CAPÍTULO XXIX: SALA DE DETENCIÓN

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Al amanecer mis ojos están hinchados por la llorera que tuve anoche, los arañazos de color blanco que tenía en la mejilla y los brazos se han convertido en rojos resaltando sobre mi pálida piel. Me visto con mangas completas para no dejarle la satisfacción a Daisy de ver las marcas y bajó a la cocina. Papá me informa de que seguramente estará por casa todo el día y propone que hagamos algo juntos por la tarde. La idea me parece una buena excusa para distraerme un poco así que propongo ir a la biblioteca a la que solíamos ir con mamá. No sé porqué pero me apetece mucho. Saco la bicicleta del garaje y pedaleo hasta el Instituto, consulto la hora en el móvil y veo que son las 9:55. Me toca aguantar hasta las doce. Coloco la bicicleta contra una tubería y camino hasta la sala de detención. Al entrar le entregó un móvil falso que no funciona al profesor Avery y me siento en la penúltima fila. Debes de ser nuevo o estúpido como para darle tu móvil verdadero al profesor. Avery tiene reputación de vago, así que al poco rato nos dejará solos e irá a ver un partido de fútbol en el ordenador del aula de informática. Como ya lo he dicho a las 10:15 se levanta de la silla, nos lanza una mirada de advertencia y sale del aula. Saco mi móvil y mis audífonos y empiezo a escuchar música para matar el tiempo. Inspecciono la sala con la mirada y veo a Álex el típico chico malo de todo instituto al que seguramente le han pillado en una pelea sentado en una esquina con su móvil , Samanta, una chica con la que nunca he hablado y que a simple vista parece normal mordiéndose las uñas, y, Daisy con su impecable vestido verde con puntos, a pesar de que estemos a casi 3 grados bajo cero, observando su móvil también. Escucho la sonora carcajada de Alex por la última fila.

-¿Cómo es posible que la perfecta Daisy esté detención?- ríe. Ella gira la cabeza hacia atrás bruscamente como un muñeco endemoniado y lo fulmina con la mirada. -La loca me atacó- dice señalándome con la mano

-¡No estoy loca!- protesto levantando los brazos

-Todos dicen que sí- interviene Samanta con un dedo en la boca.

-¿Qué he hecho yo?

-No lo sé pero te han asignado la etiqueta de loca- dice sin levantar la vista de sus uñas ni una sola vez.

-¿Quién me ha puesto la etiqueta?- pregunto

- Kathia

Como no la amiga de Daisy. Alex vuelve a reírse.

-Increíble -murmuro indignada volviendo a ponerme los auriculares ¿Cómo pueden decir eso de mí? No estoy loca. Cierro los ojos y no sé cuándo me quedo dormida.

-¡Despierta loca! -me chilla una voz a la oreja. Siento un empujón y después mi mejilla arder. Abro los ojos de golpe y me encuentro tirada en el suelo con Daisy riéndose mientras sale del aula. Miro el reloj y veo que ya son las doce. Despegó adolorida la mejilla de las baldosas y me siento en el suelo aún un poco desubicada. Maldita Daisy que me ha tirado al suelo. No sé cuándo me quedé dormida

-Arriba amiga -me llama la voz suave de Edrielle.

Giro la cabeza sorprendida, ahora totalmente despierta, y me encuentro con los oscuros ojos azules de la bruja. Alex le guiña el ojo a mi amiga y le suelta un piropo. Ella le llama sinvergüenza y se acerca a mi. Sorprendida mientras me levanto.

-¿Qué haces aquí? -le pregunto.

-Esperarte, vamos a ir al reino brujo -me informa entusiasmada.

-¿Para qué? -cuestiono mientras nos dirigimos a la salida.

-Solo faltan doce días para tu coronación y hay muchas cosas que preparar -anuncia.

Resoplo de agotamiento.

Reina BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora