse en el mundo brujo hasta su coronación, pe...